“Profesora, ¿puedo ir al baño?”, pregunta un niño a su maestra y después del permiso trepa raudamente a una mesa, salta de ella hacia una silla y luego pisa suelo firme para dirigirse a la puerta y acudir corriendo al baño.
Es que su asiento se encuentra en la última fila de un conjunto de mesas y pupitres que fueron introducidos como se pudo en una pequeña aula de la Escuela Cuba, de la zona de Miraflores. Junto al niño se encuentran otros compañeros y compañeras que deben hacer las mismas peripecias, pues no hay espacio para que circulen.
Unos segundos después de este reporte, la red Unitel muestra otras imágenes en las que se ve a dos niñas alzando con dificultad dos envases amarillos de cinco litros, de los de aceite Fino, en los que se ven obligadas a trasladar agua para los inodoros que no tienen agua corriente y que, según ellas mismas cuentan, atienden por igual a varones y mujeres.
No hay pupitres
Luego, la pantalla nos traslada al octavo de primaria del colegio Hugo Dávila.
Según la Ley Avelino Siñani - Elizardo Pérez, este curso en realidad debe llamarse segundo de secundaria, pero eso no les importa a los alumnos, apretados de a cuatro en bancos que sólo pueden cobijar a dos.
“No podemos escribir”, dice una jovencita, y sus ojos revelan la incomodidad de quien está obligado a pasar la mitad de su jornada en una posición poco agradable.
La situación es más dramática todavía en la escuela Luis Adolfo Siles, donde, según el reporte televisivo, existen 50 alumnos por curso.
Allí, cinco o seis alumnos comparten una pequeña mesa, en la que apenas podrían caber unos cuatro niños pequeños.
Los niños y niñas todavía se consideran afortunados porque lograron sentarse en una mesa, que siempre es mejor que escribir sobre las rodillas, como varios de sus compañeros.
Las imágenes muestran la dolorida espalda de uno de los pequeños que tuvo esa mala suerte y al que no le queda más remedio que escribir haciendo equilibrios, con los talones alzados sobre las puntas de los pies.
Él mira a la cámara y sólo atina a sonreír, mientras continúa haciendo el esfuerzo por escribir.
Amor de madre
En esta aula, la maestra tuvo que ceder su mesa a algunos de los alumnos.
“Ni modo, tengo que trabajar parada, no queda otra”, dice la maestra. Hay momentos en que el dicho de que “la maestra es nuestra segunda madre” se hace carne y hueso, pues sólo una madre podría preferir pasar seis horas de pie, en tacones y sin ninguna posibilidad de sentarse a descansar para otorgar comodidad a un niño.
El reportaje de la red Unitel mostró sólo unas cuantas escuelas, la mayoría de ellas ubicadas en el centro y del turno de la mañana, cuando “el tiempo pasa rápido”.
La Alcaldía asegura que esta es, precisamente, la razón del hacinamiento, pues los padres insisten en que sus hijos estudien en la mañana, y además en el centro, aunque para ello tengan que sufrir todas las penurias mostradas en el reportaje.
Las propuestas de solución
# Migración La Alcaldía piensa diseñar un programa para lograr la migración de alumnos del turno de la mañana al turno de la tarde, cuando no hay problemas de hacinamiento.
# Obras Otra de las políticas municipales será la construcción de nuevos establecimientos en las laderas y en los distritos municipales para disminuir la demanda sobre los establecimientos del centro de la ciudad.
# Mobiliario El municipio también promete analizar los requerimientos y cuantificar el déficit de pupitres que existe en la ciudad.
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