Una pequeña rubia, de piel blanquecina, juega en un campo pleno de flores. En el gráfico no hay cerros del altiplano ni el verdor de la amazonia. El dibujo no refleja contextos que se vinculen o den referencia de la diversidad de Bolivia.
Ésa es una de las imágenes recurrentes que grafícan el texto para nivel inicial de Editorial Santillana, uno de los libros implantados por la Reforma Educativa, la Ley 1565, en 1994. Pese a ser los textos promovidos por la reforma a nivel nacional, carecen de rostros del país y tienen gráficos de realidades fuera del contexto boliviano.
El Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae), la Dirección de Educación del Gobierno Municipal de La Paz y la Confederación de Maestros Urbanos de Bolivia coinciden en esa crítica a los textos de Santillana.
Las observaciones concurrentes de los representantes de esas entidades del ámbito educativo detallan tres aspectos: el uso de obras de autores extranjeros, lenguaje e incluso modismos foráneos e ilustraciones con imágenes ajenas a contextos del país.
El 6 de junio, Día del Maestro, el presidente Evo Morales lanzó el Decreto 158, que incentiva la producción intelectual del magisterio con becas para estudios superiores y la publicación de la obra pedagógica, que podrá perfilarse como texto oficial.
En esa ocasión, el Mandatario calificó a los textos de la imprenta española como instrumentos “colonizadores” que serán erradicados por la nueva producción de los maestros.
Luego, el viceministro de Educación Escolarizada, Germán Jiménez, aclaró que el conocimiento universal impreso en esos libros será rescatado en las futuras publicaciones, las que, sin embargo, deberán enmarcarse en el proyecto de ley educativa Avelino Siñani.
Descolonizar la mente
Respecto del uso de autores foráneos, el Cebiae dice que el texto oficial para nivel inicial —infantes que cursan kínder— contiene cuatro escritos de autores chilenos, dos de españoles, una leyenda charrúa —de Uruguay— y otra inca peruana. Ni un escrito de autor boliviano. “No se trata de chauvinismo o nacionalismo a ultranza, pero llama la atención el desequilibrio, ya que no representa nada boliviano”, observa el técnico del Cebiae, Arturo Choque.
La directora de esa entidad, Marisabel Paz Céspedes, explica que esa circunstancia devela sobrevaloración a lo foráneo, lo que rezaga lo boliviano.
Coincide el secretario ejecutivo de la Confederación, Jorge Baldivieso, quien atribuye esa falla al hecho de que los libros fueron diseñados por profesionales desvinculados a la realidad pedagógica nacional.
La producción de un libro escolar, explica Paz, suele reunir un panel de expertos que forman un equipo interdisciplinario y construyen desde la “abstracción profesional”, sin necesariamente considerar las demandas socioculturales. Choque concluye: “Si algo le faltó a la Reforma, fue sociedad civil, los expertos hicieron los contenidos y a la gente le dejaron funciones como el control al desempeño de los maestros”.
El director de Educación de la Alcaldía paceña, Juan Carlos Parra, observa que si bien esa creación estuvo en manos de profesionales, el resultado es que utiliza términos que no se usan en el medio al que son dirigidos o simplemente son desconocidos por los usuarios.
Paz advierte que no enseñar con base en lenguaje ni contexto propios de la región, dificulta el aprendizaje del alumno. “Hay textos con abstracción tal, que cuesta imaginar una palabra o escenario, porque no se relacionan con la realidad del niño”.
Respecto de las ilustraciones, las observaciones son contundentes: “No vi ninguna imagen que pueda representarnos —dice Choque—, los gráficos son de estilo europeo. No es que sea definitivamente negativo que sólo se muestren niños rubios, o blancos, sino que es poco diverso para la formación de una persona”.
La directora del Cebiae explica que, a diferencia de los textos con contenidos foráneos, un material contextualizado en una región permite relacionar al pupilo con el mundo, pero a partir de su situación y diversidad.
El ejecutivo del magisterio añade que la relación con el conocimiento universal se recibe sin reflexión si primero no se conoce la propia realidad.
Paz también observa el tratamiento del tema de género, porque los gráficos muestran niñas jugando con muñecas o en labores de casa: “Las diferencias de género se perciben, porque esos elementos refuerzan la idea de los roles tradicionales para las mujeres y los varones”.
La explicación
El módulo para inicial consta de dos materiales; el primero, de unas 150 páginas a todo color, que contiene el temario, y el segundo, el cuaderno de motricidad fina, con no más de 70 páginas, la mayoría en blanco y negro. Cuestan 80 bolivianos, precio prohibitivo para escuelas públicas, a decir de los entrevistados.
El libro de aula, explica Choque, es producido para Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay, porque se asume que costaría mucho producir uno para cada país. Ésa es la razón por la que no recurren a elementos específicamente bolivianos. Analiza que se busca el equilibrio con el segundo material, que es en el que los infantes dibujan o practican la caligrafía.
En él se hallan referencias bolivianas, como la vestimenta —hay gráficas de ponchos, polleras, tipoys para colorear—, o la diversidad intercultural del país, en fotos.
Wiñay, libro que enseña en la lengua materna
Un texto escolar en quechua que surgió de la iniciativa de un maestro del norte de Potosí recoge juegos, cantos, frases y términos de los estudiantes, así como la opinión de los padres de familia. No se diseñó con un equipo multidisciplinario de expertos, pero lo hizo el docente que está en contacto con los estudiantes y conoce sus necesidades.
Wiñay es una propuesta de Digno Cayo Calcina, director distrital del municipio potosino de San Pedro de Buenavista, que en 2006 advirtió que el aprendizaje en lengua materna era más efectivo, ya que el alumno se comunica más fácilmente en su idioma, lo que desarrolla la lectoescritura y el razonamiento lógico. El docente presentó la propuesta a miembros del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae), que daban capacitación en la región, y desde 2007 impulsa la publicación del texto de primero a tercero de primaria.
El técnico del Cebiae, Arturo Choque, resalta que la creación del documento recurre a la lógica inversa a la de sus similares oficiales, porque el contenido emana de la comunidad: “No nace de una cúpula de expertos, sino de la realidad de la gente, de sus percepciones, su cosmovisión y su carga cultural”. La directora de la entidad, Marisabel Paz, destaca que a partir de este año, San Pedro de Buena Vista y Acasio asumieron la impresión del libro: “Eso refleja su validez para la enseñanza y el aprendizaje en la región”.
El texto no tiene efecto si el docente carece de iniciativas y de una formación actualizada
“La formación normalista es patéticamente mala”, opina el docente universitario y analista en temas educativos Guillermo Mariaca. Y es rotundo cuando afirma que los textos son una herramienta, son el medio para promover aprendizaje, pero si el maestro no fue formado para romper engranajes de la educación obsoleta que hace que el estudiante repita y memorice datos, más no discierna, no tiene posibilidad de usar adecuadamente ésa u otras herramientas actualizadas.
La directora del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae), Marisabel Paz, coincide en que hay limitaciones en el proceso de formación permanente de los maestros y lamenta que no haya una política al respecto. Expresa: “La mejora de calidad de la educación va acompañada de múltiples actores”, y el docente es protagonista en el proceso, no importa el texto tanto como la metodología, didáctica y los enfoques teóricos.
Argumentos sobre un texto que no enriquece
Los libros de la Editorial Santillana obedecen a la Reforma Educativa, lanzada en 1994, recuerda el técnico de Cebiae, Arturo Choque. Mariaca destaca que lo importante es considerar lo que hay (los libros Santillana) en comparación con lo que hubo: “Son muchísimo mejores que los que se tenía hasta entonces, de la década del 60 y 70, no sólo porque son consistentes con una malla curricular, sino porque fueron elaborados por equipos de académicos con experiencia en el ámbito educativo, capaces de crearlos —justamente— en equipo. Eso no implica que no tengan debilidades, o contenido criticable, pero significa que no hay nada mejor”.
El libro no hará el trabajo de enseñanza que debe realizar el maestro, así sea oficial. Por ello, Choque hace hincapié en el compromiso y vocación del “profe” para resolver los vacíos o las falencias. La Directora del Cebiae dice que el peor error es cumplir al pie de la letra lo publicado: “El aprendizaje se enriquece cuando el docente conoce literatura, utiliza autores nacionales o programa actividades que no están indicadas”, es decir, métodos que no son formales, pero sí son válidos.
“En Bolivia tenemos estudiantes, no ciudadanos”, manifiesta Mariaca, quien aunque opina que los textos Santillana buscaron desarrollar potencialidades, no lograron formar ciudadanos. “Un estudiante conoce y aprende algo, mientras que un ciudadano aprende y conoce sus derechos y los ejerce. Sin ambas tareas —enseñar y ejercer—, es un sistema educativo dirigido y alienante”.
Textos
Santillana llega en 1994, cuando se lanza la Reforma Educativa con la Ley 1565.
Cada texto tiene una vida útil de tres años, ya que en ese periodo son reactualizados.
En 2007 se publica el libro en quechua Wiñay, para primero de primaria, en Potosí.
Cuaderno Inti sale en 1989 y enseña en base al contexto de niños que viven en El Alto.
En el texto de kínder se leen a autores chilenos, españoles y uruguayos, pero a ningún boliviano.