El jefe de Acreditación y Control de Centros del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges), César Hidalgo, informó que esta semana se prevé el cierre de cinco centros infantiles.
“En esta semana tenemos programado el cierre de cinco centros infantiles porque no han cumplido con las normas a pesar de que nosotros les hemos dado tres notificaciones, con el plazo de seis, 10 y 20 días, incluso hasta dos semanas más para que presenten la documentación respectiva para su legal funcionamiento”, señaló la autoridad, según medios estatales.
Hidalgo dijo que esos centros no presentaron la documentación correspondiente argumentando que se trata de un “negocio” que no da dinero. Asimismo, aclaró que estos centros están ubicados en la sede de Gobierno, específicamente en las zonas de Miraflores y Sopocachi.
Por otra parte, anunció que se realizarán inspecciones a siete centros geriátricos de la zona de Irpavi y Achumani, para constatar si realmente se maltratan físicamente a los adultos mayores, tal como establecen denuncias recibidas.
Así también señaló que se inspeccionará la zona de Bella Vista y Bolognia para evidenciar si existen en esos lugares centros clandestinos.
REINGENIERÍA
Por otra parte, la directora del Servicio Departamental de Gestión Social de La Paz, María Palacios, informó que tras 17 años de existencia de esa institución, el próximo reto es ejecutar la reingeniería de toda la estructura organizacional para brindar un mejor servicio a los beneficiarios.
“Uno de los retos del Sedeges es hacer la reingeniería, hay que transformar el Sedeges en su orientación, porque hasta ahora tiene orientación netamente asistencial, es decir, que se brinda comida, vivienda, ropa, educación; sin embargo, no estamos haciendo el trabajo que verdaderamente se tiene que hacer con los niños y adolescentes a nuestro cargo que es de reinsertarlos en las mejores condiciones a la sociedad”, indicó la autoridad a la Agencia Boliviana de Información (ABI).
Palacios, agregó que para cumplir con ese reto el problema son los recursos económicos, que son muy pocos.
“Si queremos hacer cambios tenemos que cambiar la infraestructura antigua con las que contamos, que datan de más de 100 años, y el modelo de trabajo, es decir, brindar a los niños un mejor relacionamiento emocional, con el que lamentablemente no cuentan”, señaló.
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