Estudiantes van a burdeles en cercanías de sus colegios

"Vamos a donde las ‘locas’, la vas a pasar bien. Yo invito. Además aceptan (el pago) con mochilas y celulares”, propone un estudiante a su compañero ese 11 de febrero al final de la tarde en plena calle Ingavi.

Éstos son algunos de los menores de edad que acuden a casas de lenocinios, bares y discotecas ubicados en cercanías de sus unidades educativas y en pleno centro de la urbe paceña.
Página Siete hizo un recorrido por seis colegios del casco viejo y constató que en sus alrededores hay aproximadamente 13 locales donde expenden bebidas alcohólicas y al menos cinco funcionan también como burdeles desde las 19:30.
Los profesores se percatan de que algunos jóvenes asisten a estos locales debido a que pierden sus pertenencias y no asisten a clases los viernes.
"Nos enteramos por las vendedoras o porteros que están en estos sitios”, afirma el director del colegio nocturno Venezuela A, Eduardo Saravia.
El director del colegio nocturno Ayacucho C, Miguel Ángel López, asegura que cuando se disponen horas libres para los estudiantes, algunos de ellos acuden a burdeles y "pierden sus mochilas, libros, billeteras y cédulas de identidad.
Los alumnos de la unidad educativa Elisa de Ballivián, en la calle Catacora, salen de clases a las 19:40. Los últimos lo hacen a las 20:00 y muchos deben atravesar por los locales VIP, Night Club, La Encantadora, Now Maipo Cabaret Karaoke y el alojamiento Trébol Negro, a pocos metros de su colegio. Los viernes son los días más peligrosos, ya que las casas de lenocinio encienden sus luces llamativas desde las 19:30.
El casco urbano central era una zona residencial. Hoy en día hay personas que reparten panfletos con mujeres desnudas. "Los prostíbulos, bares y discotecas se han proliferado como plaga”, aseveró un profesor del colegio Elisa de Ballivián, quien prefirió mantener el anonimato.
Según este maestro, el alumnado nocturno ha disminuido debido a que los padres no quieren que sus hijos corran riesgos al volver a sus domicilios. "Las autoridades dicen que no hay estudiantes y deben cerrar la unidad; sin embargo, no se dan cuenta de las verdades razones y por qué no hay estudiantes”, comentó.

Los docentes afirman que otra de las consecuencias del funcionamiento de estos locales es el aumento de menores embarazadas.
En 2012, en el colegio Ayacucho había cinco adolescentes en estado de gestación y el anterior año, 14. El director de la unidad educativa Venezuela Las Américas del turno noche, Juan Lucio Rivera, contó que cuando dirigía el liceo La Paz, en 2013, en aquella unidad había 20 alumnas embarazadas.
La deserción escolar es otro de los problemas que causa el consumo de bebidas alcohólicas. En el colegio nocturno Venezuela se han inscrito 120 alumnos, pero hoy sólo asisten alrededor de 80.
La delincuencia
Los robos ejecutados por pandillas es otro riesgo al que también se exponen los estudiantes al retornar a sus casas. Los más vulnerables son aquellos que viven en las zonas periféricas.
Según el asistente de secundaria del colegio Elisa de Ballivián, José Maldonado, en 2013 se registraron más de 30 robos de mochilas a los menores por antisociales que rondan una cancha de fútbol de la zona Norte, ubicada a dos cuadras del centro educativo.
Ante esta inseguridad, los padres de familia se organizaron y pidieron a la Policía de Auxilio al Ciudadano (PAC) que vigile las inmediaciones del colegio. "Acudieron en junio durante un mes y ya se olvidaron de nosotros”, denuncia Maldonado.
Una de las vecinas de la zona, Rosario Ortiz, aseguró que pese a que las instalaciones de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) están a pocos pasos, los asaltos ocurren desde las 18:00.
"Da miedo caminar por las noches. es terrible, lleno de hombres que consumen bebidas alcohólicas, a mí me da miedo por las jovencitas que vuelven a su casa con sus falditas”, dijo. Ante este problema, los vecinos, padres y autoridades "hacen la vista gorda”, afirma.

Todos los directores, quienes coinciden en que cada vez hay más alumnos sorprendidos en estado de ebriedad, piden la clausura de los burdeles y que se fomente la ciencia y el deporte.

Punto de vista
AMPARO CARVAJAL Derechos Humanos La Paz
Es muy peligroso y les puede pasar cualquier cosa
"Tener estas casas de prostitución cerca de centros educativos es una situación muy peligrosa para los niños y jóvenes cuando deben volver a sus casas.
Yo como maestra me doy cuenta de que hay preguntas de los estudiantes que se pueden contestar, pero su curiosidad por saber un poco más es más fuerte y pueden caer en tentaciones peligrosas. Es por eso que los jóvenes deben tener mucho cuidado. Son lugares a los que se entra y no se sabe lo que les puede pasar. Los padres, vecinos y autoridades debemos protegerlos.
Pero también hay que ver los otros lugares. Hay que analizar estos espacios (casas de lenocinios), saber por qué están ahí, a qué hora o qué días abren y quiénes asisten.
Se debería incentivar la educación y el deporte y no estos lugares donde la gente va a tomar y arruinar su salud.
Da mucha pena que existan estos lugares en sitios tan cercanos a las unidades educativas. Como Asamblea sentimos que la educación se está trabajando, por lo que aún hay esperanza. Existe una ordenanza municipal que prohíbe el funcionamiento de bares y cantinas cerca de colegios, por lo tanto, las autoridades deben hacer cumplir esta norma”.
La prohibición

Norma La Ordenanza Municipal 132/2011 prohíbe el funcionamiento de bares y cantinas que expenden bebidas alcohólicas en cercanías de los establecimientos educativos.
Clandestinos Muchos de los prostíbulos no tienen nombre, se los identifica mediante números. Quienes asisten y frecuentan estos lugares saben la cifra y su ubicación.
Profesoras Según el director del colegio Ayacucho Nocturno, Miguel Ángel López, las profesoras socapan al joven cuando se encuentra con algún estupefaciente. "Estamos por llamar a la Policía y ellas nos dicen: ‘No, pobres chicos, ¿acaso no tienen hijos?’”, cuenta.