l medidor se validará en cinco unidades educativas hasta la mitad de año.
La organización Escuela de Padres elaboró un “violenciómetro”, con parámetros que miden el tipo de agresión que se registra en las escuelas y colegios, entre compañeros, para obtener mayores luces sobre este problema.
Según una encuesta de la misma institución, el 6 por ciento de los estudiantes manifestó que es “constantemente hostigado y agredido” por sus pares. Las causas pueden hallarse en las familias de agredidos y agresores.
Un seguimiento a la violencia. El director de Escuela de Padres, Gustavo Mejía, explicó que la idea del violenciómetro es marcar los índices de esta problemática y ver, con el paso del tiempo, si existen mejoras.
Este medidor describe desde la violencia moderada, como las mentiras o el colocado de sobrenombres, hasta las más graves, que llegan hasta tortura, violación e incluso la muerte.
Como ejemplo, señala que “en la casa, en el hogar, posiblemente seguimos utilizando la violencia física como una forma de educar. Pero se redujo el grado de intensidad, ya que antes se usaba cinturón y ahora la regla, y tal vez mañana no se utilice ninguna”.
Señala que con el violenciómetro se sistematizarán datos y se aglutinarán estadísticas, a fin de analizar y encarar mejor la problemática social.
“Entre mayo y junio, vamos a entrar en cinco unidades educativas para validar la herramienta y, posiblemente en las épocas de vacación, corregir algunos puntos que no hayamos observado, para que esté lista para su aplicación en el segundo semestre. Si todo está bien, vamos a promoverla en todos los establecimientos educativos del país”, dijo Mejía.
UN problema que parte de la familia. El sondeo de opinión realizado por Escuela de Padres, a los miembros de unas 3.000 familias de todo el país, entre 2010 y 2011, señala que el 28 por ciento de los estudiantes afirma haber sido víctima de violencia “alguna vez” en sus unidades educativas.
Mejía explica que este problema parte de las familias y la forma de vida de nuestra sociedad. “La violencia fue marcada como una forma de comunicación y expresión y se la ve a diario”, incluso en los conflictos sociales del país, en los que la gente expresa su disconformidad agrediendo a personas ajenas al problema.
“Esas manifestaciones que vemos en las calles son las que también hemos sembrado en nuestras familias, lo que implica que cuando está dentro de la unidad educativa, lo que hace el niño, niña o adolescente es manifestar la molestia que tiene muchas veces dentro del hogar y, asimismo, se genera dentro de la unidad educativa un mecanismo de defensa: si me agreden, entonces yo respondo”, señaló.
Este problema arrastra hoy otro aún poco visibilizado, afirma, y es el suicidio de los adolescentes.
La violencia puede tener diversos efectos, algunos inmediatos y otros posteriormente, así como también puede trascender la vida cotidiana de la persona, a través de la “naturalización de la violencia”.
8 de cada 10 niños manifestaron que sus compañeros les colocaron un sobrenombre. De ellos, tres afirman que los motes les incomodan.
2,5 POR CIENTO de los menores consultados dicen que no pueden estudiar o hacer sus tareas porque son burros, tontos o sonsos.
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