22.5.17
Malas calificaciones, ¿qué hacer?
En general es importante que los chicos se sientan motivados y para ello el especialista sugiere tratar de imponer retos que ellos pueden alcanzar y desarrollar lo más temprano posible la independencia personal, fortalecer, y equilibrar el carácter y por sobre todo evitar el abandono, la agresividad la delegación de roles y la sobreprotección.
El rendimiento escolar es una de preocupaciones más comunes en las familias, más aún cuando un hijo está presentando bajo rendimiento y ante este hecho surgen muchos interrogantes y pocas respuestas, pero lo cierto es que muchos papás no saben cómo enfrentar este problema. Por lo general lo primero que viene a la mente es que los propios papás suelen pensar que tienen la culpa de alguna forma o qué quizá su hijo tiene algún problema de aprendizaje o de relacionamiento en el colegio, etc. Bien podría deberse a uno de los factores mencionados, pero lo fundamental y el primer paso cuando hay malas calificaciones es conocer las causas verdaderas.
Los papás deben estar consciente que también el bajo rendimiento puede deberse a un simple hecho: la flojera, un mal habito que tiene que ver con un modelo familiar extremadamente permisivo y poco claro respecto de normas y reglas, sin embargo se pueden lograr cambios positivos, claro que a más edad es más difícil cambiar estos malos hábitos, pero no es imposible.
Causas
El psicólogo Germán Burgoa Costas del consultorio de Estimulación Temprana y Terapia Familiar CETAF conversó con M sobre este tema. El especialista explica que las causas del bajo rendimiento escolar están clasificadas en: biológicas, psicológicas y sociales o educativas.
Biológicas: Burgoa dice que entre las causas biológicas se puede tomar en cuenta las dificultades generales de aprendizaje escolar, las mismas que están determinadas por un bajo rendimiento académico en todas y cada una de las materias propuestas para cada ciclo y nivel.
“Estas dificultades están siempre o casi siempre ligadas a alguna dificultad intelectual, ya sea que está provocada por factores ligados a un mal funcionamiento neurológico por causas que se pueden determinar en periodos pre natales, peri natales y post natales en los cuales el niño ha sufrido alguna alteración”, explica el especialista.
De la misma manera, los niños que sufren algún tipo de afección específica como Síndrome Down, lesión cerebral (IMOC) Insuficiencia Motora de Origen Cerebral, autismo u otras, también presentan dificultades generales de aprendizaje.
“También se considera los trastornos por Déficit Atencional con o sin Hiperactividad TDA-H, como factores que pueden dar origen a un bajo rendimiento y que son de origen neurológico en su mayoría”, dice el especialista.
Estos trastornos precisan de una intervención transdisciplinaria con terapias relacionadas generalmente con psicología, fonoaudiología, neuropediatría, psicopedagogía y estimulación temprana
Psicológicas. Entre las causas psicológicas se consideran los trastornos de conducta por ausencia de límites y que presentan problemas en su adaptación al ambiente escolar pudiendo manifestar conductas de rebeldía, enfrentamiento, agresividad, retraimiento y timidez, negatividad, desorganización, irresponsabilidad, berrinche, estados de ansiedad etc.
“Estas conductas están determinadas en su mayoría por el ambiente familiar en el cual la personas se desenvuelve, generalmente se trata de familias donde hay abandono, sobreprotección, exceso de mimo, delegación de roles a terceros, modelos agresivos, familias desestructuradas, etc., asegura el especialista.
Privación social. Los factores ligados a la pobreza extrema o bajos recursos materiales, también pueden provocar que los niños no rindan adecuadamente en la escuela, es evidente que se trata de factores de base social y política en que los modelos sociales gubernamentales tienen mucho que ver, dice el especialista.
Por otro lado, papás y educadores deben estar conscientes que muchas de las dificultades específicas de aprendizaje en la escuela, no respondan necesariamente a un déficit intelectual y puede que se trate de niños muy inteligentes o con una capacidad promedio.
“Estas dificultades se pueden detectar desde el nivel de educación inicial Kinder y Pre Kinder hasta el 3 de primaria y tienen que ver con los procesos de adquisición de la lectura, la escritura y el cálculo. El diagnóstico después de 3ero de primaria da como resultado las llamadas disgrafias, dislexias y discalculias, como las más comunes de este grupo”, dice Burgoa.
Su tratamiento también es de enfoque trasnsdisciplinario con profesionales en psicología, psicopedagogía y neuropediatria principalmente.
¿Qué hacer?
En caso de que se trate de algunas de las causas mencionadas, como papás deben buscar apoyo profesional para su hijo, pero en caso de que se deba a malos hábitos, hay que encontrar la forma de motivar y cambiar rutinas y establecer reglas y límites, ya que en gran medida su futuro también puede verse comprometido si sus hábitos no cambian.
El portal Guía infantil brinda 6 consejos para motivar y formar buenos hábitos.
Poner rutinas en casa. Por ejemplo, después de comer, recoger su plato, hacer la cama después de desayunar, etc. Si su hijo tiene un celular debe tener también rutinas al menos durante la semana, es decir que solo pueda conectarse por cierto tiempo y una vez que haya cumplido con sus deberes.
Asignarle responsabilidades, (pasear al perro, regar las plantas…) Lo ideal sería repartir esas tareas entre los miembros de la familia.
Marcar un horario y un lugar. Debe contar con un espacio adecuado para hacer las tareas escolares. Éste debe ser cómodo y con buena iluminación.
Demúestrale que confías en él. Es importante que él sepa que cuentas con su ayuda para hacer las cosas y que es valorado.
Ser constantes en estas tareas. De nada sirve hacerlo unos días y luego olvidarse. Hay que hacerlo de manera continua y ser constantes en ello.
Podría hacerse una tabla semanal en casa. Así anotarás las tareas que tiene que hacer el niño y sus hermanos si los tiene y establecer un sistema de recompensas semanal por cumplir con las tareas asignadas, que no necesariamente deben ser económicas sino con actividades como por ejemplo, ir al cine, elegir la cena un día a la semana, poder utilizar algún dispositivo pero controlando el tiempo.
Bajo rendimiento y adolescencia
Muchas veces suele pasar que un hijo que se perfilaba como buen estudiante al llegar a la adolescencia, empieza a bajar sus calificaciones. No es algo que debe pasarse por alto.
“La adolescencia marca un periodo de desequilibrio natural en la estructura biopsicosocial, y los cambios físicos a su vez tienen efecto en la conducta y la adaptación al medio social, si estos cambios “naturales” se ven precedidos por trastornos emocionales adaptativos o de conducta, los problemas serán más agudos y difíciles de manejar”, explica Burgoa.
Para este periodo es importante que los padres estén mucho más cerca con vínculos afectivos positivos, con normas, reglas y hábitos claros y bien establecidos, todo esto como una forma de prevenir o amortiguar el impacto de la pre adolescencia y la adolescencia.
Otros aspectos
Un equilibrio entre las figuras de apego y de autoridad mamá y papá las cuales desde un principio deben tener muy buena comunicación.
Deben ser figuras de autoridad firmes, consecuentes y en lo posible vivir en la cultura del afecto y la tolerancia. Esto igualmente se aplica a parejas que ya no están juntas, pero deben tener como prioridad la educación de sus hijos.
“La búsqueda de apoyo profesional para los padres en el proceso previo durante y posterior al divorcio es la mejor alternativa de prevención y/o solución de trastornos relacionados al rendimiento académico, asegura Burgoa.
Recuerde que es fundamental hacer una autoevaluación en casa para determinar qué es lo que está provocando el bajo rendimiento y tomar cartas en el asunto.
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