Aprender otro idioma es bueno, pero es el doble de bueno si es a corta edad, puesto que, entre otras cosas, permite: conocer más sobre otros países y culturas diferentes, personas de distintas latitudes del mundo, ampliar la idea de la globalización que ahora está inmersa en los medios de comunicación; ayuda a perder la timidez, esta persona que conoce la amplitud del conocimiento es menos manipulable, tiene mayor capacidad de comprensión, es menos mediocre, lo hace más humilde y creativo, la seguridad en sí mismo aumenta mientras conoce más y tiene capacidad de resolver problemas.
Saber hablar, escribir, leer y pensar en otro idioma además del materno brinda grandes ventajas, que de ser empleadas desde temprana edad, ya que motivan capacidades cognitivas y emocionales de sí y con relación del entorno. El inglés, alemán y ahora el mandarín chino son los más conocidos por los menores.
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