Hay al menos ocho juegos pactados, que implican contacto físico e incluso violencia, comunes entre estudiantes de secundaria de colegios de El Alto, determina un estudio elaborado por el Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativa (CEBIAE).
Los juegos, según la investigadora Ginelda Carrillo, implican un pacto entre los participantes a base de normas establecidas. "Una vez que el o la estudiante pacta iniciar un encuentro lúdico, ingresa en el juego y acepta implícitamente obedecer las normas del mismo”.
Entre estos juegos están: el pasó timbre, semáforo, cinturitas, sol y hielo, pasó jalea, descuidado, el chupones y el duelo puchamón. "Ésos son los que más se practican entre estudiantes de los primeros niveles de secundaria”, indicó la investigadora.
El estudio se realizó en 125 estudiantes de primero y sexto de secundaria de cuatro unidades educativas del distrito 3 de la ciudad de El Alto, entre octubre y noviembre de 2013. Los resultados se presentaron este año.
"Para que los estudiantes participen debe existir una apuesta previa y para ello dos estudiantes entrelazan sus dedos meñiques, este hecho llega a consolidar el acuerdo. Ambas partes saben cómo jugar, aceptan las reglas y están dispuestas a cumplir los desafíos”, resalta el informe.
Uno de los objetivos del estudio, que tuvo financiamiento externo, es coadyuvar a la convivencia armónica entre los estudiantes de colegios.
De acuerdo con el presidente de la Junta Nacional de Padres de Familia, Franklin Gutiérrez, esos juegos no sólo existen entre los estudiantes de la ciudad de El Alto, sino también en todo el país. "Es necesario que se asuman algunas medidas para mejorar la relación de los jóvenes, para que vean que no todo se basa en apuestas o pactos”, opinó.
Los juegos
El juego El semáforo, al igual que el de Tránsito tiene tres colores -rojo, amarillo y verde- y cada uno de ellos significa un desafío. Si el compañero de juego deja de cruzar sus dedos (índice y medio) se expone a que el otro le mencione uno de los colores y el nombre de una tercera persona. Entonces, el otro debe cumplir la penitencia.
Para las mujeres, el rojo significa darle una cachetada a un varón; el amarillo, un abrazo y el verde, un beso. Para los varones, el rojo es un abrazo a una chica, el amarillo, un beso en la mejilla y el verde, uno en los labios.
En el juego Sol y hielo, los estudiantes varones y mujeres se dividen en grupos y corren para evitar ser "tocados” por alguien del equipo contrario. Si eso sucede, deben quedarse paralizados hasta que un miembro de su propio grupo los toque y les devuelva la movilidad.
El juego Cinturitas lo practican mujeres y hombres. Cuando alguien no tiene los dedos cruzados, otra participante le dice: "cinturitas” y como desafío decide a quién debe agarrar por la cintura el jugador. Los varones apuestan por dinero. Mientras, el juego denominado Pasó timbre consiste en golpear a quienes hayan participado en la apuesta inicial en cuanto toque un timbre dentro del colegio.
Para la investigadora Carrillo, los juegos pactados pueden romperse en cuanto a uno de los participantes deje de gustarle la actividad o vea que ésta se torna en más agresiva. "Sin embargo -dice la autora del estudio- es una forma de convivencia que ya la tienen los jóvenes y que es muy difícil que dejen”.
El Túpak es usado como un castigo
El juego Túpak es usado como un castigo entre los propios estudiantes, indica la investigadora del estudio Juegos, Palabras en interacciones estudiantiles, Ginelda Carrillo.
En el Túpac, los muchachos toman a un compañero de las cuatro extremidades y las jalan separadamente. Por lo general es un juego de varones y hace referencia a la muerte del líder indígena Túpac Katari, tras ser descuartizado, indica el estudio.
La sanción estudiantil es la misma por diferentes faltas cometidas. Por ejemplo, si un estudiante dice al maestro que hay tarea cuando el resto del curso no la hizo o cuando alguno de ellos acusa a un compañero por cualquier motivo ante una autoridad, puede ser castigado con el Túpac.
La investigadora explicó que en este castigo -que no es un juego pactado- los estudiantes llegan a excesos cuando golpean la entrepierna del varón contra un poste con fuerza, lo que puede provocarle graves daños físicos. Una estudiante contó, según el informe, que a un chico le lastimaron los testículos por ese juego. La maestra los castigó y cambiaron de actitud.
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