Lim Ji-young, madre de la víctima, Seung-min, aseguró que su hijo fue golpeado y asaltado por sus compañeros de clase, quienes, entre otras cosas, lo quemaron con encendedores y le ataron un cable eléctrico al cuello como si fuera una correa.
Sin embargo, sólo a través de una carta la mujer se enteró de que el adolescente había sufrido todo tipo de maltratos. “Los amo mamá y papá, y por favor no se pongan tristes de que me haya ido, porque yo los esperaré”, fue el mensaje final del menor en su última misiva.
“Un día, estos matones llegaron a casa antes de que Seung-min lo hiciera y le pegaron utilizando un palo de madera y guantes de boxeo. Pero así y todo nuestro hijo prefirió no decirnos nada”, agregó Lim.
Por su parte, los niños que maltraron a su hijo fueron procesados y enviados a un centro correcional de menores, pero la madre de la víctima cree que la escuela también tiene parte de la culpa por lo sucedido.
"La escuela busca ocultar este tipo de casos. Porque tan sólo cinco meses antes de que mi hijo muriera, una niña de su misma división se suicidó debido a la intimidación que sufrió. Pero en el colegio no hicieron nada, por lo que volvió a suceder", señaló la mujer.
En este sentido, luego de que Seung-min se quitara la vida, la escuela decidió reemplazar a su director.
El tema de la violencia escolar en Corea del Sur es de tal gravedad que ya ha causado alarma entre los más altos niveles del Gobierno.
"La violencia escolar se ha convertido en un problema social importante", afirmó el presidente Lee Myung-bak en su discurso de apertura del Parlamento a principios de julio. "Pero esto no sólo va a influir en las víctimas, sino también en los adolescentes y la sociedad en su conjunto", añadió el mandatario.
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