Hace 14 años que la maestra Viviana se dedica a enseñar computación en un colegio privado, al sur de la ciudad.
Considera que educar es su pasión y para continuar en las aulas cursó el Programa de Formación Complementaria para Maestras y Maestros (Profocom), el cual, según ella, no le aportó en nada para mejorar su trabajo con los niños y adolescentes.
“Le faltó contenido especializado”, puntualizó.
Pese al recargado trabajo que tenía porque manejaba siete cursos, al ser la única profesora de su asignatura en todo el colegio, Viviana sabía que si no realizaba el diplomado, cualquier momento tendría que abandonar su trabajo.
La presión la tuvo abrumada durante dos años y ahora que tiene el título en sus manos denuncia que el programa no satisfizo sus expectativas.
“El Profocom fue simplemente un curso para enseñarnos a planificar y hacer la educación más comunitaria. En mi materia de computación no sé qué puedo aplicar. No me aportó en nada”.
Viviana estudió la carrera de informática en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y nunca pensó que su fuente laboral sería un colegio.
Admitió que no contaba con las herramientas para enseñar y que hasta ahora le cuesta un poco poder manejar a tantos niños y adolescentes en el aula. Son casi 350 los exámenes y notas que debe preparar cada año en su escuela.
Antes de llegar a las aulas, Viviana salió a realizar su maestría en México. Al retornar, y seguir sin empleo, una amistad le avisó de la posibilidad del trabajo como maestra.
Sin saber qué rumbo iba a tomar su carrera, aceptó la propuesta. Ahora no solo enseña en un colegio, sino también ha ingresado a dar clases en tres universidades privadas del departamento.
“Mis expectativas con el Profocom eran grandes. Pensé que iba a poder dominar algunos problemas que todavía tengo para enseñar en las aulas, pero eso no pasó, solamente repetimos a fondo lo que era la Ley 070, en la que, por cierto, ya habíamos sido capacitados en el colegio”, puntualizó.
Otra de las metas que quería cumplir era la de enriquecer los contenidos para su materia.
Según Viviana, en los colegios se da muy poca importancia a la asignatura de computación, cuando en la actualidad los niños y jóvenes necesitan manejar las herramientas tecnológicas de manera adecuada.
Indicó que sin los cursos de capacitación que recibe en su colegio, de manera particular, no podría actualizar su materia de computación.
En las unidades educativas, lo único que se enseña es ofimática, es decir los paquetes básicos como word, excel, power point y paint. En su opinión, en estos tiempos es necesario que los jóvenes aprendan programación en el colegio.
“Creo que cada profesor tiene una experiencia diferente que contar del Profocom, ésa es la mía y lamentablemente tendré que seguir sacando, como hasta ahora, una parte de mis contenidos de internet para no quedar desactualizada”, mencionó.
NIVEL INICIAL
Beatriz es una profesora que salió de una Escuela Superior de Formación de Maestros, el año 2009, y se quedó sin trabajo durante al menos cinco años.
Su especialidad es el nivel inicial, y tal como se lo exigía el sistema, tuvo también que cursar el Profocom para no perder el trabajo que recién había conseguido en una unidad educativa.
Al ingresar al Profocom tenía poca experiencia con los niños y en las aulas, así que esperaba poder afianzarse en su trabajo con lo aprendido en el programa.
“No fue así, no era nada de lo que yo pensaba”, mencionó.
Al igual que Viviana, Beatriz contó que lo único que pudo dominar es la Ley en Educación Avelino Siñani- Elizardo Pérez.
En su curso convivió con profesores de todas las especialidades y niveles. Cuando llegaba el momento de agruparse, no sabían como hacerlo porque cada uno tenía ideas diferentes de lo que querían hacer con sus proyectos.
“Entendemos que los profesores tienen que estar en constante especialización, pero el curso no me sumó mucho, nos puso en una situación de estrés que considero era innecesario”, puntualizó.
La profesora mencionó que para alimentar los contenidos de sus clases ha tenido que pasar cursos de actualización por cuenta propia, justamente después de terminar el Profocom que no llenó sus expectativas.
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