María Salinas es maestra de nivelación en la escuela Soldados de Malvinas, ubicada en el barrio Piedra Buena de la Capital Federal. El centro educativo está a un paso de la avenida General Paz y recibe a niños de ‘villas de emergencia’ habitadas por familias de muy bajos ingresos económicos. Allí, la población migrante de bolivianos, paraguayos y peruanos es creciente y la escuela recibe a los hijos de estos inmigrantes. El programa en el que trabaja María apunta a integrar a niños entre 8 y 9 años que nunca fueron a clases o que abandonaron la escuela por razones sociales y económicas.
¿Hay chicos bolivianos entre sus alumnos?
Sí, he tenido varios chicos bolivianos. Recuerdo el caso de los hermanitos Quispe. Ambos dejaron el programa de nivelación y se integraron en la primaria. Una ya terminó la primera logrando insertarse en el sistema.
¿Cómo fue el desempeño de ellos en la escuela?
Bien. Ellos vienen de Bolivia con bajo nivel educativo. Cuando llegan a la escuela se les toma una prueba de evaluación que, por lo general, no la aprueban y se los tiene que bajar muchas veces de grado. No van al grado que les corresponde por el bajo nivel con el que vienen. Pero todas las maestras sabemos que los bolivianos son los que más estudian, los que más se esfuerzan y son los más respetuosos. Nunca contestan a las maestras.
¿Y cómo actúan los padres de familia?
Los padres se acercan con mucho respeto a las maestras y se preocupan mucho por el desempeño de sus hijos. Una de las niñas que estudió conmigo vivía sola con el papá. Su papá quedó solo y se hizo cargo de ella y de sus dos hermanitos. En la mayoría de los padres bolivianos se nota mucho esa preocupación porque sus hijos salgan adelante y el respeto por los maestros
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