Eliminar el hábito de pronunciar las palabras mientras se lee. Cualquier "tarareo" o tipo sonido afectará negativamente a la velocidad de lectura.
Palabras clave e ideas. En vez de concentrase en el sonido de las palabras leídas hay que ser más ambicioso y concentrar la atención en las palabras clave y el sentido de la ideas, conforme se trate de incrementar la velocidad de lectura.
Evitar la relectura o la vuelta atrás. La velocidad media de lectura es de unas 250 palabras por minuto y se recurre a la relectura casi unas 20 veces por página.
Desarrollar una amplio espectro de visión en la lectura. Esto ayudará a leer más de una palabra de un vistazo. Mantener una actitud de seguridad y confianza. Hay que perseguir un entrenamiento en el hábito de la lectura rápida con una actitud positiva y con confianza en nosotros mismos. Debemos convencernos del principio ya expuesto que el incremento de la velocidad de lectura y el de la comprensión van parejos
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