7.4.15

Contaminación electromagnética en el aula

El proceso de aprendizaje en los jóvenes es algo complicado y más cuando uno como profesor quiere que sea óptimo. En muchas ocasiones nos encontramos con estudiantes distraídos (falta de atención), conflictivos y agotados físicamente. Ello conlleva a un rendimiento académico deficiente, con calificaciones bajas y hasta la perdida de año. Para una persona encargada de la educación de ese grupo social es preocupante.
Durante mi experiencia como estudiante de la Escuela Superior de Formación de Maestras y Maestros “Santiago de Huata” y en diferentes Unidades Educativas de la región, lo que me llamó la atención fue que varios de los estudiantes a simple observación y entrevista poseen en sus casas una computadora, laptop, televisor, equipos de sonido, teléfonos celulares, antena satelital y otros. Los cuales son necesa-rios y útiles si los usamos de una buena manera en las actividades cotidianas para informarnos de noticias relevantes, avances tecnológicos, medicinales y otros. Lamentablemente las cosas son distintas, los estudiantes tanto varones y mujeres tal vez por su adolescencia o juventud son más susceptibles o atraídos por la moda y la tecnología bastante avanzada. En este sentido prefieren escuchar música a un alto volumen, intentan imitar a quien lo canta, como se viste, escudriñar la vida del artis-ta, descargando videos que para ellos son atractivos, en los cuales aparecen personas realizando actividades agresivas y destructivas.
Generalmente están conectados al internet, a la red profunda, con el famoso Facebook, solo para sostener pláticas con personas desconocidas, hasta se pasan jugando en la computadora durante altas horas de la noche o simplemente viendo películas de estreno por cable o comprándolas. Pero alguna vez nosotros como padres de familia, profesores, nos hemos preguntado ¿cuánto daño pueden hacernos? ¿Tanto física, emocional e intelec-tualmente todos estos equipos electrónicos?, es realmente preocupante – alarmante teniendo a la mano tantas novedades que no sabemos cómo usarlas, incluso ese mal uso y exagera-ción pueden deteriorar nuestra salud.
Según los últimos estudios sobre la contaminación electromagnética realizados en países anglosajones, incluso de nuestro vecino país Perú, hace referen-cia a las consecuencias de los aparatos electrónicos, líneas eléctricas, el Wifi, el Bluetooth o las redes inalámbricas, los cuales generan unas ondas electromagnéticas provocada por radiaciones magnéticas que dañan a todo nuestro sistema humano. Estas investigaciones generalmente no son to-madas en cuenta en nues-tro país, peor en el siste-ma educativo.
Los estudiantes conti-nuamente manipulan telé-fonos celulares en el aula en horas pedagógicas causando distracción y estrés, así también se exponen extensas horas frente a equipos o apara-tos eléctricos es decir a la contaminación electromag-nética. Generalmente les causa sueño, fatiga, aburrimiento y malestares (dolor de cabeza o esto-macal). Por esta razón el trabajo de formación e información de los jóvenes estudiantes en el nivel aca-démico (primaria, secundaria y el supe-rior) no solo es de los profesores sino también involucra en un gran porcentaje a los padres de familia o personas cercanas, las cuales tienen el deber de controlar, guiar e informar a sus hijos, mediante la colaboración de especialis-tas: sicólogos, doctores y otros. Por otro lado el Estado debe aplicar políticas claras con relación a todo ello.
Con la iniciación de las actividades escolares hay medios de comunicación que hacen énfasis sobre el uso de celu-lares en horarios de clase, pero no dicen nada sobre el daño emocional, psicológico que ocasionan. Sería bueno instalar teléfonos únicos a todas las unidades educativas, tal vez no sea una solución a todas las trabas entre el estudiante y el un optimo aprendizaje, aun así con estas observaciones cola-boraríamos de gran manera a un mejor aprendizaje.
En conclusión, el avance tecnológico nos exige cambios de actitud: a estu-diantes, padres de familia, profesores, autoridades educativas y de salud. Todos debemos asumir un compromiso y apostar por la tecnología y también por los saberes locales.

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