Hace 62 años que un puñado de estudiantes del colegio Bolívar dejaba las aulas de su querido y siempre recordado centro de estudios.
En la ceremonia de bachillerato que alcanzaba contornos emotivos llovían las promesas de volver a encontrarse, convencidos que serían diversos los caminos a seguir en su vida.
Muchos sí lo hicieron, para otros el adiós fue definitivo y sólo quedó el recuerdo de aquellos años donde los estudios y el deporte formaban la simbiosis de su juventud.
“Los jóvenes por siempre”, volvieron a encontrarse con un motivo muy especial y fue grato ver a este grupo celebrando el centenario de su colegio, profesionales en actividad varios de ellos, otros gozando de un merecido descanso y en torno a una mesa la evocación de los recuerdos empezaron a desgranarse.
Fue Macedonio Montaño quien se encargó de escribir algo de aquella maravillosa juventud al grito ¡Viva el Bolívar!
Celebrando el aniversario de los cien años de vida del colegio Bolívar, el pasado 19 de julio se reunieron en un acto de camaradería los bachilleres de 1951.
En los momentos de euforia se recordaron las célebres figuras del director del colegio Bolívar, Don Pedro Meleán y del rector de la Universidad Mayor de San Simón, Don Arturo Urquidi, de cuyas manos recibimos el grado de bachilleres de 1951.
Recordamos con alegría que el alumnado de esa época tenía una gran vocación social entre los colegios de esa época.
Volvió a la memoria que a fuerza de silbidos desalojábamos a las alumnas del Santa Ana, nuestras vecinas, para reforzar la protesta callejera en contra de la elevación del precio del estaño, solicitado por Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Solíamos hacer nuestras fiestas cada aniversario de nuestro colegio con una pequeña banda de música orquestada por los mismos condiscípulos. El mismo año 1951, fue elegido presidente del colegio nuestro querido hermano de estudios: Wilfredo Arébalo. Hicimos una fiesta grande con una reina preciosa en la casa del amigo Juan de Dios Salazar.
El asombro cubría nuestros rostros, cuando recordábamos que la mayor parte de nosotros salíamos a las esquinas de las calles a estudiar, bajo la luz del alumbrado público, para rendir nuestros exámenes de fin de año. Una parte de la madrugada la dedicábamos a conversar con nuestras colegas que también salían a estudiar, sentadas sobre una frazada tendida bajo la lámpara de una plaza.
Recordamos las mil y una travesuras que solíamos hacer para conseguir que se postergaran nuestros exámenes mensuales.
Cuando se realizaba el campeonato de fútbol entre los colegios de Cochabamba, la barra y los jugadores corríamos alegres hasta el actual estadio, donde salió campeón sudamericano la selección de Bolivia. Y qué decir de nuestra selección de basquetbol que casi todos los años salía campeón bajo la barra de los exalumnos ya viejitos que gritaban sin desmayo.
Agradecemos la gentileza de Macedonio Montaño por el material ofrecido y sobre todo los recuerdos que los desempolvó para conocimiento de nuestros lectores.
El colegio nos une a través del estudio y el deporte
Macedonio Montaño, con una mirada de nostalgia al paso del tiempo, evoca los momentos más gratos pasados en el colegio y con orgullo asegura: “El estudio y el deporte fueron factores de unidad en el curso y no dudo que cada uno guarda recuerdos inolvidables, de esa edad tan hermosa de la vida”.
Recuerda que su colegio ejercía predominio en las actividades deportivas, en la natural rivalidad que existe entre las unidades educativas.
“Fue un tiempo hermoso que marcó nuestras vidas”, acota.
Deportista de la época y ahora un empresario
De una fortaleza física ideal para la actividad deportiva en distintas disciplinas, con una gran personalidad.
“El deporte fue una de las actividades preferidas por los estudiantes y había que ser buenos para integrar la selección del colegio y defender sus colores, era un honor”, nos comenta Osvaldo Urquidi.
Como buen cochabambino, asegura que nuestro departamento era privilegiado lleno de títulos en todas las disciplinas deportivas.
Harold Schoengud un dirigente deportivo
Bachiller del colegio Bolívar, fue presidente de la Asociación Departamental de Ciclismo por muchos años.
Un gran impulsor de esta actividad deportiva, en el apogeo de este deporte y cuando Cochabamba era el epicentro del deporte del pedal.
“Un buen organizador, sistemático en su trabajo y aglutinador de los deportistas, trabajando con las autoridades que el ciclismo tenga un sitial de importancia”, recuerda Edgar Cueto excampeón nacional.
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