17.3.13

Wawa uta, la primera granja educativa en el altiplano paceño

Reina el silencio y la tranquilidad en los alrededores de la comunidad Quentavi. Entre pajonales y un viento frío que sopla incesantemente, se encuentra la granja educativa Wawa uta (Casa de niños), donde la vida agrícola y ganadera en el altiplano se convierte en una lección para los visitantes.

Además de ser la primera y única granja en el país con estas características, Wawa uta es un sueño hecho realidad.

La idea surgió hace una década en la mente de Glenda Yáñez, directora del proyecto, al notar la carencia de espacios públicos que muestren la vida de los animales en su entorno natural y permitan tener interacción con ellos.

“Wawa uta quiere que familias, niños y jóvenes se relacionen con la vida rural del altiplano, interactuando con los animales, dándoles de comer y, además, sembrando en campo abierto y en carpas solares”, explica.

Tras encontrar un terreno de nueve hectáreas cerca a la carretera a Laja, en el kilómetro 24, se pusieron manos a la obra para abrir sus puertas hace un año.

La hora de viaje que se necesita para llegar a Wawa uta, desde La Paz, bien vale la pena por las actividades que se disfrutan durante el día.

Desde el principio, un grupo de profesionales en el área de la agronomía, veterinaria y educación guía a los visitantes durante el recorrido por los corrales, los sembradíos, las carpas solares y las áreas de juego.

El agrónomo Simón Pairumani asegura que la fertilidad del suelo y el microclima de los invernaderos permite cultivar todo tipo de hortalizas, como lechuga, zanahoria, cebollín, tomate, pepino, repollo, apio y perejil, entre otros.

Cuentan con sembradíos demostrativos, donde los visitantes pueden ver y cosechar papa, cebolla, ajo, haba, cebada, papalisa, oca, avena, arveja y quinua durante todo el año.

“Les explicamos sobre el cultivo y la cosecha de estos alimentos, pero también pueden sembrar y cosechar si desean. Lo importante es que aprendan sobre esta actividad y se interioricen con el trabajo que se realiza en el altiplano”, dice Pairumani.

Después de tomar la tierra con las manos, la siguiente parada es una laguna natural en la que los patos parecen dejarse llevar por las acompasadas ondas.

El espejo de agua es alimentado por un riachuelo que cruza el terreno de este centro. “Sin forzar el curso natural del agua, decidimos crear esta pequeña represa para que los niños puedan ver y alimentar a las aves”, explica Yáñez.

Es una experiencia en la que el tiempo parece detenerse, mientras el viento silba y el canto de otras aves acompaña a lo lejos. Pero no es el único lugar con un encanto propio. Durante la visita a los corrales, los animales “dan la bienvenida” acercándose de forma amistosa y calmada.

La educadora Claudia Claros asegura que los niños no corren peligro en el contacto con los animales, que se acostumbraron a la cercanía de las personas.

El contacto con las gallinas, los pavos, los burros, los cerdos, las llamas, las ovejas, las vacas y los conejos cuy se da, por lo general, con las puertas abiertas.

Al mediodía, los visitantes pueden alimentar a los animales, para conocer las comidas aptas para cada especie y las funciones que ellos cumplen en la granja.

“El objetivo de este recorrido es lograr un complemento pedagógico en los niños, con dinámicas, canciones y talleres en los que aprendan de una manera vivencial”, agrega Claros.

Talleres complementarios

Además del trayecto en el campo, Wawa uta ofrece talleres que complementan la experiencia adquirida en el contacto con los animales.

Según el grupo y el requerimiento, se enseña a los visitantes cómo hacer abono con la descomposición de residuos orgánicos y los beneficios de usarlo en los cultivos.

Se enseña cómo plantar una hortaliza en un recipiente de almácigo, los períodos de maduración y de cosecha, además de los cuidados que requiere. Y también a producir queso y yogurt artesanales, con la leche de las vacas de la granja.

Además, ofrecen cursos de manualidades con materiales reciclados para enseñar a los niños la importancia del cuidado del medio ambiente.

Los educadores coinciden en que el contacto con la naturaleza y los animales impresiona tanto a los niños que pronto comienzan a formular una serie de preguntas para aprender más.

Es que, como su nombre lo indica, Wawa uta es una verdadera Casa de niños, donde los más pequeños e incluso los más grandes disfrutan de un espacio singular, que les permite salir de la rutinaria vida citadina para ingresar a un lugar acogedor, placentero, donde la naturaleza y los humanos hablan un mismo lenguaje y, por tanto, entran en comunión.

Acerca de Wawa uta
Servicios Wawa uta ofrece servicios para empresas, unidades educativas, familias y fiestas infantiles. Tiene capacidad para 200 personas.


Comida Cuentan con un parrillero y un horno de barro para que cada visitante prepare su propia comida. Si el cliente lo requiere, hacen meriendas y apthapis tradicionales.


Venta Los productos que cosechan en sus sembradíos y en las carpas solares están a la venta, además de la leche de vaca y el queso artesanal.


Contacto Para mayor información, se puede consultar las redes sociales o la página web www.granjawawauta.com; o se puede llamar a los teléfonos 740-14000 ó 680-0008.

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