Tradición viva de los desfiles ecuestres del Colegio Nacional "Simón Bolívar"

La familia Condarco tiene una larga tradición en la crianza de caballos, en la finca "Cotochullpa" ubicada a 30 km de la ciudad de Oruro.

Y es precisamente el hijo mayor del matrimonio Condarco-Castellón, Álvaro, pionero en la ya tradición de los desfiles ecuestres, pues el año 1989 estando como director del Colegio el Prof. Carlos Salgueiro, desfiló en su potro de color bayo, llamado Gaucho, en el aniversario del 24 de julio. Fue una novedad para los espectadores de aquel desfile. Amó desde muy niño a los caballos, ocupándose personalmente del cuidado, durante los fines de semana y las vacaciones.

En los años 1990 y 1991 volvió a desfilar, y es así como empezó esta tradición que ya tiene más de dos décadas. Sus hermanos Rodrigo y Reynaldo desfilaron a caballo en los años 1992 y 1993.

Álvaro Condarco Castellón está establecido en la Finca Cotochullpa desde hace más de 20 años, dedicado a las labores agrícolas y la producción de leche. Pero su pasión favorita es la crianza y el cuidado de sus caballos.

Es, además, como licenciado en Antropología, investigador de la historia de las tradiciones de nuestro país, le fascina recorrer y explorar los senderos por donde cabalgaron los héroes que hicieron esta patria.

Preside actualmente el Círculo de Jinetes de Aventura Escuadrón "José Santos Vargas", del que fue su fundador, el año 2009. Hizo ya varios viajes a caballo, como ser por ejemplo el año 2009 a la ciudad de La Paz en Homenaje al Bicentenario de la Gesta Libertaria del 16 de Julio.

El año 2012 cumplió su sueño de llegar a la ciudad de Sucre. Ese recorrido fue en homenaje a la heroína Juana Azurduy de Padilla.

En homenaje al guerrillero José Santos Vargas, quién dejó como legado histórico su diario de combatiente, le dedicó el viaje a la población de Mohoza, junto con su padre Carlos Condarco y su hermana Carola Condarco.

Y, por último, la excursión que hizo a la población de Challapata, con motivo de la festividad de Virgen del Carmen, en compañía de su esposa Paula Vargas Salazar.

Aún existen seres sensibles que aman y valoran a los caballos. Sin ellos no habría sido posible el desarrollo. Gracias a la ayuda de los caballos y los perros, el hombre pudo sobrevivir y dominar la naturaleza.

Los caballos fueron la energía, la fuerza de la rueda. La rueda pudo desarrollarse, hasta convertirse en el componente clave de los coches, gracias al caballo. Sin la energía de los caballos, el hombre habría tardado largo tiempo más, en imaginar e inventar la locomotora y el motor.

Y, en éste tiempo de uso exagerado de máquinas, que ya no se los utiliza siempre, como energía vital y necesi-dad, sino como muestra de vanidad y poder económico; es de ponderar que hayan personas que recorran a caballo el paisaje, que va desapareciendo lentamente, debido al crecimiento de los centros urbanos, la basura y la contaminación de los motores.