21.7.14

La banda cristiana que hace rockear hasta a los “mundanos”

Cada uno de los músicos prepara su instrumento. No quieren dejar ningún detalle al azar. La ropa bien planchada y pulcra para la ocasión. Están nerviosos antes del "gran momento”, pero eso no evita que sientan felicidad por esta oportunidad: su primera presentación como banda. Una oración da inicio a su gran día.
El lugar: plaza Abaroa. La ocasión: desfile escolar por el 16 de julio. Un estandarte que dice "Anunciando la venida de Jesús” es su carta de presentación. Los uniformes negros con una franja azul y sus tambores azules les dan un aire de formalidad. La alineación de la banda demuestra su gran disciplina, pero nada que llame la atención o fuera de lo común.
Suena el primer redoble de tambores y muchos asistentes no le toman interés. Nadie espera algo diferente... Todo cambia cuando suenan las trompetas. El sonido es como un golpe que llama la atención. Las miradas se centran en la banda, como si preguntaran "¿qué están haciendo esos jóvenes?”.
Muchos de los visitantes mueven la cabeza y los pies al ritmo de la música. Otros toman fotos, filman y corean los temas que interpreta la banda The Final Countdown (de Europe) y Dancing Queen (de Abba). Parece que el desfile por unos 30 minutos pasa a segundo plano... Así conocí a esta banda, durante un desfile escolar en la plaza Abaroa.
Un día después, el líder de la banda, Ronald Chávez, que está al otro lado del teléfono, me responde nervioso. Acepta una entrevista y, antes de entrar de lleno al asunto, empieza a predicar y dice frases como "Dios es grande”, "hay que conocer a Jesús” y otras palabras. Pero la cita está pactada.
La visita a un ensayo

Subo hasta la avenida Buenos Aires. Noto a primera vista su punto de reunión. Hay muchos jóvenes uniformados cerca de una casa. El hogar de la familia de Ronald es el lugar donde ensayan estos músicos, un edificio de cuatro pisos cerca de la plaza de Cotahuma.
Mientras me acerco al lugar, recuerdo la emoción de las personas al escuchar al grupo tocar aquel día que lo conocí: "es una banda original”, "¡qué fuera de lo común!”, "me encanta cómo tocan”, fueron algunos de los comentarios que escuché.

"¡Formen!”, les grita el director de la banda a sus pupilos. Al instante, éstos se convierten en un bloque formado a la perfección. Están listos para hacer música, y su seriedad no da lugar a dudas: están concentrados. Todos tienen la mirada fija, y parecen estar en un pelotón, que está a punto de marchar en una misión.

La disciplina de estos muchachos hace pensar a cualquiera que llevan años de entrenamiento. Sin embargo, uno se sorprende cuando cae en la cuenta que desde que decidieron crear el grupo llevan dos meses de ensayo.

Cómo nació el proyecto

Chávez es el principal impulsor de este proyecto, que nació cuando dejó de trabajar en un colegio. Se trata de la banda de la academia de música Sonido Real, que también es dirigida por este instructor de 26 años.
"Algunos estudiantes me llamaron para hacer música. Así empezamos los ensayos y ahora somos una banda”, cuenta.

La banda está conformada por más de 30 integrantes. Las edades de los miembros van desde los cinco hasta los 18 años. En todos los ensayos se dedican a estudiar las partituras.

Una vez más escucho el redoble de tambores. Las trompetas y los clarinetes suenan de forma armoniosa. El grupo inicia la marcha con movimientos en pies y cabeza, que logran un bloque parecido al nado sincronizado.

La música que tocan es diferente de la que se escucha en cualquier desfile escolar, a tal grado que hasta dan ganas de bailar.

"Las canciones varían según el lugar donde vayamos”, explica Chávez. Si asisten a un desfile, tocan marchas. Si participan en un concurso, apuestan a la música nacional. El día del desfile tocaron desde rock hasta música disco.

¿Todos cristianos?

Antes de ensayar, todos los integrantes realizan una oración. Agradecen por lo que tienen y piden que les vaya siempre bien. Muchos no se consideran religiosos o "fuertes creyentes”, aunque cuentan que hay mucho respeto por el factor religioso que impulsa el director. "Oramos antes de hacer algo. Eso nos da fuerza”, comenta un trompetista.

Esta banda toca hasta canciones consideradas "mundanas”, aunque hay un criterio para elegir los temas: "si la música no tiene contenido dañino y tampoco es tocada con un mal sentimiento o no existen elementos que puedan interferir en la espiritualidad de los chicos, nosotros la interpretamos”, explica Chávez.

Como si pensara que su respuesta no es suficiente, añade que ya preparan temas de Marcos Witt o Danilo Montero, considerados los máximos exponentes de la música cristiana. "Para alabar a Dios con ritmo marcial”.

Camino junto a ellos mientras desfilan por la avenida Buenos Aires. Antes de darme cuenta, veo que la calle está llena de eventuales espectadores. Familias enteras esperan el paso de la banda.

"Son la mejor banda de la zona”, dice el vecino Nelson Lima. No pasa ni un segundo y habla del director del conjunto: "es un cristiano que es bueno en lo que hace”. Y es que la mayoría de los vecinos se refiere a Ronald como el "joven cristiano”, cuyo trabajo tiene sello propio por su corta y notable trayectoria.

La banda termina su ensayo, los vecinos aplauden. Los jóvenes hablan entre ellos, ríen. Se percibe un ambiente familiar.

En este grupo se mezclan creyentes y no creyentes. Eso es lo destacable: hacen algo más allá de dogmas e ideologías.

Un grupo de músicos que están entre la música y la fe
La banda de la academia de música Sonido Real nace por la inquietud de los jóvenes de hacer música; sin embargo, otro de los pilares que los guía es la religión. Muchos de los integrantes no se consideran "muy religiosos”; sin embargo, precisan que "aun así” se puede aprender de la guía que ofrece el director e instructor de la banda, Ronald Chávez.
Cristian, uno de los trompetistas, cuenta que aunque no se considera "muy creyente”, igual aprende de los valores que enseña su instructor.
Otros dicen que comparten la creencia del director, y que esto también les da fuerzas. "Ronald siempre nos da prédicas o charlas, nos enseña valores y trata de guiarnos. Igual siempre oramos antes de tocar, agradecemos lo que tenemos. Todo esto nos mantiene unidos y nos da fuerzas mientras tocamos”, sostiene Alexandra Sánchez.
Chávez manifiesta que muchos de sus estudiantes no siguen su misma creencia, pero que él siempre enseñó a ellos a respetar las creencias de los demás. "Tratamos de entendernos y siempre respetamos las creencias del otro”, afirma.
Asegura que él siempre les habla de Jesús, y que trata de transmitir, incluso a los integrantes no creyentes, valores que puedan serles útiles en la vida.
Ana María Salazar, vecina de la zona, dice que "es una bendición ver a tantos jóvenes dedicados a la música”. Pese al ruido, esta vecina se siente contenta por ver un grupo juvenil dedicado al arte. "Muchos jóvenes de aquí se van por malos caminos, pero me quedé asombrada de que ellos prefieran venir aquí que ir a otros lados”, comenta.

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