Bullying es una palabra que se ha puesto de moda y se usa para casi todo tipo de malestar o de violencia causados por una persona ajena a nosotros, inclusive se utilizó ante las diferencias de un país con otro, pero no todo lo que duele o molesta es bullying y hay que tenerlo muy claro.
¿Por qué hacemos dicha afirmación?, pues porque al designar cualquier acción como bullying estamos restándole el peso y la importancia que tiene la situación, haciendo que no se trabaje sobre este problema de una manera correcta, tanto en prevención, como en la detección y la intervención para buscar una solución y tampoco podemos permitir su naturalización, porque se trata de un tipo de violencia y esta situación no es buena para nadie, afecta a corto, mediano y largo plazo, según la persona que lo sufre.
Para referirnos de una forma correcta al bullying vamos a recurrir a la psicopedagoga, experta en este tema, María Zysman cuya definición se encuentra plasmada en el libro de su autoría titulado "Bullying, cómo prevenir e intervenir en situaciones de acoso escolar".
"El término ´bullying´ fue utilizado por primera vez en los años setenta… para describir una dinámica de hostigamiento reiterado, de agresión sistemática de un niño o grupo de niños hacia otro que no logra defenderse. Es continuo, sistemático y necesita de un público que lo sostenga con el silencio y las risas como estímulo directo o encubierto".
El término en sí, se inspiró en la palabra inglesa "bull" que significa "toro", es decir por bullying podría entenderse como torear, pero en realidad se aproxima más a su extensión bully con el significado de matón.
Zysman apunta la necesidad de definir bien el bullying porque permitirá elegir las herramientas adecuadas para intervenir, pues en caso de no hacerlo podemos contribuir a agravar la situación o simplemente no hallar una solución.
La experta apunta "si bien todas las situaciones de descontrol, agresión y pelea deben ser abordadas en la escuela, tenemos que diferenciar las dinámicas de acoso entre pares de otras como, por ejemplo, el desafío a la autoridad, el vandalismo, el maltrato del docente al alumno…".
Entonces, ¿cuáles serán las condiciones para considerar una situación como bullying? La experta lo define con estas palabras: "Para hablar de bullying tenemos que referirnos a niños y adolescentes, en situación de paridad, que en vez de relacionarse de igual a igual, tienen un vínculo de sometimiento de uno a otro, siempre al mismo, y con una frecuencia significativa. Además, estos dos sujetos están obligados a encontrarse, ya sea porque van a la misma escuela, o frecuentan el mismo grupo recreativo o club".
Para que se dé una situación de bullying, además, no sólo intervienen el hostigado y el hostigador, sino que también están los testigos, que son otros alumnos o amigos; los estudiantes, cuando hostigan lo hacen lejos de la mirada de los adultos, por lo que buscan el momento propicio en que no están observándolos para llevar a efecto su acción de acoso o maltrato al compañero abusado.
En esta parte es necesario señalar que hay diferentes tipos de bullying y no siempre se da a través de los golpes, se puede acosar simplemente con hacer algo que se sabe que va a molestar a la persona hostigada, por ejemplo, si a un niño o adolescente le incomoda un apodo y se lo llama por ese sobrenombre a sabiendas, se trata de acoso, peor si el que hostiga hace que otros compañeros también lo llamen con ese apodo que le resulta tan desagradable al acosado. Un error que debemos evitar es colocar la causa del bullying sobre una característica del hostigado, gorda, flaco, estudioso, bonita, popular, etc., sino más bien en la incomodidad que le provoca al hostigador esa particularidad, ya que es su propio desasosiego lo que lo lleva a molestar al compañero y si ubicamos bien la razón, podremos trabajar sobre este aspecto hasta lograr una solución.
Ahora bien, también tenemos que enfocarnos en los testigos, pues según Zysman el mejor aliado del bullying es el silencio, por eso el hostigador se asegura que no lo vean los adultos y que ninguno de los testigos lo delate, y tampoco lo haga el hostigado, realiza todo un trabajo de manipulación de lealtades o del miedo, mediante amenazas, para que nadie diga nada.
Las clases de hostigamiento son: físico, verbal, psicológico y social (es decir, que se tiene la finalidad de excluir socialmente).
El acoso escolar tiene consecuencias y no sólo sobre el hostigado, sino también sobre quien lo lleva a efecto, inclusive puede tenerlas para los testigos, por eso es menester que se trate de la manera más adecuada para hallar una solución pronta y definitiva.
¿Cómo detectar que un estudiante es acosado? Simplemente de la misma manera como se detecta cualquier otro tipo de problema que puede estar atravesando, mediante los cambios, lo más notorio es en el rendimiento escolar, en la alimentación, en el sueño y en las diferentes rutinas. Por lo general son chicos que bajan abruptamente sus notas, se aíslan, comen menos o pueden aumentar su ingesta de alimentos, duermen mucho o tienen insomnio, padecen pesadillas.
En el aula se detecta observando las actitudes de los alumnos, estando atentos a las risas, guiños, soplidos, miradas. También se puede apoyar en los testigos, instándoles a decir algo, pero en esto tiene que haber absoluta confidencialidad, puede ser colocando un buzón para que los alumnos puedan hacerlo de manera escrita y anónima, pues si alguien va a denunciar algo se asegurará que no pasará a ser un hostigado.
La prevención es importante, y se puede realizar a través de charlas reflexivas, con dinámicas, de manera lúdica, es decir con juegos, canciones y otros.
Pero consideramos menester saber qué hacer una vez que se ha instalado el bullying en una escuela o aula.
Este problema tiene tres pilares los alumnos, los profesores y los padres, por lo que se debe intervenir a partir de la triada para hallar la solución.
Desde la casa, lo que pueden hacer los padres para ayudar a su hijo acosado es la contención, cuando un niño o adolescente nos cuenta su situación, debemos actuar con calma, escucharle, preguntarle qué quiere que hagamos, si quiere que vayamos a hablar con los profesores y lo que él o ella decida debemos respetarlo.
No debemos actuar desde el odio o la ira, porque ello sólo empeorará la situación, no debemos asumir ninguna actitud que signifique para nuestros hijos más humillación, no debemos exponerlo a situaciones que se presten a la burla, por eso debemos tener cautela y actuar de manera mesurada, pensando bien las cosas.
Es esencial la contención, abrazar, darle cariño y demostrarle que no está solo o sola. Además podemos buscar ayuda profesional para que nos colabore en brindar contención a nuestros hijos, a veces es más fácil que se abran a una persona desconocida, quien no los juzgará ni los delatará.
Lo que recomienda María Zysman es "deben contener sin criticar, escuchar sin corregir, prometerle a su hijo que van a respetar sus tiempos para actuar."
Por otra parte, se debe hacer alianzas con los maestros en lugar de ir a confrontarlos, cuando hablemos con ellos no mencionar el bullying porque los padres no somos quienes vamos a diagnosticar si éste existe o no, debemos comenzar diciendo a los maestros "vine a hablar de mi hijo (a)", además de hablar de manera cortez, abierta y no con aspavientos.
No debemos exigir castigos o pedir que se nos informe qué medidas se asumirán contra el que maltrata, sino que debemos pedir que la situación de abuso o maltrato se detenga, que se otorgue seguridad física y emocional a nuestro hijo, y debemos tratar de alejarlo del ambiente donde es hostigado, lo cual no significa una renuncia o rendirse ante los problemas.
A partir de la escuela, lo que se recomienda es que una vez que se sospecha sobre la existencia de un caso de bullying se debe investigar más a fondo, comenzar hablando con quién se cree que pueda ser una víctima, luego con los testigos y al final con el hostigador. Además, en este punto es necesario incidir en que es mejor hablar a solas con cada uno de ellos porque el abusador es hábil con las palabras y su actitud es manipuladora, y el acosado puede salir perdiendo.
Es necesario asumir las siguientes medidas:
- Proteger al niño hostigado.
- Sancionar a quien hostiga.
- Replantearse temas de convivencia en el curso y en la institución escolar.
Para proteger al niño acosado se debe incrementar el cuidado en lugares que están por lo general vacíos de adultos. Se puede adoptar el sistema de los "hermanos mayores", es decir, alumnos de cursos superiores que cuiden a los más pequeños, esto les dará un sentido de responsabilidad y a los pequeños la seguridad de poder contar con el apoyo de alguien.
Además, quien maltrata lo hace porque se siente infeliz consigo mismo y envidia a los compañeros que tienen alguna cualidad que aquél siente que le falta o no posee.
Los padres de los niños maltratadores también deben darles contención y reflexionarlos, es mejor si buscan ayuda de un especialista y pueden someterse a terapia familiar, pues los niños que viven situaciones difíciles en sus hogares irán a explotar en la escuela, ahí será donde se desahoguen.
Los docentes aplicarán sanciones y pueden acudir a dinámicas y otras técnicas para generar empatía en el aula.
Finalmente, queda señalar que desde los medios masivos de comunicación no debemos convertirlo en chiste o en burla, debemos informarnos antes de hablar del tema y debemos tender a la educación, no a la banalización del problema.
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