Cada recreo se repetía la misma escena: estudiantes de entre 13 y 16 años eran obligados a ingresar a un aula de una unidad educativa de Quillacollo, pararse sobre los pupitres y soportar golpes y jalones en los genitales.
Los agresores eran cinco estudiantes de la misma unidad educativa, informó ayer la representante de la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia de ese municipio, Araceli Mamani.
El timbre del recreo marcaba el inicio y final de la tortura que soportaron 13 estudiantes quillacolleños por más de cinco meses.
Desde que inició la gestión escolar, los acosadores, de entre 14 y 15 años, sacaban de su aula a 10 estudiantes varones y los encerraban en un curso paralelo. Una vez dentro, las víctimas eran obligadas a subirse a los pupitres (mesas que tienen compartimientos donde se guarda el material escolar) y la tortura empezaba.
Al posicionarlos ahí arriba, los acosadores tenían alcance a los genitales de sus compañeros, los cuales jalaban y golpeaban durante varios minutos, describió Mamani.
Los agresores procedían de diferente manera con las tres víctimas mujeres, aunque el objetivo siempre era el mismo, vulnerar sus partes íntimas. A las chicas les levantaban los guardapolvos (uniformes) y, con el transcurso del tiempo, llegaron a tocarles los genitales.
El silencio de los que eran víctimas del acoso, motivó a que, con el paso del tiempo, las agresiones se tornaran graves y gravísimas.
En uno de los tantos recreos tortuosos, una de las víctimas, un estudiante varón que está en situación de orfandad, no pudo esconder el dolor.
Al verlo, una de sus compañeras se animó a denunciar a los cinco estudiantes.
BAJA MÉDICA Tras ponerse en evidencia el hecho, a principios de este mes, los 13 estudiantes fueron sometidos a un análisis médico que concluyó en que el más afectado por las agresiones físicas era el estudiante huérfano.
Le dieron seis días de baja médica (impedimento) que ya concluyó, contó Mamani. El resto de los acosados continúa recibiendo apoyo psicológico.
EXPULSIÓN La dirección de la unidad educativa donde sucedió el hecho determinó expulsar a los cinco agresores. Además, la Fiscalía tomó conocimiento del caso.
Los padres de los agresores, contrataron un abogado para defender a sus hijos.
DENUNCIAS En lo que va de la gestión 2016, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Quillacollo recibió al menos 12 denuncias de bullying, término inglés con el que se define al acoso físico o psicológico al que someten, de forma continuada, a uno o varios alumnos sus compañeros.
Según un diagnóstico de Visión Mundial, 8 de cada 10 escolares cochabambinos sufren bullying. Solo durante el primer semestre de la gestión pasada, la Defensoría de la Niñez y Adolescencia de Cercado atendió 39 casos de acoso escolar.
En abril, un niño de nueve años que estudiaba en otra unidad educativa de Quillacollo fue obligado por sus compañeros a saltar de unas gradas de su escuela y se fracturó la pierna.
Un médico forense determinó 60 días de impedimento. Además el niño fue sometido a una terapia psicológica.
El escolar tenía sobrepeso, ese era uno de los factores que propició el bullying.
SANCIONES En el país rige la Ley 548, del Código Niño, Niña, Adolescente, que sanciona con seis años de privación de libertad a los adolescentes que ocasionan daño físico o muerte a sus pares.
Además, el Decreto Supremo 1302 de Erradicación de la Violencia prohíbe el bullying y el ciberbullying.
Específicamente en Cochabamba, hay una Ley Contra la Violencia y Acoso Escolar, que fue aprobada en la gestión 2013 por el Concejo Municipal.
CONSECUENCIAS En una entrevista, la representante de Visión Mundial, Claudia Escóbar, explicó que hay cuatro tipos de acoso escolar.
Uno de ellos es el moral; que mella la dignidad del estudiante; el físico, que implica golpes; el psicológico, que está acompañado de insultos y apodos; y, finalmente, el sexual, que se da con toques impúdicos.
A criterio de la experta, los escolares varones son los más agresores debido a que replican el rol machista que todavía rige en muchos hogares de Cochabamba.
Los niños que sufren alguno de los cuatro tipos de acoso disminuyen su rendimiento académico, ya no quieren ir al colegio, tienen pesadillas, lloran sin ninguna razón, sienten dolores de cabeza y estómago. Además sufren depresión, angustia, estrés y desmotivación.
En situaciones extremas, los sentimientos de ansiedad de los escolares son tan agobiantes que pueden llevarles a tomar decisiones fatales como el suicidio, añadió la psicóloga Lorena Cox.
Ámbitos
Las agresiones de estudiantes a sus pares se dan dentro y fuera de las unidades educativas.
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