Con una farándula que recorrió la avenida San Silvestre y una feria que revivió las tradiciones de Santa Cruz, los alumnos del colegio Boliviano Paraguayo ayer se sumaron a los festejos del Bicentenario. Por su parte, los artesanos locales expusieron novedosos trabajos referidos a la efeméride en el Parque Urbano, donde también los Bomberos de la Policía elaboraron un sándwich de jamón de 800 metros, en busca de obtener una marca mundial.
Los 300 estudiantes matriculados en el Boliviano Paraguayo se vistieron con trajes típicos bailando las danzas de las 15 provincias cruceñas, contagiando su alegría a los vecinos del barrio Ferbo, en la zona norte, a los que hicieron participar del juego tradicional de la tarasca.
Luego del desfile la atención se centró en la feria en el mismo establecimiento, donde hubo comidas y bebidas típicas cruceñas.
“Cada lunes de septiembre se hace este tipo de muestras para incentivar el civismo en los estudiantes”, manifestó Rosario Cuéllar, directora del turno de la mañana.
A su turno, en el Parque Urbano, como parte de la programación del Bicentenario los Bomberos elaboraron un sándwich de 800 metros que pretenden que sea el más largo del mundo, pues la marca de los Guinness Records está en los 650 metros.
“Esta actividad es para recaudar fondos para mejorar la infraestructura del cuartel de Bomberos y para equiparlo”, comentó Víctor Sanabria, director de esa unidad.
“Para preparar el emparedado se usaron 800 metros de pan francés, 300 kilos de jamón de primera clase, 650 cabezas de lechuga y cinco cajas de tomate. Participaron de la elaboración 250 personas y el sándwich alcanza para 6.500 personas”, reveló Marco Harb, uno de los organizadores.
En el otro extremo del Parque Urbano continuó la feria productiva que fue abierta el sábado, esta vez dando realce a los artesanos.
Uno de los puestos más llamativos fue el de María Elena Coimbra, que elaboró pintorescas flores usando botellas de plástico recicladas cuyo precio era de entre Bs 10 y 20 por unidad. “La gente está comprando porque le llama la atención los colores”, dijo Coimbra.Otra artesana que estaba contenta era Amelia Cárdenas con sus tejidos que fueron muy requeridos, al igual que las miniaturas en cerámica de Lourdes Choque. “Los huevos de piyo pintados cuestan Bs 60, pero hay poca venta”, acotó Deisy Acosta.
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