En el último rincón de los nuevos asentamientos de la provincia del Cercado, se erige un pequeño oasis de la educación, la unidad educativa “San Nicolás”. Pese a la extrema pobreza, escasez de agua y vegetación en la mancomunidad Cobol de la comuna Itocta D-9, ésta apunta a ser un modelo de la educación para el cuidado del agua y el medio ambiente.
Se emprendieron diversos proyectos para aprovechar de manera efectiva hasta la última gota de líquidos. El tratamiento de orina y heces fecales de los baños es la única fuente de vida para 1.200 plantas ornamentales y forestales, que recibe el agua los 365 días al año a través de un sistema de riego por goteo.
La implementación de una tecnología alemana permite un ahorro máximo de energía. No se requiere bombas, ni electricidad para que funcione. Incorpora depósitos subterráneos y una especie de pantanos, que permiten contar con este oasis sin sentir el más mínimo olor.
La orina sigue un proceso de purificación que es destinada al riego de plantas forestales y ornamentales. Las heces siguen otro proceso en depósitos subterráneos que serán utilizados como fertilizantes para la producción agrícola. El agua de la cocina tiene otro tratamiento que va destinado al riego de plantas medicinales, frutales y verduras.
Cada detalle de la construcción fue pensado en el aprovechamiento máximo de energías alternativas. La construcción de terrazas al estilo incaico, con piedras y sin cemento permite evitar posibles desmoronamientos. En el lugar se plantaron los árboles.
Otra de las iniciativas es la producción de compost que aprovecha la materia orgánica de la preparación de alimentos (cáscaras de tomates, papas y otros).
Los proyectos son una herramienta para el proceso de enseñanza aprendizaje de 453 alumnos de inicial a octavo de primaria. Este conocimiento busca extenderse a los 4.227 habitantes que conforman la mancomunidad de Cobol.
Destaca en este proceso la participación activa y gestión permanente de la presidenta del Club de Leones Cochabamba Unión, Ingeborg Kremser, que junto a maestros y padres de familia, hacen realidad esta obra.
Educación para una vida mejor
La implementación de huertos y otras iniciativas en la escuela permite desarrollar un aprendizaje significativo que puede ser replicado en la vida cotidiana de los niños.
“El aprendizaje con los huertos es significativo, ayuda a superar la limitación de la enseñanza teórica”, expresó la profesora Dora Serrano. Con la primera cosecha los niños prepararon y compartieron sus alimentos.
La mayoría de los niños vienen de familias migrantes, muchos nunca conocieron algunas verduras y otros están recordando su actividad agrícola a la que se dedicaban anteriormente.
Cada niño está al cuidado de una planta que lleva su nombre. Este tipo de actividades desarrolla la sensibilidad de las personas hacia el cuidado del medio ambiente porque siente y sabe lo difícil que es cuidar una vida, dijo la jefe de la Dirección Departamental de Educación y Cultura Ambiental, Lizeth Álvarez.
La educación se proyecta a las familias y la comunidad
Las diferentes iniciativas emprendidas en la unidad educativa “San Nicolás” pretenden ser proyectadas a la comunidad. La mancomunidad Cobol, de la comuna Itocta es una de las zonas más pobres de Cochabamba.
La falta de servicios básicos y buenos hábitos de higiene y salud en la zona derivan en enfermedades comunes como la diarrea y enfermedades gastrointestinales.
“Los niños pierden la vida por causa de la diarrea, o por falta de una vacuna”, informó la odontóloga del equipo móvil de salud del Servicio Departamental de Salud (Sedes), María Luisa Soto.
“Queremos que los niños sean los maestros de sus padres en todo lo que aprenden en la escuela”, expresó la gestora de esta obra, Ingeborg Kremser, presidente del Club de Leones Cochabamba Unión.
Algunos padres de familia implementaron la experiencia de los minihuertos urbanos en sus domicilios. Por las tardes se continúa con la alfabetización de adultos, donde participan principalmente madres de familia junto a algunos jóvenes.
La escuela es un pequeño oasis para la diversidad de plantas
Más de 1.200 plantas se encuentran al cuidado de niños y maestros de la unidad educativa San Nicolás. Entre éstas se puede encontrar una variedad de especies alimenticias, medicinales, frutales, ornamentales y forestales.
En jardines, cada planta tiene su sección. En frutales están los higos, pacay, duraznos, manzano, paltas, naranja y sandías.
El cedrón, la ruda, romero, k’ara t’ola, k’ara llanthas, ajos, sábila, limones y eucalipto están en la sección medicinales.
Entre los condimentos están los ajíes rojos, kilquiña, perejil y ajos, que van acompañadas por las plantas alimenticias como la cebolla, lechuga, beterraga, zanahoria, habas, arveja, repollo y zapallos.
Pinos, palmeras, olmos, ceibos, lluvia de oro, libustos, acacias, chacatayas, fresnos y ficos, se encuentran en todo el recorrido de ingreso a la escuela y en sectores que acompañan la muralla. Éstas son las especies forestales y ornamentales.
Retos para la calidad educativa
Hace cinco años se inició la primera fase de la edificación de la escuela en medio de la completa desolación. El año 2005 la población estudiantil era de 15 alumnos y 1 profesor, hoy 453 estudiantes y 20 profesores asisten en dos turnos.
El apoyo del que fue gerente de la Cooperativa Boliviana de Cemento en aquel entonces, Jaime Méndez, y donaciones de la Embajada y el Gobierno alemán hicieron posible la construcción.
Los requerimientos de esta población en evidente situación de pobreza, no terminan. Existen retos que cumplir, entre ellos superar la desnutrición de estudiantes. Hoy se busca el apoyo de instituciones y empresarios que deseen sumarse a este proyecto con la dotación permanente de insumos para el almuerzo diario de alumnos.
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