Los escolares le pierden el miedo a la matemática y aprenden a resolver con rapidez las operaciones aritméticas, gracias a un método ideado por el ingeniero orureño Lino Alberto Velásquez, el cacho aritmético.
Gracias a este método, los estudiantes de diferentes escuelas de Oruro y Potosí han logrado mejorar sus rendimientos en esta materia.
"Hemos ingresado a 29 aulas en estos departamentos", afirma.
El creador de este método y sus tres alumnos más aventajados llegaron hasta OPINIÓN para hacer una demostración de sus habilidades con los números.
El menor de ellos, Cristian Guzmán Quispe, de 9 años, resuelve mentalmente los problemas de suma, multiplicación, división y resta con sólo mirar un par de segundos los cinco dados arrojados por el cubilete.
Los estudiantes de mayor edad, además de las sumas, restas y divisiones, multiplican números grandes y cuyos resultados alcanzan los miles.
Bairon Guzmán Quispe, de 11 años y Sol Guzmán Quispe, de 13 años, realizan además potenciación, radicación, fracciones y factoriales.
Velásquez rememora que ideó este método solamente como un apoyo para sus hijos, pero al ver los buenos resultados, decidió compartirlo con estudiantes de otros colegios.
La idea surgió hace 20 años, pero el juego fue sistematizado recién en 2008. Velásquez es también autor de dos libros "Educar Jugando" y "el Cacho Aritmético" en el que se brinda consejos a los estudiantes para que mejoren su velocidad para resolver problemas matemáticos.
Velásquez asegura que había la posibilidad de que el cacho aritmético sea parte de la currícula educativa, pero esta idea no prosperó, pese a que un grupo de ocho niños hicieron una demostración a técnicos del Ministerio de Educación.
Debido a la aceptación de este juego, Velásquez decidió lanzar en marzo de 2009 la Olimenpiada (olimpiada mental) matemática, un torneo que mide las habilidades de los niños.
DESDE KÍNDER Niños de prekínder en Oruro, practican el cacho aritmético con buenos resultados. "Son buenos en suma, resta y división", apunta.
Velásquez afirma que una de las experiencias más interesante la vivió en una comunidad de Sacaca (Potosí) con un estudiante de la zona, Johnny Barco Alave de 10 años quien demostró ser uno de los mejores en este juego.
Cuando compiten niños de diferentes edades, los más grandes son más rápidos en suma y multiplicación, pero los más pequeños resultan ser más rápidos en la división.
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