Ni hao, con esa sencilla palabra comienza en "la pequeña aula china” la clase de mandarín para los alumnos de tercero a sexto de secundaria del colegio San Ignacio. Ni hao significa hola en mandarín y parece una palabra simple, pero se ha convertido en la llave de estos adolescentes para abrir la puerta hacia la milenaria China.
Tres grupos que suman en total 91 alumnos con edades entre 11 y 18 años conforman las clases de chino mandarín en el colegio San Ignacio, que son dictadas por dos profesores, uno boliviano, quien ha recibido instrucción en el país oriental, y una maestra china. La enseñanza de este idioma cuenta con el apoyo de la embajada de China y del Centro cultural boliviano chino , que colaboran en el país para que se difunda el mandarín.
Liang llegó a Bolivia a principios de este año y es la joven maestra que vino desde China, donde también era maestra, para dar clases de su lengua materna en el colegio San Ignacio. Con mucha naturalidad dice en inglés: "ellos (los alumnos) aprenden muy rápido y eso me gusta, además los bolivianos son muy buenos conmigo, me ayudan mucho”. Liang habla muy poco español y se comunica con sus alumnos en el idioma anglo.
Los alumnos la ven y les parece linda y muy divertida porque explica la materia con mucho entusiasmo. Para su alumna María de los Ángeles Salazar, "es divertido”, porque practican inglés y aprenden chino. "La profesora es muy buena”, cuenta sonriendo.
"Hacer negocios sería muy interesante y aprender un idioma que es difícil es un reto, además me gustaría conocer China”, afirma Valeria Dávila. Quizá estos jóvenes que aprenden este nuevo idioma no lo perciben aún, pero se están convirtiendo en una especie de Marco Polos modernos que se han dado a la tarea de descubrir las maravillas del mundo oriental a través de su idioma, por el momento.
Esa dificultad que el director del establecimiento, el padre Ramón Alaix, pensaba que podría ser un obstáculo a la hora de aprender mandarín, se ha convertido entre estos jóvenes en un aliciente para empaparse de este idioma. "Para mí es algo nuevo y que sea difícil ya lo hace un reto interesante”, cuenta Sandra Marza y el resto la apoya con sonrisas y asentando con la cabeza mirando a su maestra.
"Quizá podrían estar haciendo otras cosas, pero dedican su tiempo para aprender este nuevo idioma, Lo que ha superado nuestras expectativas porque pensábamos tener 30 alumnos y ahora en cambio son 91. Nosotros queremos darles la llave para abrir ese mundo de la China”, relata el padre Alaix, quien también tiene el reto de aprender el chino mandarín porque sus alumnos ya lo saludan por los pasillos con el famoso Ni hao. Él piensa pedir su propio pupitre en uno de los grupos de aprendices.
En La Paz, el colegio San Ignacio, gracias a un convenio firmado con el Centro cultural boliviano chino, y con apoyo de la embajada de China, es uno de los establecimientos que se embarcó en la tarea de la enseñanza de este idioma. Otros colegios son: en El Alto, Fuerza Aérea; en La Paz, Héroes del Pacífico, que ya reciben la instrucción del idioma desde el año pasado.
Son los padres que fomentan este aprendizaje. "Los papás quieren que sus hijos sepan por diferentes motivaciones, especialmente por los negocios, las becas para ir a la China a estudiar y para ello es necesario saber chino básico. Además que este es el idioma del futuro”, explica Fernando Guzmán, director del Centro cultural boliviano chino.
Antes, los comerciantes recibían clases con lo básico de este idioma para hacer sus negocios en China, ahora en cambio, estos estudiantes aprenden gramática a profundidad en cada clase.
La embajada de China por su parte, fomenta la difusión del mandarín trayendo a los educadores, brindando becas e impulsando el intercambio cultural. Para el agregado cultural de China en Bolivia, Liu Hebao "si los adolescentes quieren aprender el idioma es una tendencia muy positiva porque el desarrollo rápido de China ya ha atraído la atención de la gente”. Todo comenzó por el intercambio comercial entre ambos países, que se da desde hace varios años, y que ahora impulsa a las nuevas generaciones a adoptar el idioma del dragón, "lo que puede impulsar la cooperación de la cultura y la educación entre las partes”, acota el diplomático.
Para más adelante, el colegio San Ignacio ha solicitado al Ministerio de Educación el permiso para incluir en su pénsum académico la instrucción de este idioma a partir del 2016. Así dejaría de ser una actividad extracurricular, como es por el momento, y permitirá a los alumnos alcanzar 1.200 horas de educación en chino mandarín para optar por un título de técnico medio en el idioma.
"Esta será una herramienta que les servirá para buscar mejores oportunidades. Desde agosto del año pasado que se conversa con el establecimiento y se aceptó que se brinde esta otra lengua mediante un programa de cooperación entre ambas instituciones”, explica Jorge Terán, coordinador del centro cultural del colegio San Ignacio.
Libros, CDs interactivos, apuntes y los ojos clavados en la pizarra permiten no perder detalle de la clase y aprender cómo se dice "yo vivo en La Paz” o "soy de Bolivia” en chino mandarín. De rato en rato provocan carcajadas entre todos porque la pronunciación es complicada, pero la maestra Liang ha logrado desarrollar un vínculo con sus alumnos durante estos tres meses que imparte la materia. Con una reverencia ella retribuye a sus alumnos y ellos regresan la cortesía, de a poco, se van familiarizando con el mundo de la fabulosa China.
Los objetivos a futuro para el mandarín
Más colaboración La embajada China está dispuesta a brindar más colaboración y material para la difusión del mandarín. Mientras que el centro cultural boliviano chino aspiran llegar a más colegios.
Becas Becas para estudiar carreras o postgrados están disponibles para estudiantes bolivianos que tengan conocimiento del idioma. Se puede recabar información en el Centro cultural boliviano chino, mezzanine del edificio Herrmann en El Prado.
Otra opción También se puede optar por aprender este idioma en el CETI de la UMSA, Av. 6 de agosto 2080 que también es para jóvenes y adultos.
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