Fuera de la estructura escolar y en horarios apropiados a sus necesidades, más de 40 mujeres de la tercera edad en El Alto, cada miércoles, dejan sus labores domésticas y toman sus cuadernos y lápices para aprenden algo de historia, matemáticas, lenguaje, geografía, ciencias naturales y lengua originaria en el afán de cumplir con el sueño de terminar la primaria y mejorar sus condiciones de vida.
Dicen que no hay edad ni obstáculo para estudiar y al parecer esa es la consigna de este grupo de mujeres participantes del Programa Nacional de Post-alfabetización donde el 90% tiene entre 50 y 80 años de edad.
En plena intemperie y sentadas en improvisados pupitres de adobes y “lipichis” cueros de oveja; 43 mujeres alteñas a quienes costó convencerlas de superarse y terminar sus estudios básicos decidieron abandonar la oscuridad del analfabetismo.
Una de las destacadas participantes del Programa Nacional de Post-alfabetización es doña Clemencia García de 68 años de edad, quien vino del campo y aunque le gustaba estudiar no tuvo oportunidad de terminar la escuela primaria, porque su padre no le pudo comprar los materiales escolares. “Vinimos a El Alto y tuvimos que trabajar –cuenta– éramos 10 hermanos, no pude estudiar porque me faltaba libros, mi papá no me lo podían comprar, entonces tuve que dejar la escuela, pero siempre tuve la esperanza de poder terminar”, relata.
Al igual que doña Clemencia, 7.533 participantes del Programa Nacional de Post-alfabetización se encuentran en pleno proceso educativo en el municipio de El Alto. Según el director general de Post-alfabetización, Ramiro Tolaba, gracias a esta política educativa 3.222 alteños lograron concluir el tercero de primaria y 1.083 se graduaron a sexto de primaria.
La autoridad educativa explicó que el plan de estudios, calendario y frecuencia de clases es flexible y se adecua a las características y necesidades de los participantes. Añadió que los procesos de Post-alfabetización se desarrollan aplicando el método audiovisual “Yo, sí puedo seguir”, así como otros métodos alternativos que responden a las necesidades educativas y características de los participantes y grupos.
Nacida para enseñar
En idioma aymara y con mucho esmero y dedicación, Roxana Mamani imparte clases de lenguaje, matemáticas, geografía, historia entre otras asignaturas. La tarea no es nada fácil, porque al parecer, la mirada cansada de las “abuelas” dificulta su aprendizaje aunque no se constituye en una barrera para que vuelvan a estudiar.
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