26.4.20
El reto de la educación
Entre las muchas transformaciones obligadas por la pandemia desatada por el COVID-19, una de las más trascendentes es la educación. La cuarentena dictada en muchas partes del mundo, de la cual Bolivia no es la excepción, ha impedido que la mayor parte de las y los estudiantes continúen su educación con normalidad. En el ministerio del rubro saben que es urgente encontrar una alternativa.
Miles de niñas, niños y adolescentes de todo el país se han visto obligados a permanecer en casa desde mediados de marzo, impedidos de asistir a las aulas, y llevan semanas sin acceder a la educación que merecen. Los casos en que se dictan clases a través de medios tecnológicos son la excepción, e incluso en aquellas unidades educativas (todas ellas privadas, para las y los más privilegiados) el acceso a la tecnología necesaria no siempre es fácil.
En el caso de la educación escolarizada pública, el Ministro de Educación ha tenido que hacer un viraje de su posición inicial, cuando se mostró al menos incómodo con la instrucción de suspender clases hasta sus más recientes declaraciones, en las que anunció que el despacho a su cargo ya está desarrollando ideas para cuando la cuarentena se levante y la sociedad vuelva poco a poco a la normalidad.
La autoridad explicó que luego de que concluya la cuarentena y ya no exista riesgo para la salud de la población, las y los escolares volverán a las aulas y tendrán que pasar cursos de nivelación para los temas prácticos, pues la parte teórica es la menos afectada. Al respecto, el Ministro recomendó “no sobrevalorar los cursos virtuales, porque no son muy útiles ni virtuosos para aspectos prácticos ni procedimentales”.
Días después, el ministro adelantó que para el retorno al clases se adoptarán nuevas medidas, entre ellas combinar la educación virtual con la presencial. Dijo que se baraja la posibilidad de reducir el número de estudiantes en cada aula, así como los días en que asisten a clases. Para el efecto, anunció que se gestiona con la empresa estatal Entel un plan para facilitar el acceso de las y los educandos al internet, así como capacitación al personal docente en el uso de recursos tecnológicos.
Asimismo, anunció que para los lugares más alejados, y donde es previsible que menos personas acedan a los dispositivos tecnológicos necesarios para usar la red de datos, se implementarán programas de educación a distancia a través de la radio y la televisión. En Bolivia hay mucha experiencia ese ámbito desde hace al menos cuatro décadas, y debería aprovecharse incluso antes de que acabe el periodo especial que hoy se vive.
Hay, en fin, un mundo por explorar en materia de educación, y es imperativo que los planes que hoy se anuncian estén listos para ser implementados en el plazo más breve posible; el presente y futuro de las generaciones más jóvenes así lo demanda.
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