Una serie de eventos cuestionados llevaron a que Bolivia sea el único país de América con cierre del año escolar. Algunos maestros y padres consideran esto como un “fracaso del Gobierno en la educación”. Otros aún mantienen la esperanza de una rectificación o alguna forma de resolver el problema. La realidad para cada escolar es diferente.
“Este año fracasó por la incapacidad de este Gobierno”, dijo la dirigente del Magisterio, Norma Barrón. Comenzó su observación recordando los conflictos de 2019 como el principio de la crisis educativa.
El año escolar de la gestión pasada finalizó con varios contenidos pendientes, luego de los conflictos poselectorales. “Ya nos preguntábamos cómo vamos a empezar el 2020, porque el 2019 no terminamos todo lo avanzado y sin reforzamiento”, contó Barrón.
Esta situación llevó a una adecuación de la currícula. Pasó un mes y medio de clases hasta que llegaron los primeros casos de coronavirus y la primera actividad en suspenderse fueron las clases presenciales.
Barrón y el delegado episcopal de las escuelas de convenio (CEIL), Pablo Vargas, coinciden en que se demoró demasiado tiempo en publicar los reglamentos para esta etapa educativa no presencial.
Se apostó por la educación virtual, pero sin que los maestros sepan cómo evaluar y tengan que adecuar los contenidos. Cuando los reglamentos se hicieron públicos, dos meses después de educación en casa, surgieron más observaciones.
“Una de las fallas fue no apoyar económicamente, prácticamente se privatizó la educación”, cuestionó Barrón.
Esto debido a que los maestros, padres y colegios se vieron ante la necesidad de invertir recursos para el pago de las plataformas virtuales, el Internet y demás. “Tiene un alto costo la educación virtual”, agregó.
El delegado episcopal en Ceil además lamentó que no se tomara en cuenta de manera inmediata todas las sugerencias que comenzaron a aparecer una vez que se determinó llevar la educación al hogar.
“Se demoró mucho. Si bien esto sorprendió a todos, de manera inmediata surgieron muchas propuestas, pero hubo mucha demora de parte de las autoridades para tomarlas en cuenta. Y, luego de tanto esfuerzo, llegan con la clausura”, lamentó Vargas.
Otra de las acciones que se cuestionó fue la escala en el porcentaje de rebajas en los pagos de las mensualidades para los colegios privados. Varias instituciones se encontraron con protestas de padres que demandaban una reducción hasta del 50 por ciento.
Sin embargo, la estocada final llegó el 2 de agosto con el cierre del año escolar. Nuevamente, se asumía la determinación sin contar con un reglamento inmediato. El documento salió cuatro días después y generó más caos, pues sugería que los colegios continúen la educación a distancia, pero con todos los estudiantes aprobados.
“La resolución de clausura fue un golpe muy duro, porque los padres, profesores y estudiantes hicieron un gran esfuerzo. Los colegios de convenio determinaron no concluir con las actividades educativas. Creemos que es un derecho fundamental y no podemos dejarlo de lado”, dijo Vargas.
Barrón coincide con que la decisión resultó negativa y considera que se debería trabajar en una malla curricular pospandemia.
“La clausura es la salida por el desastre. Pudieron paliar un poco, se podía trabajar una malla curricular pospandemia. Ahora los padres quieren ver la nota de aprobados de sus hijos y cada vez languidece más el intento de volver a la educación virtual”, dijo.
Diferencias
Algunos estudiantes de colegios de convenio, particulares y fiscales optaron por continuar su proceso de formación. Sin embargo, algunos profesores comentan que de un aula de 25 se conectan sólo cinco estudiantes. A esto se suma que la mayoría de las unidades educativas y padres siguen en tratativas para ver qué hacer de aquí en adelante.
Según Vargas, se corre el riesgo de que se genere una importante brecha formativa entre unos y otros estudiantes. Barrón considera que también se va a tener una incidencia psicológica en los escolares.
“Esos cinco estudiantes están manteniendo algunos hábitos. ¿Y qué hace el resto? ¿Viendo tele, trabajando, leyendo? Ni se les dio afecto por la lectura. El alumno va a perder motivación, interés; y se mantenían ocupados en cuarentena”, observó la dirigente.
Además del temor de algunas autoridades de que esto lleve a la deserción escolar de algunos niños en situación vulnerable.
Ambos educadores consideran que aún hay tiempo de repensar la decisión y ver alternativas para no dejar sin educación a los niños y jóvenes.
“Siempre hay formas y estrategias. Se tienen que tener reuniones con todos los miembros del sector educativo y que entiendan que la educación es fundamental”, dijo Vargas.
Pese a todas las decisiones tomadas hasta el momento, aún se pueden hacer algunas reversiones.
El Gobierno decidió cerrar el año escolar tras casi tres meses de clases virtuales
COLEGIOS LANZAN PROPUESTAS
La situación educativa del país trasladó la responsabilidad de buscar alternativas a las unidades educativas y a los padres de familia. Es así que muchos colegios, principalmente los privados —que deben sostener planillas de maestros—, iniciaron un proceso de presentación de propuestas.
Cada colegio analiza las diferentes opciones para continuar con el proceso formativo de los escolares. Clases virtuales, por segmentos, orientación, niveles y demás son algunas de las propuestas.
¿QUÉ PASÓ CON LA EDUCACIÓN ESPECIAL?
REDACCIÓN CENTRAL
La educación alternativa y especial ha sido relegada en todo este proceso, según los educadores del área. Si bien las suspensiones y demás ocurrieron al mismo tiempo, no se encontraron las alternativas y propuestas esperadas para este sector.
Algunos maestros, donde se tiene acceso a Internet, continúan con las clases de manera virtual. Pero hay un gran porcentaje que no está logrando el acceso a la tecnología u otras formas de formación.
“El subsistema de la educación alternativa y especial es una población incluso más vulnerable que del sector regular. Nos comunicaron que este subsistema continúa, pero no se ha trabajado mucho cómo llevar la educación a este sector”, señaló el delegado episcopal de los colegios de convenio (CEIL), Pablo Vargas.
El educador explicó que se necesitan diferentes estrategias, según el tipo de discapacidad y el nivel de educación que tienen las personas. En el área rural el reto es mayor.
Sin embargo, las políticas del Gobierno no dieron respuestas claras y concretas para las necesidades de este sector.
Por este motivo, los colegios de convenio que trabajan con estudiantes de esta rama optaron por ejecutar un proceso de formación a los padres de familia y que sean ellos quienes lo repliquen con sus hijos.
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