Leonardo Gutiérrez Pedrazas, el muchacho que este año saldrá bachiller a los 14 años de edad, comparte los últimos días con sus amigos, compañeros y maestros del colegio Boliviano Alemán Cardenal Maurer, en Sucre, que le abrió las puertas otorgándole una beca desde hace siete años. En 2011, iniciará una nueva etapa en su vida, la universitaria, que será un reto para él y también para las instituciones donde estudiará por el alto coeficiente intelectual que posee.
No le gusta ser popular y está un poco cansado del asedio de los diferentes medios de comunicación pues a él le gustaría pasar casi desapercibido. En cambio, con sus compañeros de colegio, luce tranquilo y alegre.
La ex directora del colegio Boliviano Alemán, Avelina Espada, al conocer las potencialidades de Leonardo, hizo las gestiones para darle una beca en el establecimiento. El actual director, Ramiro Bohórquez, comenta que la educación que recibió fue la misma de los demás, pero debió tener un apoyo especializado en su formación.
A los cinco años, Leonardo tenía un coeficiente mental de 147 puntos, según una evaluación psicométrica aplicando la escala de Wechsler. A los ocho años, el nivel se situó en 120 y, actualmente, a los 14, tiene 137 puntos, una inteligencia considerada muy superior a la media, según revela la directora de la carrera de Psicología de la Universidad del Valle (Univalle) en Sucre, Orietta Sánchez.
Leonardo asegura que está listo para iniciar el periodo universitario; estudiará dos carreras simultáneamente: Ingeniería de Sistemas Informáticos en Univalle, que le otorgó una beca completa por cinco años, e Ingeniería Civil, en la universidad estatal San Francisco Xavier.
Leonardo dice que le gustan las matemáticas, física y química; lee novelas de ciencia y ficción y, reitera, no le gusta hablar mucho. Además del colegio, está en séptimo trimestre de inglés en los cursos de extensión de la Universidad San Francisco Xavier y es alumno de la Academia de Teatro y Declamación de la profesora Norah Bernal de Daza.Tiene unas palabras para muchachos como él: que no se rindan, que sigan adelante, buscando las mejores oportunidades.
Su madre, Gladys Pedrazas, dice que Leonardo nació en Sucre el 29 de enero de 1996, fue un niño callado y reservado. Reía poco y casi no jugaba; sin embargo, sorprendía a sus padres porque aprendía muy rápido cualquier cosa. Su mamá tuvo que lavar pañales corto tiempo porque Leonardo le empezó a avisar a sus ocho meses para hacer sus necesidades fisiológicas; caminó al año y medio y habló a los tres años con total claridad, periodo en el que también aprendió a leer solo. Le encantaba que sus padres le leyeran cuentos, pero un día que su mamá estaba ocupada le dijo: ¡Aprende a leer vos!, a lo que el pequeño, de tres años, respondió: ¿cómo se lee? Su mamá le dio un libro indicándole rápidamente las vocales, el abecedario y los números. El pequeño no preguntó más. Se pasó los siguientes días encerrado en su cuarto. Tres semanas después, cuando estaban en el microbús, empezó a leer los carteles de las calles.
Leonardo pasó del jardín de infancia a tercero de primaria y, pese a que pudo haber subido un grado más, sus padres decidieron que se quedara en ese nivel para no aumentar más "la diferencia de edad" con sus compañeros. Es el tercero de cuatro hijos. Su padre, Roberto Gutiérrez Tapia, de 53 años, oriundo de Tupiza, fue despedido en abril de este año, cuando estaba a punto de jubilarse del Servicio Nacional de Telecomunicación Rural, donde prestó sus servicios durante 29 años. Su madre, de 44 años, nacida en Sucre, trabaja en costura ocasionalmente.
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