Por primera vez, 11.453 maestros de todo el país recibieron en sus aulas no sólo a los estudiantes sino también a sus colegas, quienes al finalizar la clase les hicieron conocer sus observaciones y compartieron sus experiencias en lo que se llama aula abierta.
Esta experiencia forma parte de una de las acciones del Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de Enseñanza Escolar (Promeca) que se inició el 2003 a través de un convenio intergubernamental entre el Ministerio de Educación y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA).
El coordinador nacional del proyecto, Gonzalo Vargas, explicó que esta iniciativa busca optimizar la calidad de la educación a través del mejoramiento del desempeño de los maestros para que éstos, a su vez promuevan, la participación de los estudiantes en el proceso de aprendizaje.
Vargas indicó que la primera fase del proyecto arrancó el 2003 con ocho unidades educativas (cuatro en la ciudad de La Paz y cuatro en Cochabamba) con actividades de capacitación para incentivar la autoformación de los maestros a través de diferentes estrategias y técnicas.
Según el coordinador, para lograr que los maestros adquieran estas técnicas se implementó como mecanismo el Estudio Pedagógico Interno (EPI) y el método de las clases abiertas (observación de clases por sua pares), que se basan en el estudio de clase que se empleó en el Japón.
“En la clase abierta los maestros dictan su clase, pero no sólo en presencia de sus alumnos sino de sus colegas que escuchan su clase y realizan observaciones, críticas constructivas y comparten sus propias técnicas”, manifestó.
Sin embargo, aseguró que implementar el método no fue fácil porque los maestros no tenían la costumbre de compartir sus clases mutuamente y éstas se hacían a puertas cerradas.
“Al comienzo no sabía qué esperar, pero una vez trabajando me di cuenta de que uno debe dejar a un lado el egoísmo y el individualismo pues al compartir todo lo que uno sabe puede ayudar y recibir ayuda, una ya no se siente tan sola”, dice la profesora Leonor en un informe del proyecto.
El coordinador también explicó que otro de los ejes del proyecto era cambiar las clases donde los maestros se limitaban a enseñar sin dejar que los niños expresaran sus pensamientos.
“Entonces se puso énfasis en cambiar su hábito de sólo escuchar al maestro para que ellos sean protagonistas y que expongan sus ideas”, dijo Vargas.
El coordinador explicó, además, que en el marco del proyecto se realizó la incorporación del ambiente comunitario del aula. “Aquí, el aula se convierte en una pequeña comunidad de aprendizaje, donde los niños aprenden hábitos, valores y un sentido de pertenencia”.
Datos de la iniciativa Promeca
La primera fase del Proyecto de Mejoramiento de la Calidad de Enseñanza Escolar (Promeca) se inició con ocho escuelas piloto, cuatro en La Paz y cuatro en Cochabamba. En la fase final se logró capacitar a 11.453 profesores en 500 unidades educativas de primaria, además de 85 colegios en Oruro.
Por otro lado, 1.200 establecimientos educativos trabajaron apoyados por la organización Visión Mundial, lo que suma 1.800 unidades. La inversión de la Agencia Internacional de Cooperación del Japón (JICA) alcanzó a 7,7 millones de dólares desde la gestión 2003.
El proyecto estableció que el maestro mejoró
El coordinador nacional de Promeca, Gonzalo Vargas, indicó que tras finalizar la fase de implementación del proyecto se logró que los maestros valoren la experiencia, mejoren su desempeño en la clase, sus relaciones con los niños y el ambiente comunitario de forma efectiva.
“Ha sido muy importante que los docentes valoren la experiencia durante el desarrollo de los procesos de formación continua pues ha fortalecido su autoestima como profesionales de la educación”, afirmó Vargas.
El coordinador también aseguró que se podría afirmar, por lo aprendido, que los niveles de mejoramiento de desempeño de los maestros y su contribución a optimizar la calidad educativa dependen de diversos aspectos: uno el uso adecuado de las estrategias que les permitan trabajar en clase y otro la voluntad personal de ellos mismos.
“Cabe resaltar que las técnicas para mejorar la clase también han propiciado las condiciones de una nueva cultura de trabajo al interior de las unidades educativas pues han mejorado la forma de dictar clases y se ha creado un ambiente comunitario”, manifestó.
Finalmente, explicó que para mejorar el trabajo de los maestros es necesario la interacción de todos los actores del proceso educativo, como los padres, los estudiantes y docentes.
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