Que los niños y adolescentes vayan cada día contentos a clases porque se divierten aprendiendo, investigando y desarrollando sus habilidades particulares, porque disfrutan el tiempo que pasan con sus profesores, lo mismo que cuando tienen que cumplir con el desafío de una eventual tarea; parece ser un ideal posible de alcanzar mientras exista una mente curiosa y un corazón dispuesto a enseñar y seguir aprendiendo en el proceso.
A pocos días de comenzar un nuevo año escolar, ECOS indaga en la opinión de entendidos para proponer algunas sugerencias o tips que ayuden a los maestros a generar una experiencia educativa motivadora y un ambiente que contribuya al aprendizaje de los estudiantes.
Anima también a revisar experiencias de países considerados entre los mejores del mundo por la educación que imparten, como Finlandia o Nueva Zelanda, cuyos parámetros han revolucionado la forma tradicional de enseñar en el colegio.
¿Qué es la educación?
Educar es dar las herramientas para aprender a resolver los problemas de la vida cotidiana y la forma más común de educación es la que se imparte en la escuela.
Iván Salinas, Psicólogo del Colegio Don Bosco de Sucre, afirma que la educación debe estar enfocada en hacer personas integralmente felices en su forma de pensar, de sentir y de actuar. Lamenta que la educación actual se enfoque más en el pensar.
Desde el punto de vista de la Pedagogía, la profesional María Teresa Vargas reconoce que dentro de los tres procesos fundamentales de la enseñanza, como son los conocimientos, habilidades y valores, el sistema educativo se centra en conocimientos, dejando de lado destrezas y actitudes.
“Lo primero que debemos hacer es conocer a los estudiantes antes de enseñarles y lo primero que les enseñemos deberían ser valores; pero nosotros enseñamos a la inversa, primero conocimientos y luego actitudes y valores”, enfatizó Vargas.
Generar un buen ambiente educativo
Para el psicólogo Salinas, los profesores deben enseñar porque les encante hacerlo. “Si un profesor ama lo que hace genera un ambiente adecuado”, precisa.
Añade que el maestro debe ser saludable emocionalmente y presenta un “checklist” para identificar maestros saludables.
Al respecto, la psicopedagoga reconoce que hay actitudes que hacen daño a la profesión y aconseja a los maestros a despojarse de ellas. En un principio sugiere conocerse a uno mismo para identificar cualidades y limitaciones que se irán depurando paulatinamente para el desempeño pleno de su vocación.
El maestro comprometido y convencido puede hacer un uso más efectivo de las múltiples técnicas que ayudan a generar un buen ambiente que predispone a los chicos a aprender y a crear.
Iván Salinas en su rol de orientador pero también de profesor dice, “aprendamos a perder el tiempo con los estudiantes y reconozcamos sus éxitos”. Desde luego sabe que el recurso tiempo es muy escaso pero primordial para generar puentes de comunicación y confianza.
Los maestros con vocación enseñan mejor
María Teresa Vargas da la pauta para ayudar a un maestro o futuro maestro (sea varón o mujer) a darse cuenta si tiene vocación con la siguiente afirmación: “el maestro debe encontrarle sentido a su profesión y sentido a su vida a partir de la enseñanza”.
Igualmente reconoce la compleja tarea del educador que demanda estar predispuesto a aprender y enseñar en todo momento, incluso fuera del aula y fuera de los horarios de clases.
Se refiere también a la humildad que debe acompañar la vocación, pues un verdadero maestro debe estar dispuesto a aprender siempre, incluso de sus propios alumnos, sean estos niños o jóvenes. Invita además a buscar las experiencias de los profesores mayores que seguramente tienen algún método, técnica o vivencia útil que se puede aplicar.
Enseñar con amor
El pedagogo, educador y reformador suizo, Juan Enrique Pestalozzi, dio una muestra de las grandes cosas que se pueden lograr enseñando con amor. A su método le sumó este ingrediente y pudo no sólo educar, sino afectar positivamente la vida de cientos de huérfanos quienes llegaron a ser grandes personas de influencia en sus comunidades, según explico Teresa Vargas.
Recuerda igualmente que el filósofo romano Séneca tenía claro que había que educar para la vida y para ser más felices. Vargas dice que mucho depende de cómo el maestro enseñe. “Cuando uno ama su profesión las cosas las hace bien y esa energía positiva se transfiere a los chicos”.→
→Como institución Vargas dice que el colegio es realmente el segundo hogar de los chicos pero no se está cumpliendo esa función. “Se ha perdido el sentido de lo que es escuchar a un hijo, a un estudiante. Cuando los chicos dicen ¡profe, profe! y el maestro dice... después y ese después nunca llega, el chico se frustra”, concluye.
Para el psicólogo Iván Salinas, entre las tantas formas de expresar amor hacia los estudiantes es estar dispuesto a perder el tiempo alguna vez con ellos. “No creo que exista una fórmula porque no se puede protocolizar todo lo que debe hacer un maestro para ser un buen maestro”, enfatiza.
Estudiantes más felices
El psicólogo dice que seres integralmente felices son aquellos que pueden administrar sus formas de pensar y pueden manejar sus emociones en concordancia con lo que hacen cotidianamente.
Para lograr chicos y chicas más felices en la escuela, la psicopedagoga invita a los maestros a buscar las aptitudes de cada estudiante las cuales posee desde que nace. “El maestro lo que tiene que hacer es potenciar sus inclinaciones”, dice.
Vargas aclara que junto con las aptitudes el ser humano nace con actitudes o con un carácter que tiene que ir desarrollando y moldeando paulatinamente. “Si el maestro tomara en cuenta estos dos aspectos seríamos una sociedad mejor”, afirma.
Por su parte Salinas dice que si un maestro sabe relacionarse con flexibilidad con los alumnos, pero sin llegar a ser demasiado permisivo, probablemente tenga estudiantes más felices dentro del aula. Desde luego un estudiante contento estará más dispuesto al proceso de aprendizaje.
Iván Salinas recuerda en su faceta de estudiante a profesores inspiradores, como por ejemplo Rosario Berdecio, quien no sólo tenía autoridad para infundir respeto en el curso, sino que en particular le enseñó a disfrutar la lectura y lo impulsó a incursionar en la escritura.
Nuevas tendencias de educación
Iván Salinas revela que en el sistema tradicional de educación -con los niños sentados en filas de pupitres- la imaginación de un niño se va perdiendo en los tres a cinco primeros años de escuela. En otras palabras la escuela va apagando la imaginación de los niños a pesar de que se sabe que durante la infancia es la época en la que el ser humano tiene mayor imaginación.
Ésta entre otras razones ha motivado una revolución en la educación a nivel mundial teniendo como exponente a países como Nueva Zelanda, Finlandia o Japón, pero también México ao Colombia, por mencionar algunos, donde entre sus principios tienen el de fomentar el pensamiento libre y actividades divergentes mientras motivan a sus estudiantes a desarrollar estrategias de aprendizaje que les sirvan para toda la vida.
¿Cómo lo hacen? Justamente nutriendo su imaginación, curiosidad y aspiraciones. Les enseñan el respeto por sí mismos y por los otros, además de ser responsables y adaptarse a los cambios.
Nueva Zelanda por ejemplo reconoce que el elevado nivel de desarrollo económico y social de su país se debe a la calidad de su sistema educativo. Allí la profesión del maestro o docente es valorada social y económicamente. La carrera del Magisterio en Finlandia es, exigente y larga por lo que los maestros están muy bien preparados y además tienen vocación. Los recién graduados deben estar dos años a prueba trabajando en un colegio bajo la supervisión del director.
En el ejercicio de sus funciones están comprometidos con la profundización del aprendizaje en su comunidad y en aportar constantemente a la calidad del sistema educativo. Si bien todos los colegios tienen lineamientos generales de contenidos, cada escuela y sus profesores diseñan y organizan el currículo y como conseguir sus objetivos. Entre otras características de la educación moderna, los maestros intervienen desde los primeros cursos para apoyar a alumnos con necesidades especiales, minimizando el porcentaje de fracaso escolar. Evitan pruebas y actividades estandarizadas y los estudiantes tienen tiempo para todo. •
Perfil de un educador saludable
No está laboralmente agotado (con síndrome de Burnout).
Es apasionado por su trabajo.
Se retroalimenta. Está motivado por el constante aprendizaje, no solo de contenidos nuevos sino experimenta con nuevas formas de educar.
Trabaja en equipo.
Comparte materiales e ideas con sus colegas.
Es creativo. Siempre está inventando formas para hacer sus clases entretenidas.
Gestiona sus emociones y resuelve problemas. (Maneja sus estados de ánimo).
Es conciente del efecto que producen sus emociones en los demás, incluidos sus alumnos.
Es empático con sus estudiantes. Sabe ponerse en el lugar de ellos.
Sabe escuchar.
Es capaz de “perder el tiempo” con sus estudiantes e interesarse por temas que a ellos les importan.
FUENTE: Iván Salinas Ovando. Licenciado en Psicología en San Francisco Xavier. Psicólogo del colegio Don Bosco. Docente en la Universidad del Valle. Tiene formación en Psicología Clínica y en Psicopedagogía.
Tips para tener chicos felices en el aula
Motivar al curso de entrada. Se sugiere hacerlo con una pregunta, contando una experiencia o poniendo un tema que nada tenga que ver con el avance de materia. Una audiencia cautiva y motivada estará más dispuesta a avanzar la lección.
Escucharlos. Puede permitir que el avance de materia y rendimiento académico suba cuando el maestro se da el tiempo de escuchar. Incluso es un espacio para identificar problemas dentro del curso.
Reconocer sus éxitos. “Se gana más con miel que con hiel” y lleva a mejores resultados a largo plazo.
Darles estructura. Un maestro lo logra siendo firme y consistente. Se debe evitar caer en tratar de ser “buena onda” o “cool” pues corre el riesgo de volverse demasiado tolerante, permisivo y perder la autoridad. “Un maestro puede ser tolerante y razonablemente flexible ante el comportamiento de los chicos siempre y cuando haya un marco general de reglas que se respeten”.
Involucrarse en los temas que a ellos les interesen. Eso genera un espacio de diálogo y de aprendizaje para el estudiante. “Aprender a perder el tiempo con ellos es un arte. Aunque no le parezca útil al profesor, debe interesarse en lo que a ellos les interesa”, sugiere Salinas.
Dejarlos proponer. Pueden traer temáticas al curso para hablar y debatir.
No humillarlos.
Evitar compararlos. Solo algunas veces puede resultar una herramienta útil hacer una comparación, pero debe hacerse con tino.
No gritarles.
Hacer cambios ahora. Pueden ser simples pero significativos, como cambiar la disposición de los pupitres en el aula. Si el espacio lo permite, poner almohadones o libros que estimulen la curiosidad, observación y experimentación que de forma natural está presente en los niños.
FUENTE: Iván Salinas Ovando. Licenciado en Psicología en San Francisco Xavier. Psicólogo del colegio Don Bosco. Docente en la Universidad del Valle. Tiene formación en Psicología Clínica y en Psicopedagogía.
Consejos prácticos para maestros y directores
1. CAMBIAR LA ACTITUD. Dejar de lado el ego y defectos profesionales. Buscar más bien experiencias de maestros mayores, aprender de los niños y no agobiarlos con problemas personales.
2. ENCONTRAR SENTIDO A SU PROFESIÓN. Formularse la pregunta ¿Por qué he elegido esta profesión? La respuesta debe ser “Porque amo hacer lo que hago”.
3. SER UN MAESTRO Y NO SOLO UN PROFESOR. Educar en los tres pilares: valores, habilidades y conocimientos.
4. PRACTICAR LA LECTURA Y ESCRITURA. El maestro debe cultivar el hábito de leer y escribir. Por ejemplo las experiencias que servirán como una autoevaluación que ayuda a seguir mejorando.
5. GENERAR UN ESPACIO DE ENCUENTRO Y MOTIVACIÓN CON EL ESTUDIANTE AL INICIO DE CLASES. No obviar esta parte fundamental que favorece al aprendizaje de los conocimientos. Hay varias técnicas y métodos.
6. UTILIZAR LA INTUICIÓN. Ayuda a descubrir qué necesita un niño que no está motivado. Implica darle un espacio para escucharlo o simplemente dejarlo hacer otra cosa. Lo ideal es que el colegio cuente con un ambiente para ver películas o leer, para que allí vaya el niño en vez de estar agobiado en clases.
7. TENER SALAS DE ENTRETENIMIENTO. Montar salas de juegos donde por ejemplo los chicos pueden ver videos educativos que los ayuden a enfocarse. Un espacio así es necesario también para los profesores.
8. SER EJEMPLO. Franz Tamayo habló de las tres energías del maestro, la pedagógica (métodos y técnicas), la metódica (aplicar esos métodos y actualizarlos) y la energía ejemplar (ser ejemplo).
9. RECUPERAR EL DIÁLOGO. No es bueno gritar a los chicos. Se debe generar un espacio más amigable donde ambas partes se puedan escuchar.
10. ENSEÑAR CON AMOR. Enseñar con ganas y convencimiento de que se están formando seres humanos para bien.
11. DAR TAREAS SOLO SI SON AMENAS Y BREVES. Si se dan, deben ayudar a fortalecer habilidades, conocimientos y actitudes. Deben estar coordinadas con las otras asignaturas para no sobresaturarlos.
12. REVISAR LAS TAREAS Y SOCIALIZARLAS. Si un maestro va a dar tareas tiene que revisarlas y socializarlas en clase, así tenga que invertir todo un periodo en hacerlo en lugar de avanzar. No hay nada peor que una tarea no revisada por el maestro la cual implicó dedicación y tiempo de parte del estudiante.
FUENTE: María Teresa Vargas. Licenciada en Pedagogía. Es docente en la Universidad de San Francisco Xavier en las carreras de Pedagogía y Sociología.
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