Rudy Nina es un joven de la comunidad Zapana, municipio de Taraco, en La Paz. Sus inquietudes, como las de muchos jóvenes, le llevaron a mudarse a la ciudad en busca de un futuro mejor, pero algo cambió en él. En Taraco había quedado su madre y parte de su vida, así que decidió volver. Hoy es un joven líder en su localidad gracias a una experiencia muy particular: las Escuelas de Campo.
Varias comunidades del municipio de Taraco, ubicadas a orillas del lago Titicaca, son parte de las Escuelas de Campo, que forman parte de la Propuesta Económica y Productiva y Agricultura Familiar llevada a cabo por el Centro de Investigación y Producción del Campesinado (CIPCA).
El CIPCA actúa de una forma integral, según detalla el programa, a través de talleres sobre implementación de innovaciones tecnológicas, diversificación productiva, seguridad alimentaria y producción para la venta.
En la actualidad trabajan con 16 comunidades en el municipio de Taraco.
Jóvenes líderes y la escuela
La propuesta también implica la formación de jóvenes líderes, y Rudy es uno de ellos.
La delegada local de la zona Taraco para CIPCA, Pascuala Parra, explica que el trabajo comenzó en 2011 con la ayuda para el tratamiento de suelos, elaboración de abono orgánico y biofertilizantes, ya que es muy importante la producción agroecológica.
"Ahí nació la idea de la Escuelas de Campo para que cada uno comparta su experiencia exitosa y a eso le sumamos la capacitación técnica”.
La implementación de la Escuela de Campo, según la delegada, ayuda a que los involucrados compartan, sean más solidarios y se motiven unos a otros.
También se trabaja en el fortalecimiento organizacional, al que asisten autoridades, y donde se busca empoderar la participación de jóvenes para convertirlos en líderes, el ejercicio de las mujeres como autoridades y la implementación de autonomías.
Entre las montañas de Zapana está la casa de Rudy. Alrededor de la vivienda se extiende la tierra que trabaja, de tres a cuatro hectáreas.
Cultiva habas, tarwi, cebada, avena y forraje para el ganado, entre otros. "Ahora también tengo una carpa (invernadero). Produzco verduras. Siempre quise tener una pero no sabía cómo y fue gracias a la capacitación de CIPCA que he aprendido, además de las semillas que nos brindan”, detalla.
Rudy, junto a su madre Alejandra Marca, es uno de los jóvenes que están ampliando su producción gracias a un invernadero y al riego por goteo que implementó. Una experiencia que se replica en las comunidades de Taraco, y que se comprueba a simple vista.
Volviendo a casa
Dentro de ese lugar cálido crece lechuga, brócoli, tomate, calabacín y coliflor, entre otros. La mayor parte de la producción es para el consumo de las familias; no obstante, el incremento de la calidad y cantidad de lo que produce genera un excedente. El siguiente reto es ingresar en los mercados.
En el invernadero -desde donde se escucha el sonido del campo habitado por sus ovejas, un pavo, gallinas y algunas vacas-, el joven cuenta que trató de estudiar una carrera técnica y trabajar en una joyería en La Paz, lo que se le hizo imposible.
Ha trabajado en Bolivia y Argentina y se ha desempeñado como costurero, soldador, joyero y ahora es agricultor.
¿Por qué regresaste? "No quería abandonar a mi madre, quería aprender a trabajar en la tierra como veía a mis abuelos. Estamos aprendiendo lo que sabían ellos, y mejorándolo”.
Cuenta que como ahora dispone de su tiempo está con su familia y disfruta de trabajar al aire libre. Para él, no se trata de regresar "lo andado”, sino de hacer un nuevo camino apreciando la historia de su familia. Afuera del vivero construyó un bebedero, donde los animales pueden tomar agua limpia, mediante fondos del CIPCA.
Abrir mercados
Como él, muchos jóvenes líderes de la comunidad están ingresando en la universidad, según indica Parra, y eso incide en el cambio de actitud a la hora de encarar la actividad productiva en sus localidades.
"La producción complementaria de hortalizas está enfocada a mejorar la calidad alimentaria de las familias, pero si hay un excedente, se convierte en una fuente de ingreso económico adicional para ellas”, explica el responsable de producción agropecuaria de CIPCA en el municipio de Taraco, Javier Argandoña.
El siguiente paso, tanto para Rudy como para las familias que forman parte de la propuesta del CIPCA y la Escuela de Campo, es trascender las ferias que se organizan en el municipio, que es el único lugar donde venden.
Los principales compradores en esas ferias son ciudadanos peruanos que cruzan el lago Titicaca. Por ello, sus productos casi no llegan al mercado paceño.
Otro de los problemas que se deben resolver es el acceso al agua para regar los cultivos durante todo el año, ya que muchos no cuentan con puntos cercanos de dotación a sus cultivos.
Una vez al mes, la Escuela de Campo, que es itinerante, se reúne en la vivienda de uno de los comunarios. Todos comen juntos, comparten sus experiencias que, poco a poco, se convierten en conocimiento de producir más y mejor. En este espacio inédito en Taraco, las experiencias y la técnica se convierten en saberes.
Sobre la propuesta
Asociaciones Con la propuesta económica del CIPCA trabajan dos asociaciones: Chambi Taraco, que industrializa lácteos, y otra constituida por las mujeres en la localidad Huancollo, que produce pan. Ambas distribuyen el desayuno escolar en el municipio de Taraco.
El agua La Escuela de Campo implementa en la actualidad los modos de riego para mejorar la producción. En 2014 trabaja en el control de plagas que afectan los cultivos, como las tijeretas.