Después de disfrutar de las vacaciones de invierno los estudiantes retornaron a clases, pero muchos tienen notas bajas y corren el riego de perder el año escolar si continúan así. Para que esto no ocurra son los padres los que deben tomar cartas en el asunto, identificando qué ocasiona el mal rendimiento de sus hijos en clases.
Si es posible, deben acudir a profesionales con el fin de que el año no termine de la peor manera para sus hijos y para ellos. El rendimiento escolar se constituye en una de las grandes preocupaciones de la familia y de los buenos maestros.→ →Algunos profesores etiquetan fácilmente en el aula a “niños que no pueden, que no saben y no se puede hacer nada por ellos, ya que desconocen las causas de sus problemas”, explica la psicóloga Verónica Jadue Serrano, parte del equipo de profesionales de “A Mi Mundo”, el primer centro de apoyo psicopedagógico en Sucre, con 12 años de trabajo con niños y adolescentes.
La experta dice que los padres de niños en etapa escolar siempre esperan un rendimiento satisfactorio de sus hijos; es decir, que no se aplacen, que aprendan sin grandes dificultades, que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea natural y exitoso, y que los resultados sean mayores a sus esfuerzos.
Sin embargo, muchas veces esto no es posible, pues después de que los niños reciben su libreta de calificaciones, muchos padres se desaniman: “ya no sé qué hacer con mi hijo”; “nosotros le damos todo”; “tiene todo en casa pero no puede y se aplaza…”, “no entiendo por qué mi hijito menor no es como sus hermanos mayores, que eran los mejores alumnos”; “¿por qué mi hijo, que tiene todo en casa, se aplaza y no puede aprender y sus compañeritos, que no tienen nada, tienen mejores notas?”. Jadue sostiene que hay varias causas para que ocurran estas situaciones; factores que desencadenan en el bajo rendimiento escolar y que pueden ser físicos, familiares, emocionales y/o sociales.
Las bajas calificaciones
El bajo rendimiento escolar también se entiende como las dificultades que el alumno encara en las diferentes materias de estudio, manifestando desinterés por aprender.
“Diferenciar los factores que generan esas dificultades no resulta fácil, requiere de una aguda observación de parte de los padres y los profesores; además, en la mayoría de los casos es necesaria la intervención de especialistas”, explica la psicóloga.
El apoyo psicopedagógico y el rol que juega la familia son imprescindibles para superar las dificultades de aprendizaje, consideradas como tales a partir del segundo año de primaria.
Antes de ese periodo es posible que se trate más de problemas propios del proceso de aprendizaje de la lectoescritura y el cálculo, de acuerdo con la opinión de la profesional consultada por la revista ECOS.
¿Exigir o conformarse?
Se debe exigir a los hijos que desarrollen y demuestren todas sus capacidades y potencialidades en todas las actividades, no solo en lo académico, también en deportes y en el área cultural.
Que dejen de lado la “ley del menor esfuerzo” para aprobar con la nota mínima. Esto solo se aprende con el ejemplo de la familia.
El centro de Apoyo Psicopedagógico A Mi Mundo queda en la calle Calvo N° 554 esquina Suipacha. Sus teléfonos son el 64-59113, 72863020, 77113678 y 65255119.
El apoyo psicopedagógico y el rol que juega la familia son imprescindibles para superar las dificultades de aprendizaje, consideradas como tales a partir del segundo año de primaria.
Dificultades de aprendizaje
Las dificultades de aprendizaje son un conjunto de síntomas que provocan una disminución significativa en el rendimiento escolar de los niños que lo padecen. Sufren trastornos en la lectura (dislexia), escritura (disgrafía), cálculo (discalculia), tienen Trastorno por Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH) o falta de motivación.
Pueden darse en niños con un coeficiente intelectual normal, pero que cursan con grandes dificultades al ser poco eficientes en algunos procesos concretos. Es fundamental saber reconocerlos, diagnosticar e intervenir, alerta la psicóloga Verónica Jadue.
Factores que influyen para un bajo rendimiento escolar
- Entre los aspectos físicos, los más comunes son los sensoriales: dificultades auditivas, visuales y la inmadurez neurológica.
- En el aspecto familiar, los estudios demuestran que la falta de atención de los padres puede crear hijos con bajo rendimiento escolar, pues los conflictos de pareja no permiten que les presten la atención necesaria en la etapa escolar.
- Estos problemas pueden desencadenar en una desintegración familiar, infidelidad, adicciones, madres solteras, familias grandes, hijos predilectos y violencia intrafamiliar.
- En el aspecto emocional, los niños están sanos físicamente pero emocionalmente son frágiles porque su maduración psicoafectiva se ve afectada por varias causas. Pese a que tienen capacidades y recursos, no pueden aplicarlos porque están bloqueados.
- Esto se debe a varias situaciones, por ejemplo, la pérdida de un ser querido, cambios importantes en el hogar, separación de los padres, dificultades con los compañeros o amigos. También puede ser por una situación cronificada (mal ambiente en la casa desde siempre).
- El área social se ve afectada cuando el principal ambiente de integración social —la familia— es totalmente diferente al escolar, o cuando los niños proceden de familias de bajo poder adquisitivo y tienen un nivel cultural inferior.
Para tomar en cuenta
Muchas veces niños inteligentes no tienen problemas para captar la información, pero fallan en las áreas específicas de lectura, escritura o cálculo. Por eso, el grado de atención de los padres es fundamental a la hora de detectar el problema.
- Presentan dificultades en la coordinación visomotora (dibujos pobres, mal realizados de acuerdo con su edad).
- Tienen problemas de concentración y atención (por ejemplo, no terminan las tareas).
- Su atención es variable.
- No recuerdan instrucciones.
- Les cuesta organizar su actividad.
- Se esfuerzan y no logran mejoría.
- Están perdidos en las clases.
- Tienen “cuadernos en blanco”, sin material.
- No logran mantener la información relativamente ordenada.
- Muestran sentimientos de incapacidad frente a las obligaciones.
- Actúan como si tuviesen un “motor” interno que no para (casos de hiperactividad).
¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos?
- La psicóloga Verónica Jadue dice que es necesario que los niños crezcan en un ambiente sano, estimulando los valores y modelos de comportamiento que se transmiten en la familia; ser parte de sus vidas y actividades diarias escolares, donde el diálogo y la comunicación sean los instrumentos fundamentales para lograrlo.
- Para coadyuvar al buen desarrollo integral de los hijos es imprescindible educar las emociones y expresiones, el desarrollo de habilidades sociales y el cultivo del gusto por aprender a partir de aprendizajes significativos y ajustados al nivel del estudiante.
- Esto favorecerá la seguridad y la confianza en sí mismos, por lo que los aprendizajes serán mejor asimilados y más significativos para ellos.
Recomendaciones para los padres
- Trabajar para tener un hogar con un ambiente sano, feliz, libre de conflictos y malestar emocional.
- Inculcar a los hijos que no hay imposibles, que sí se pueden hacer las cosas: algunas con más esfuerzo que otras.
- Ayudarles a tener metas alcanzables, enseñarles que todas las actividades académicas deben desarrollarse en un tiempo y en un lugar.
- De esa manera adquirirán desde pequeños buenos hábitos y técnicas de estudio. Podrán desarrollar actitudes positivas hacia su colegio o escuela, se identificarán con su establecimiento educativo y compartirán sus valores y enseñanzas.
- Todos los logros, por más pequeños que sean, deben estar siempre bien reconocidos.
- Supervisar sus actividades hasta que la concluyan. Así se evitará que dejen de hacerlas o las cambien continuamente.
- Hay que enseñarles a planificar sus tiempos y actividades, acordes a sus prioridades.
- Evitar que se sientan perdedores y compararlos con otros de sus pares.
- Demostrarles afecto independientemente de sus éxitos o fracasos.
- Estimular la lectoescritura (algo que falta mucho a todos). Si se comprende lo que se lee, uno se expresa con más claridad sobre lo que se piensa.
- La “atención” es fundamental en todas las clases. Hay que trabajarla con actividades acordes a la edad, especialmente con los más pequeños.
- Si persisten los problemas escolares, pese a las diferentes acciones tomadas en la casa, buscar el apoyo de profesionales. Es importante reaccionar oportunamente, ante los primeros síntomas.
Recomendaciones para los maestros
- Deben constituirse en un pilar fundamental en la vida de los estudiantes, dejando de etiquetar a los que tienen bajo rendimiento escolar como “burros” o “flojos”. Tampoco coleccionar y registrar pruebas, repasos, exámenes y trabajos prácticos que demuestren que los estudiantes no cumplieron con sus expectativas.
- Su deber es ser parte del proceso de identificación de las posibles causas de la problemática que está afectando a sus alumnos, pues muchas veces la casa es el último lugar donde uno se entera que los hijos están pasando por ciertas situaciones que les impiden rendir académicamente.
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