El portavoz de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), mayor Juan Carlos Corrales, informó que los cuatro colegiales consumieron bebidas alcohólicas, que hay indicios de que fumaron marihuana y que, por el estado de inconsciencia en el que fueron halladas las víctimas, pusieron somníferos en las bebidas de las adolescentes.
Las menores fueron encontradas por efectivos policiales que las condujeron a oficinas de la Brigada de Protección a la Familia, donde se inició la investigación en coordinación con la División Menores de la FELCC.
Identificados. Exámenes médico forenses confirmaron la agresión sexual. Los presuntos violadores, junto a otros tres estudiantes, fueron arrestados en horario de clases y dentro del colegio la tarde del miércoles. Ya en las oficinas de la fuerza anticrimen, Joaquín H.S. y Brayan R. Ch. fueron reconocidos por las dos muchachas.
La investigación es apoyada por la fuerza antinarcóticos, debido a que se encontraron sobrecitos de marihuana en la mochila de uno de los aprehendidos. Aún se desconoce si eran para consumo personal o para la venta.
La Policía también indaga si los dos jóvenes remitidos al Ministerio Público pertenecen a pandillas, ya que en la requisa hallaron cadenas, manillas y tatuajes en sus cuerpos.
El director del Servicio Departamental de Educación (Seduca), Jorge Ponce, se mostró alarmado por lo acontecido y pidió un informe al director del Colegio Nacional Junín, ubicado en el centro de la capital cochabambina.
No se descarta imponer una sanción a las autoridades del establecimiento educativo si se encuentran indicios de la existencia de pandillas o grupos. “Están contra la norma y esperamos el informe de la unidad educativa”, advirtió Ponce.
Según la teniente Vellka Krellac, directora de la Brigada de Protección a la Familia de Cochabamba, las denuncias sobre el consumo de alcohol y drogas suman y hay seis establecimientos educativos identificados como permisivos a estas irregularidades.
Migración. La delincuencia juvenil en Cochabamba ha sido asociada por expertos con la alta tasa de migración de sus progenitores, a España y Argentina.
Los hijos de estos hogares desestructurados se quedan al cuidado de abuelos, tíos y otros parientes de segundo y tercer grado. Por lo general no aceptan su autoridad, son rebeldes y gracias a las remesas que envían sus progenitores se pueden proveer de drogas o alcohol y tienden a formar parte de pandillas.
En Cochabamba, según datos del Viceministerio de Seguridad Ciudadana, presentados en la cumbre nacional realizada este año en Santa Cruz, operan al menos cuatro pandillas peligrosas: Los Chamacos, Vinteños y Chullenos y el Cártel Central del Sur, que utilizan armas de fuego y armas punzocortantes. Su territorio es la zona de Vinto y la zona Sur. El Cártel Central del Sur incluso ha llegado a agredir a la Policía.
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