La evaluación sirve para identificar la manera en que las habilidades intelectuales se manifiestan en una persona y para observar cómo su interacción determina el estilo de pensamiento. También para saber si las capacidades que conforman la inteligencia están adecuadamente desarrolladas.
Los avances en las ciencias de la salud mental hacen que hoy en día se pueda observar al detalle procesos que antes eran considerados “invisibles” o difícilmente mensurables, como las aptitudes cognitivas, el funcionamiento afectivo y otros aspectos relacionados con la personalidad que, más allá de informar, pueden ser utilizados para mejorar la calidad de la educación, el desempeño y la vida en general.
Existe una tendencia a que maestros y/o responsables de centros educativos minimicen las dificultades de un estudiante indicando que sus malas notas se deberían a la falta de interés, el bajo nivel de concentración o problemas familiares. O, por el contrario, se maximiza el asunto señalando que las dificultades son tan profundas que sería preciso derivar al alumno al sistema de educación especial.
Sobre esto reflexiona el psicólogo y neuropsicólogo Edson Elías Alaka. “Desde nuestra experiencia constatamos que muchos de los estudiantes ‘deficientes’, ‘oposicionistas’, ‘maleducados’, ‘hiperactivos’, ‘con déficit de atención’ y ‘desmotivados’ presentan algún tipo de disfunción cognitiva de tipo fundamental (funciones ejecutivas, procesamiento viso-espacial, almacenamiento o recuperación de la información, etc.) que repercute en la memoria, la atención, la expresión verbal, el razonamiento y la conducta, y que al ser identificada y tratada, se consolidan los conocimientos y se mejora el autoconcepto”, explica el galeno a ECOS. Por estas razones considera importante someter a los alumnos a una evaluación profesional a principios de año, para detectar sus potencialidades y falencias con miras a mejorar su rendimiento escolar.
¿Qué es una evaluación?
La evaluación es una técnica empleada para analizar objetivamente un proceso complejo de gran importancia y con impacto inmediato en la vida de una persona.
Es probable que las evaluaciones del ámbito escolar se encuentren entre las de mayor relevancia, dadas sus repercusiones en el aprovechamiento académico y la construcción identitaria. Sin embargo, son pocas las personas que acceden a una evaluación global y profunda que pueda aportar respuestas útiles al aprendiz, al entorno escolar y familiar.
¿Por qué evaluar?
Según Alaka, la evaluación sirve para identificar la manera en que las habilidades intelectuales se manifiestan en una persona y para observar cómo su interacción determina el estilo de pensamiento. También para saber si las capacidades que conforman la inteligencia están adecuadamente desarrolladas, o si alguna se ha desarrollado más o menos que otras y puede dar cuenta de las estrategias desplegadas por el sujeto para apropiarse de los conocimientos, elaborarlos y enriquecerlos.
Además, la evaluación permite analizar si se es capaz de recuperar lo aprendido y transformarlo para responder a las exigencias del medio ambiente de manera coherente, responsable y creativa.
“Es decir, una evaluación es un análisis minucioso de factores relacionados a la personalidad, la cognición, la afectividad, las actitudes y las aptitudes que influyen en la calidad del aprovechamiento escolar, facilitándolo o poniéndole trabas”, aclara.
Un amplio espectro de eventos puede motivar una evaluación, y esta tiende a variar en función al objetivo pedagógico o terapéutico buscado, a la edad del consultante y a su grado de escolarización.
Características de la evaluación
El neuropsicólogo explica que la evaluación comienza con la “anamnesis” o entrevista clínica. Se trata de una conversación abierta con el profesional, durante la cual se manifiesta el motivo de la consulta, los fenómenos observados y los resultados esperados.
Después, el especialista describe el tipo de evaluación a aplicar, la duración y el costo.
Las técnicas de evaluación van desde la observación directa en el aula hasta el empleo de uno o varios materiales estandarizados cuyos resultados están acordes a la edad, el sexo, el nivel educativo y el contexto cultural del examinado.
Dichos instrumentos se conocen como test: escalas o cuestionarios diseñados para medir la atención, memoria, inteligencia, razonamiento, orientación, aprendizaje, lenguaje, escritura, lectura, personalidad, afectividad, intereses, clima social, bienestar y otros, que solo los psicólogos y pedagogos pueden interpretar correctamente, sostiene Alaka.
Los resultados de las pruebas, acompañados por los comentarios interpretativos del profesional, orientarán al centro educativo, a la familia y al estudiante mismo sobre las adecuaciones necesarias que requiere para resolver sus dificultades.
Ahora bien, según su formación, un profesional puede preferir realizar una evaluación neuropsicológica, psicoeducativa o psicopedagógica, cuya diferencia radica en el objetivo que persigue cada una.
¿Qué tipos de evaluación existen?
Alaka propone tres tipos de evaluación para abordar las dificultades en el aprovechamiento escolar:
La evaluación psicopedagógica, realizada a menudo por un pedagogo, que utiliza los resultados obtenidos para aconsejar a todos los actores del ámbito educativo en la toma de decisiones sobre la adaptación curricular y la ayuda que el estudiante precisa para progresar pedagógicamente.
Esa es una intervención con impacto principalmente en el área educativa que, por lo general, se lleva a adelante en los primeros meses del año escolar.
En la evaluación psicoeducativa, el psicólogo busca comprender y conocer las capacidades y habilidades del estudiante, así como las características del entorno en el que se desenvuelve, para emitir una explicación acerca de la situación social, académica y familiar del alumno que incide en su aprendizaje.
Finalmente, en la evaluación neuropsicológica, el estrecho vínculo entre cognición, conducta y cerebro es identificado por el neuropsicólogo, quien maneja instrumentos de evaluación específicos de acuerdo a los distintos componentes fundamentales del intelecto, la conducta y la afectividad.
Este tercer tipo de evaluación propuesto por el especialista toma en cuenta los procesos de socialización, de desarrollo psicológico y neurológico del individuo, logrando dar cuenta del origen de la disfunción y ayudando a orientar y aplicar las adecuaciones necesarias que faciliten el aprendizaje.
¿Cuál de todas es la mejor?
El experto sostiene que la evaluación más adecuada es aquella que se adapta a la necesidad del estudiante, la que el profesional estructura según la demanda de la familia o del centro educativo.
Una evaluación pertinente es aquella que consigue identificar la función cognitiva o psicológica disfuncional en la raíz del problema y que aporta consejos valiosos sobre cómo hacer más accesibles los contenidos temáticos.
¿Cuándo es necesario evaluar?
- Cuando se percibe una reducción o incremento de la motivación por el aprendizaje de alguna materia en específico. Cuando hay pérdida de compromiso con la educación formal en general; o cuando surgen nuevos centros de interés que incidan negativamente en el aprovechamiento académico.
- Cuando el rendimiento académico baja abruptamente: puede ser una materia o un conjunto de ellas, es necesario estar atento a cualquier cambio significativo en las calificaciones de un bimestre a otro, y de un curso a otro.
- Los aprendizajes parecen no consolidarse pese a que el alumno dedica conscientemente su tiempo al estudio. Los contenidos parecen no almacenarse en su memoria. No es suficiente atribuir este fenómeno a una falta de esfuerzo o interés.
- Las calificaciones no reflejan lo que el estudiante es capaz de hacer o decidir: podría existir una diferencia notable entre lo que es capaz de pensar, decir y crear en el hogar en comparación con el centro educativo.
- El comportamiento no es el adecuado: se observa que frecuentemente la conducta presentada por el alumno no es coherente con la actividad que desarrolla en el hogar, la escuela o en espacios públicos.
- Presenta dificultades para concentrarse, razonar y orientarse: ya sea en actividades que tienen relación con la escuela o en situaciones hogareñas.
- Determinadas situaciones de vida que provoquen dolor psicológico pueden generar desequilibrios en el aprendizaje.
- El estudiante se aburre en clases porque comprende los contenidos con mucha rapidez o, por el contrario, le cuesta demasiado asimilarlos.
- Estudiantes con alto potencial intelectual pueden encontrar dificultades escolares dada la estructura poco flexible de nuestro sistema educativo, que no les da espacios para dejarles desarrollar adecuadamente sus habilidades.
- Se aburre en clases porque asimila muy rápido las lecciones: si tiene un potencial intelectual elevado, podría hallar un adecuado ritmo de aprendizaje avanzando uno o dos cursos.
- Padece un evento traumático con repercusiones psíquicas: en este caso, la valoración y la elaboración del hecho son trascendentales para posibilitar la reincorporación al ámbito escolar, minimizando el impacto negativo en el estudiante y su entorno.
- Si se verifica alguna enfermedad o lesión del sistema nervioso es imprescindible recurrir a un profesional de la salud mental.
Preguntas y respuestas útiles sobre la evaluación
1. ¿Para qué sirven los resultados?
Según el tipo de evaluación efectuado, los resultados se emplean con distintos fines. Pueden servir para adaptar los contenidos curriculares a la necesidad del estudiante (evaluación psicopedagógica); para identificar los factores de personalidad, familiares o contextuales que activan o inhiben el desarrollo de las habilidades cognitivas (evaluación psicoeducativa); o para dar precisiones sobre los módulos neurocognitivos subyacentes a las dificultades (evaluación neuropsicológica).
- Los resultados también deben servir para señalar el origen de las dificultades percibidas y sus consecuencias en la educación a mediano y largo plazo.
- Para diseñar un método de acompañamiento educativo que facilite la apropiación de los contenidos escolares, aliviar la ansiedad y el sentimiento de inferioridad que estas dificultades generan en el estudiante.
- Viabilizar la construcción adecuada de la autoimagen; educar a la familia y al personal de la institución educativa sobre la naturaleza del déficit y acompañarlos en la toma de decisiones concernientes a la aplicación de las adaptaciones escolares.
- Dotar de ideas prácticas a los maestros sobre cómo conducirse ante el estudiante, reconociendo sus fortalezas y debilidades.
- Informar al pediatra o médico de cabecera ofreciéndole una idea completa de la salud del estudiante en lo concerniente al funcionamiento intelectual, motriz, lingüístico, orientación temporo-espacial y maduración neurológica.
- Facilitar la comprensión de la situación por parte del estudiante para que proceda a ajustar sus pretensiones académicas o laborales.
Los responsables del menor son los encargados de dar a conocer de manera oportuna las conclusiones de la evaluación a los docentes y administrativos del centro que imparte la enseñanza, haciendo énfasis en las recomendaciones que conciernen en el campo de la educación, teniendo en cuenta que de precisar mayores detalles, dichas personas deberán ponerse en contacto con el profesional evaluador para recibir la totalidad de las pautas de primera mano.
2. ¿Solo para los niños?
Las evaluaciones psicoeducativas y psicopedagógicas se caracterizan por ser pertinentes en el área educativa, extendiendo sus beneficios al campo de la educación popular y superior.
No obstante, la evaluación que conserva su pertinencia y eficacia más allá de los centros de aprendizaje es la neuropsicológica, ya que puede ser utilizada con fines diagnósticos en casos de accidentes cerebrales (ACV, esclerosis múltiple, traumatismos) y neuropatologías en la edad adulta y la vejez (Alzheimer, Parkinson, etc.), con impacto en el seguimiento terapéutico para facilitar la reincorporación al puesto laboral y la adaptación familiar y social.
3. ¿Cómo acceder a estas evaluaciones?
Las evaluaciones no toman mucho tiempo: por lo general son lúdicas y no requieren de preparación particular. Lo más aconsejable es ponerse en contacto con el colegio de profesionales respectivo para acceder a datos de especialistas en el campo.
En el caso de requerir una evaluación neuropsicológica, se puede visitar la página web del Gabinete de Neuropsicología: www.neuropsicologosucre.wordpress.com o escribir al mail: ealakarobles@gmail.com. Telf.: (+591) 69696899. Dirección: Av. Marcelo Quiroga Santa Cruz 1, zona Salvietti, en Sucre.
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