La unidad educativa, ubicada en la zona 16 de Julio de El Alto, acoge en la actualidad a 74 alumnos de entre cuatro y 22 años que sufren diferentes grados de discapacidad; muchos de ellos tienen síndrome de Down. La escuela tiene los dos niveles de inicial y los tres primeros de primaria.
Lucero, de nueve años, cursa el tercero de primaria. Antes asistía a una escuela regular, pero debido a su discapacidad tuvo que ingresar en el Ceaman. Según su profesora María Condorena, el desempeño de la niña es cada vez mejor, por lo que en poco tiempo podrá volver al sistema regular, sin dejar de recibir apoyo en el centro.
En los tres años de funcionamiento de esta escuela de Fe y Alegría, 25 niños y adolescentes se integraron al sistema regular, pero al mismo tiempo siguen asistiendo al centro.
Según Lidia Rodríguez, directora del establecimiento, además de enseñarles materias básicas y algunos oficios, el objetivo es generar en los estudiantes seguridad y confianza para que en el futuro logren integrarse a su entorno social. Con este fin, en el centro trabajan un fonoaudiólogo, un fisioterapeuta, una psicóloga y seis educadoras.
En el nivel inicial se estimula la capacidad de comunicación de los alumnos, explica Rodríguez. “En este nivel están los niños con discapacidad intelectual grave y cuya inserción es más complicada”.
En primaria, los niños y adolescentes aprenden matemáticas, lenguaje, ciencias naturales, expresión y creatividad. “Ellos aprenden más por lo que ven y sienten. Si tocan la oreja saben que es el sentido del oído”, añadió Condorena.
De acuerdo con el viceministro de Educación Alternativa y Especial, Noel Aguirre, en Bolivia hay 117 unidades educativas para estudiantes con discapacidad. Asimismo, existen 50 escuelas del sistema regular que acogen a estos alumnos.
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