Edgar Rivas, desde el anterior martes hace fila en el colegio Fe y Alegría San Francisco, por la Villa Primero de mayo, para conseguir espacio en kínder para su hija Gabriela (5).
En este establecimiento educativo se han organizado los papás para cuidar por turnos de dos horas los espacios. Los primeros en hacer la vigilancia llegan a las 6:00, y de ahí en adelante hacen relevo hasta las 22:00, porque el resto de la noche se lo encargan a un sereno.
Todos los días toman lista, porque tienen conocimiento de que allí solo habilitan dos cursos para el kínder, de 35 alumnos cada uno, pero ese número puede bajar dependiendo de los niños especiales que se reciban, porque este es un establecimiento integrador.
Esa misma situación se repite en otros establecimientos como el Fe y Alegría Santa Cruz y Josefina Bálsamo, donde no descansan ni siquiera los fines de semana.
Los padres son concientes de que los niños que tienen a sus hermanos estudiando en los establecimientos cuentan con preferencia para su inscripción, sin embargo, optan por correr el riesgo de quedar excluidos porque consideran el prestigio de estas instituciones.
Testimonios de los padres de familia
Verónica Sánchez
Madre de una niña
Un grupo viene en la tarde y otro en la mañana. El colegio (Fe y Alegría Santa Cruz de la Sierra) es bueno y nos queda cerca, no gastamos en micro ni taxi, es por eso que estamos desde el 3 de enero.
Guilma Castilla
Madre de un niño
Pasamos el tiempo chismeando y hablando para el prójimo. Ninguna autoridad del colegio nos ha recibido todavía. Si no logramos un espacio tendré que buscar otro colegio, pero estamos en la lucha.
Adriana Zapata
Madre de un niño
Soportamos el calor, el frío y la lluvia para asegurar un espacio para nuestros hijos. Ahora tenemos una carpa. Por las noches, cada padre paga Bs 2 a un sereno para que custodie nuestras sillas.
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