El Ministerio de Educación propone, mediante una reglamentación a las unidades educativas, regular la venta de “comida chatarra” dentro y a una cuadra a la redonda de las escuelas fiscales y particulares.
De acuerdo con el jefe de la Unidad de Alimentación Complementaria de ese ministerio, Winston Canqui, este es un proyecto que pretende “regular la venta de alimentos no saludables en las unidades educativas a escala nacional. Pese a que no se hizo estudios sobre el tema, los niños compran productos que no los nutren”.
En un sondeo que hizo La Prensa a cinco estudiantes de diferentes establecimientos del centro paceño, se comprobó que la mayoría de ellos gastan su dinero, en la hora del recreo, en la compra de salchipapas, chocolates, galletas y caramelos, en vez de frutas.
La estudiante del Liceo La Paz Rocío Marca afirmó que “mi recreo es de tres bolivianos por día, y con eso me compro galletas y algún jugo”.
La funcionaria del Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae) afirmó que la alimentación escolar en varios municipios del país “no es la adecuada (nutrición equilibrada de proteínas, vitaminas, carbohidratos, entre otros), y por eso hay altos índices de desnutrición y anemia en los escolinos”.
Canqui aseguró que, pese a que no hay un diagnóstico a escala nacional sobre qué consumen los estudiantes, “no se necesita de estudios para determinar qué alimentos no saludables se vende en las unidades educativas. En El Alto, por ejemplo, comen sopa (ají de fideo con maní) que no se garantiza la higiene y la nutrición”, además del exceso de venta de dulces y golosinas, pipocas y gaseosas.
Por ello, aseguró que “vamos a regularizar cómo se venderán estos productos y saber cuál debe ser la infraestructura de expendio, porque están expuestos al sol y nadie garantiza que estén bien”.
La regulación será para quienes ofrecen los productos dentro y a 100 metros de los establecimientos educativos. “Se normará sólo a una cuadra a la redonda de la unidad educativa”.
Canqui sostuvo que quienes expenden esos productos en los colegios son las porteras; en el caso de los fiscales, ellas reciben sueldo del Ministerio como administrativas. “Por eso deberán adecuarse a la norma. Y con respecto a los privados, los dueños venden y éstos igual se regularán”.
La vendedora de dulces Rosa Quispe advirtió que “si nos obligan a vender otras cosas que no sean dulces, nos movilizaremos”.
PLANIFICACIÓN. Este proyecto, que está en elaboración, será aplicado desde 2012; sin embargo, en tres semanas se realizará una reunión de la Mesa de Trabajo de Alimentación Escolar, que es parte del Consejo Nacional de Alimentación y Nutrición, donde se fijará qué tipo de alimentos se venderá y quizá se defina qué alimentos no se deben ofertar.
Canqui adelantó que el plan se desarrollará bajo tres criterios: determinar la cantidad de energía y nutrientes que requiere el estudiante en función a cada grupo etario. Establecer la cantidad mínima de calorías, proteínas, hidratos de carbono y lípidos que se puede recomendar a través del consumo de alimentos en función de la edad de los estudiantes. Y “la elaboración de una categoría de alimentos —frutas y verduras— y otras bebidas”.
Esta propuesta será fruto de un trabajo multisectorial e interinstitucional en el que participarán los ministerios de Educación y Salud, la empresa privada, los maestros y los estudiantes.
36% de niños alteños desnutridos
De acuerdo con un estudio elaborado por el Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativas (Cebiae) en 2010, en la urbe alteña se registra una tasa del 36 por ciento de desnutrición entre niños que asisten al nivel primario.
La coordinadora del Programa de El Alto del Cebiae, Nora Mengoa, aseguró que esa desnutrición también indica que hay altos índices de anemia aguda y crónica, por ello realizan un foro para proponer los parámetros de alimentación que debería otorgar el municipio mediante el programa de alimentación complementaria escolar.
Ese estudio también destacó que en el municipio de El Alto hay siete trabajadores, entre ellos un nutricionista, para atender a 250.000 estudiantes.
Testimonio
“Los niños buscan dulces, chicles y galletas con precios baratos. No sé con qué criterio nos quieren regularizar la venta. Si quieren que vendamos sólo fruta, que nos den capital”.
María Chávez / Vendedora de dulces
“Mi recreo no me alcanza para comprarme cosas caras. A mí me dan dos bolivianos de recreo y eso debo hacerme alcanzar para mi sándwich de carne fría y refresco. Sé que no es saludable, pero da hambre”.
Roxana Espada / Estudiante
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