desde el periodo de la colonia, sabiendo que algunos azogueros costeaban la organización y funcionamiento de contados centros educativos de carácter privado con instructores venidos de Lima, Quito, Sevilla y Madrid, los que trabajaban en ciertas mansiones que ofrecían ventajas de comodidad; admitiéndose o favoreciéndose únicamente a hijos de españoles, sin aceptarse a otros que no sean de familias de alcurnia.
Posteriormente se crearon otros centros educativos a cargo de comunidades religiosas, tal como dispusieran los frailes de la Compañía de Jesús, quienes fundaron un colegio de la Orden Jesuita, con cátedra de gramática para la juventud.
Luego, al ser expulsados de América los misioneros de la Compañía de Jesús por orden de la monarquía española, el primer colegio de esta comunidad religiosa cerró sus puertas en medio de una clara preocupación de los mismos españoles al igual que de otros avecindados en Potosí. Sin embargo, tiempo después se establecieron otros locales para estudios de primeras Letras, Latinidad y Retórica, en obediencia a instrucciones de la misma monarquía española dictada en fecha 5 de octubre de 1767. De esta manera, la vida de instrucción educativa en Potosí transcurrió aceleradamente, con propósitos de no dejar en descuido la educación de los niños y jóvenes de esta ciudad.
Tiempo después, en el inicio del periodo republicano, fue mucho más acentuada la enseñanza de las primeras letras, constituyéndose el Libertador Simón Bolívar en propiciador por la creación de establecimientos educacionales, no sólo en Potosí, sino en toda la nación, mediante firma del Decreto Ley de 11 de diciembre de 1825, por cuya disposición, se daba paso al establecimiento de Escuelas de Primeras Letras y Colegios de Ciencias en cada ciudad del país.
Esa disposición legal, motivó a que se fundaran en la Villa Imperial, centros educativos primarios, como la denominada “Escuela Nacional”. Habiendo sido su primer director y profesor, el Sr. Domingo Zambrana, colaborado por otros preceptores dispuestos a enseñar las primeras letras. Asimismo llegaron a fundarse otros centros educativos de orden particular, sostenidos por lo que se llamaba “Pitazas”; o sea pensiones que pagaban los padres de familia por la educación de sus hijos.
Al margen de ello e independientemente llegaron a funcionar en Potosí otras destacadas escuelas como la denominada “Lancáster” destinada sólo a varones y, “Las Educandas” que sólo servía a las niñas y jovencitas. Escuela regentada por las monjas del convento de “Las Recogidas”, habiendo funcionado en lo que es actualmente el Colegio Santa Rosa.
Aquellos planteles educativos creados en el inicio de la época republicana y destinados al ciclo primario, continuaron su tarea educativa con resabios del coloniaje, enseñándose a los alumnos, la lectura y escritura por los métodos del a-b-c y el estudio importante del catecismo, imponiéndose el desarrollo de la memoria, sistema en el cual, los alumnos tenían la obligación de aprender toda lectura, reteniendo en la mente para decirla como recitación.
Y bueno, separado de todo ello, se creó el Colegio “Pichincha”, reconociéndose como a su principal fundador, al Mariscal Antonio José de Sucre, secundado por el entonces Presidente del Departamento de Potosí, Gral. Guillermo Miller, designado “Patrono del Colegio” por ser primera autoridad política de Potosí, a más de haber sido el de la iniciativa para que el establecimiento de referencia, tomara el nombre de la Batalla victoriosa de “Pichincha” ocurrida el 24 de mayo de 1822 al pie del volcán Pichincha en el Ecuador, así como el haber elegido la infraestructura del convento de Belén para que en él funcionase el Colegio de Ciencias y Artes.
Fundación del Colegio
Este centro educativo fue creado por Decreto de fecha 2 de marzo de 1826, con la rúbrica del entonces Presidente de Bolivia Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá. En dicho documento señálase porque el local del convento de Belén fue escogido para que en él funcione el flamante Colegio “Pichincha”, fijándose sus rentas, organización y plan de estudios. Posteriormente y una vez completada la organización administrativa del colegio, éste se inauguró oficialmente en fecha 7 de mayo de 1826, previa una procesión cívica encabezada por el Prefecto del Departamento de Potosí, Dr. Casimiro Olañeta, más otras autoridades militares, educativas; miembros del Gremio de Azogueros y ciudadanía en general.
El acto protocolar para la inauguración del Colegio tuvo lugar en la nave principal del templo de Nuestra Señora de Belén, habiéndose pronunciado eruditos discursos, cuando uno de los flamantes alumnos inscritos en el establecimiento, elogió en idioma latín las virtudes de los Libertadores Bolívar y Sucre. Dicho estudiante era Rafael Bustillo que, a sus 12 años de edad dominaba perfectamente el latín. A su turno, el Prefecto Olañeta, siendo un gran orador, político y jurista, recomendó elocuentemente una nueva formación intelectual para el alumnado. Dicho esto, llegó a firmarse el acta de inauguración de este centro educacional, cuyo texto indica lo siguiente:
“En esta ciudad de Potosí, a los siete días del mes de mayo del año de 1826, se instaló pública y solemnemente el Colegio de Pichincha, dedicado a la memoria del invicto General Antonio José de Sucre, hallándose de Prefecto de este Departamento el Dr. Casimiro de Olañeta, habiendo sido anteriormente nombrado para Rector de dicho establecimiento el cura Dr. Juan Manuel Calero. Por Vicerrector el ciudadano Dr. Manuel Anselmo Tapia, y por Ministro y Secretario el que suscribe.------------ Y para que conste lo firmo ------- (Fdo.) Mariano La Torre – Secretario”.
Posteriormente los invitados pasaron al refectorio del local para disfrutar de un banquete que habiendo empezado a Hrs. 12,30 se prolongó por algo más de dos horas, donde igualmente hubieron discursos y toda complacencia por este acontecimiento de prosperidad para toda la población potosina.
Para esta memorable ocasión llegó a circular una gentil invitación por parte del Señor Prefecto del Departamento, cuyo texto es como sigue:
“Potosí, mayo 6 de 1826 --- Uno de los más gratos acontecimientos que hoy se presentan en la República, es ver cumplidos por primera vez, los deseos paternales del Jefe Supremo que felizmente la gobierna.------- La apertura del Colegio “Pichincha” de Ciencias y Artes, se verificará el día de mañana 7 a partir de Hrs. 10,oo en la iglesia contigua al ex convento betlemita.------ Para solemnizar este acto tan importante, ruego a U.U. quieran concurrir a él, que en ello cumplirán con un deber y esta insinuación que tengo el honor de dirigirles.------ Dios guarde a U. U. (Fdo.) Casimiro Olañeta”.
Similar invitación fue entregada a los Señores Ministros de Hacienda Pública y demás empleados de las oficinas dependientes de la Prefectura del Departamento.
El día 8 de mayo empezaron las clases a las siete de la mañana, previo oficio de una misa celebrada por el cura Calero en la capilla del Colegio.
Los primeros alumnos inscritos en este centro educativo, vestían uniforme muy vistoso y cuidadosamente confeccionado de casimir inglés, color íntegramente negro, conformado por una casaca y pantalón corto, junto a medias de hilo y corbata negra, destacándose el sombrero redondo con escarapela nacional y guantes blancos. Este uniforme fue impuesto por el mismo Decreto de fecha 2 de marzo de 1826, firmado por el Gran Mariscal Antonio José de Sucre y el Secretario de la Sección de Gobierno Sr. Facundo Infante.
Las primeras cátedras que empezaron a dictarse en el Colegio Pichincha fueron siete: “(Una) de lenguas castellana y latina.- (Dos) de retórica, elocuencia y oratoria.- (Tres) de matemáticas puras y arquitectura.- (Cuatro) de medicina.- (Cinco) de botánica y agricultura.- (Seis) de filosofía moderna.- (Siete) de moral, derecho natural, civil y de gentes; haciendo particular estudio de la Constitución y de las Leyes de la República.
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