“Los vestidos están inspirados en la personalidad de las mismas estudiantes”, dijo Weise, ya que cada una quería verse glamorosa y elegante, con los tonos y modelos de su preferencia, además que les favorezca a su figura. Los diseños son de estilo romántico, con mucho volumen. Predominan los tonos nude, champagne, camel, arena y dorado, según los colores de última tendencia. Son hechos en gasa, organza, tafetanes, muselinas de seda y el lujo de los drapeados, que los hacen exclusivos.
Un complemento ideal son los peinados que dependen del vestido. Si tapan el hombro, el cabello debe ir recogido y si son “strapless”, con preferencia lo deben llevar suelto, aconseja. Los accesorios complementan el atuendo, pueden ser collares o brazaletes elegantes, depende de la cantidad del bordado que lleve en el vestido para que éstos se destaquen más o menos. Las bachilleres celebraron su fiesta soñada vestidas como
para las mejores galas.
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