Los uniformes blancos volvieron a ocupar las unidades educativas. De las 2.480 que hay en el departamento cruceño, un 90% inició ayer sus actividades, mientras que el resto lo hará en el transcurso de los próximos días, conforme se solucionen los problemas ocasionados por las lluvias, por la demora en la organización de las escuelas, o por el retraso en la refacción de la infraestructura.
Según el informe del Servicio Departamental de Educación (Seduca) dependiente del Gobierno, la mayor parte de los colegios que no arrancaron actividades se concentraron en la capital cruceña debido a que continúa el proceso de organización de los nuevos módulos educativos y porque no concluyeron los trabajos de refacción. En las escuelas de las zonas afectadas por las lluvias, como Montero, Yapacaní y San Juan, se decidió postergar el inicio de las clases para la próxima semana.
En la ciudad capital varios colegios, como el Cañada Pailita y el Pompeya, realizaron el acto cívico y luego los estudiantes ingresaron a las aulas. Los alumnos saludaron de viva voz a sus maestras. “Buenas, profesora”, se escuchó desde varias aulas, principalmente de los niveles inicial y primaria.
En varias escuelas diurnas los alumnos se mostraron felices por el reencuentro con los compañeros, pero no faltaron quienes bostezaban de sueño, tratando de adaptarse a la nueva rutina de levantarse temprano. “Las primeras dos semanas de clases son de adaptación y reforzamiento de los contenidos del año pasado”, comentó Roxana Saibury, directora del colegio Marista.
El panorama fue distinto en algunos de los nuevos módulos, cuyas puertas de acceso estaban pegadas con llave. Profesores, alumnos y padres de familia aguardaron por horas que alguien les avise si las puertas del establecimiento iban o no a abrirse. Cerca del mediodía, cansados de tanto esperar y de mojarse por las lluvias intermitentes, decidieron marcharse.
En el módulo Humberto Vázquez la situación colmó la paciencia de los padres del colegio José Callaú, que decidieron bloquear para exigir que los dejen pasar clases en la nueva infraestructura. Los niños, tomados de la mano, formaron una especie de barrera para ayudar a cortar el paso de los vehículos. El bloqueo duró hasta el mediodía.
En el módulo 2 de Abril hubo el acto de inauguración, pero luego los chicos fueron despachados a sus casas hasta el próximo lunes, cuando se prevé concluya la distribución de ítems, de aulas y el registro de los estudiantes.
Otros que empezarán las labores la siguiente semana serán los del colegio Elvira Parada, que ayer encontraron los asientos en el patio y las aulas sin puertas ni vidrios, pues no han concluido las mejoras.
La alcaldesa Ana María Encina dijo que al menos cuatro establecimientos no iniciaron labores por refacciones, luego de un recorrido que hizo por distintos puntos de la ciudad.
Por otro lado, en el colegio de primaria Victorino Rivero se observó poca asistencia. Los profesores explicaron que se debe a que los niños inscritos vienen desde barrios alejados. El colegio está recién pintado y las maestras expresaron su satisfacción por estar estrenando focos y ventiladores.
El colegio La Salle ayer tuvo tolerancia en el horario de entrada, pero desde ahora ambos turnos trabajarán con normalidad. En el ingreso al centro hay letreros que piden a los padres no insistir sobre inscripciones porque ya están cerradas.
Según el informe del Servicio Departamental de Educación (Seduca) dependiente del Gobierno, la mayor parte de los colegios que no arrancaron actividades se concentraron en la capital cruceña debido a que continúa el proceso de organización de los nuevos módulos educativos y porque no concluyeron los trabajos de refacción. En las escuelas de las zonas afectadas por las lluvias, como Montero, Yapacaní y San Juan, se decidió postergar el inicio de las clases para la próxima semana.
En la ciudad capital varios colegios, como el Cañada Pailita y el Pompeya, realizaron el acto cívico y luego los estudiantes ingresaron a las aulas. Los alumnos saludaron de viva voz a sus maestras. “Buenas, profesora”, se escuchó desde varias aulas, principalmente de los niveles inicial y primaria.
En varias escuelas diurnas los alumnos se mostraron felices por el reencuentro con los compañeros, pero no faltaron quienes bostezaban de sueño, tratando de adaptarse a la nueva rutina de levantarse temprano. “Las primeras dos semanas de clases son de adaptación y reforzamiento de los contenidos del año pasado”, comentó Roxana Saibury, directora del colegio Marista.
El panorama fue distinto en algunos de los nuevos módulos, cuyas puertas de acceso estaban pegadas con llave. Profesores, alumnos y padres de familia aguardaron por horas que alguien les avise si las puertas del establecimiento iban o no a abrirse. Cerca del mediodía, cansados de tanto esperar y de mojarse por las lluvias intermitentes, decidieron marcharse.
En el módulo Humberto Vázquez la situación colmó la paciencia de los padres del colegio José Callaú, que decidieron bloquear para exigir que los dejen pasar clases en la nueva infraestructura. Los niños, tomados de la mano, formaron una especie de barrera para ayudar a cortar el paso de los vehículos. El bloqueo duró hasta el mediodía.
En el módulo 2 de Abril hubo el acto de inauguración, pero luego los chicos fueron despachados a sus casas hasta el próximo lunes, cuando se prevé concluya la distribución de ítems, de aulas y el registro de los estudiantes.
Otros que empezarán las labores la siguiente semana serán los del colegio Elvira Parada, que ayer encontraron los asientos en el patio y las aulas sin puertas ni vidrios, pues no han concluido las mejoras.
La alcaldesa Ana María Encina dijo que al menos cuatro establecimientos no iniciaron labores por refacciones, luego de un recorrido que hizo por distintos puntos de la ciudad.
Por otro lado, en el colegio de primaria Victorino Rivero se observó poca asistencia. Los profesores explicaron que se debe a que los niños inscritos vienen desde barrios alejados. El colegio está recién pintado y las maestras expresaron su satisfacción por estar estrenando focos y ventiladores.
El colegio La Salle ayer tuvo tolerancia en el horario de entrada, pero desde ahora ambos turnos trabajarán con normalidad. En el ingreso al centro hay letreros que piden a los padres no insistir sobre inscripciones porque ya están cerradas.
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