Esta adolescente forma parte de los 56 alumnos que además de estudiar en el colegio María Cristina, trabajan en sus horas libres, algunos por la mañana y otros por la noche, incluso hasta la madrugada.
Karina se desempeñaba como niñera, pero tuvo que buscar otro empleo porque llegaba con frecuencia tarde al colegio. Trabaja desde que cursaba el primero de secundaria.
RESPONSABLES Una característica de esta unidad educativa, que funciona en el turno de la tarde, es que alberga en sus aulas a un número importante de adolescentes que trabajan.
El director del establecimiento educativo ubicado en Pampa Grande, Henry Cruz, asegura que de los 280 alumnos que asisten regularmente al colegio, el 20 por ciento (56) trabaja en diferentes rubros.
Afirma que se otorga tolerancia a los alumnos que trabajan para que puedan ingresar en sus aulas. Sin embargo, algunos estudiantes lo contradicen y señalan que sus nombres son anotados con frecuencia en las listas de atrasos.
Para subsanar esta desinteligencia que todavía existe en el colegio, el director y los representantes de los padres de familia decidieron realizar, a la brevedad posible, un censo entre todos los alumnos para conocer cuántos estudiantes trabajan.
Al margen de este problema irresuelto, maestros y padres coinciden en que los alumnos que trabajan y asisten a este colegio tienen la oportunidad de estudiar, con regulares o buenos resultados, y adquieren más responsabilidad.
El colegio María Cristina es un referente en Pampa Grande. Está ubicado sobre la avenida Capitán Víctor Ustáriz, a cinco y medio kilómetros de Cochabamba. El establecimiento educativo cumplió 39 años el pasado 20 de mayo. Fue fundado en 1977.
POR NECESIDAD Cristhian Gonzales, de 19 años, se despierta a las seis de la mañana para dirigirse a su empleo, una quinta peña restaurante en el municipio de Quillacollo, a 13 kilómetros de Cochabamba. Su jornada se extiende desde las siete de la mañana hasta la una de la tarde.
Como casi siempre llega tarde, pide comprensión al director del establecimiento para que tome en cuenta su caso. Trabaja porque no cuenta con el apoyo de sus padres, debido a que ellos deben atender a sus cuatro hermanos.
Rosalía Mamani Canaviri tiene 18 años y trabaja en un taller de costura en Pampa Grande desde las ocho de la mañana hasta pasado el mediodía. Generalmente almuerza en la calle y no en su casa.
Para cumplir con sus deberes del colegio estudia en la noche y a veces tiene que despertarse a las tres de la madrugada cuando debe presentar trabajos de las diferentes materias.
Ever Meneces, de 19 años, es otro de los alumnos que trabaja durante la mañana en un taller de mecánica, hasta las 12.30 horas. Apenas tiene algo de tiempo para comer porque debe ingresar al colegio a las 13.30 horas.
Una vez que salga bachiller, Ever quiere estudiar mecánica industrial en el tecnológico de El Paso. "Trabajo por necesidad. Somos ocho hermanos y mis padres no tienen los suficientes recursos para todos", afirma.
Su compañero de curso, José Javier García, de 19 años, trabaja como albañil y de garzón, entre otros oficios que tiene. Asegura que gana poco, pero ese dinero le ayuda para costear sus pasajes y estudios.
Profesionales
El director del colegio, Henry Cruz, asegura que muchos de los alumnos graduados son ahora ingenieros petroleros, militares, odontólogos, maestros y catedráticos de universidades.
Mayor apoyo
Las notas de los estudiantes que trabajan son, por el momento, regulares. La Dirección del colegio se comprometió a darles mayor apoyo.
39 Años cumplió el establecimiento
La unidad educativa María Cristina celebró el 20 de mayo pasado 39 años de vida. Este establecimiento educativo está ubicado en la zona de Pampa Grande, en el kilómetro 5.5 de la avenida Capitán Víctor Ustáriz.
El colegio funciona como nivel secundario, turno tarde, y alberga actualmente a 280 alumnos en diez cursos.
Los alumnos vienen de Colcapirhua, Quillacollo, Tiquipaya y de la zona sur de Cercado.
Director anuncia censo en el colegio
El director del establecimiento, Henry Cruz, se comprometió a realizar un censo entre los estudiantes para conocer con exactitud cuántos de ellos trabajan y se pueda otorgar tolerancia cuando lleguen con demora. Los estudiantes deben presentar en la dirección del establecimiento educativo los respectivos certificados de trabajo.
Cruz se comprometió a respaldar a los alumnos que trabajan para que sigan estudiando.
Hay desconfianza de los padres del lugar
Los padres que tienen a sus hijos en el colegio María Cristina aseguran que la calidad de la educación es buena, empero muchas familias de la zona todavía no confían en el establecimiento. El secretario de conflictos del Consejo Educativo Social Comunitario del colegio, Nelson Castellón, señala que mucha gente de la zona no confía en el colegio porque tiene la mentalidad de que si lleva a sus hijos al centro serán mejores bachilleres.
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