La primera Escuela Waldorf fue fundada en 1919 en Stuttgart, Alemania, por el filósofo y profesor Rudolf Steiner, con el deseo de realizar una reconstrucción social y cultural en Europa después de la Primera Guerra Mundial.
“En aquella época daba clases nocturnas a los obreros de la fábrica de cigarrillos Waldorf Astoria. El propietario de la fábrica dedicó una parte de los beneficios para la educación de los hijos de los obreros. Entonces encargó a Rudolf Steiner la tarea de formar a los maestros, desarrollando las bases metodológicas y didácticas de esta pedagogía”, expluca Miriam Karina Cerpa.
“Hay muchos centros Waldorf que tienen una incidencia muy grande en los niños, hay aproximadamente 3.672 iniciativas Waldorf entre kinders y escuelas en más de 60 países. Más allá de cualquier otro título, principalmente soy madre que junto a otros papás, he empezado a cuestionarme sobre qué educación queremos darles a nuestros hijos. Comenzamos a buscar opciones y vimos que podía existir la posibilidad de traer expertos de Alemania y otros países para dar talleres de formación y yo me puse en contacto inmediatamente para comenzar a movilizar a la gente”, dice Miriam Karina Cerpa.
“En agosto vendrán expertos de ocho países, a dar talleres intensivos. Además me contacté con una mujer que hace euritmia que es la combinación del movimiento, voz y música que armoniza mucho a los niños y se pueden conseguir resultados magníficos, porque es el arte puesto en movimiento. Nació esta posibilidad y nosotros como Centro Tomatis Cochabamba empezamos a apoyar e informarnos sobre esta pedagogía”, explica.
¿QUÉ ES EL MÉTODO WALDORF?
“En la pedagogía Waldorf lo más interesante es que el niño se desarrolle con libertad, sobre todo en el kínder. Los profesores son guías de los niños y ellos deciden muchas de las cosas que van a aprender porque se tiene confianza en la naturaleza humana; el niño investiga de la forma más científica, se lo guía y acompaña, también se trabaja desde el arte, el movimiento continuo, el dibujo, la danza, la música y las clases son más o menos orgánicas, pueden ser expansivas, los chicos juegan con libertad bastante tiempo y después van a concentrarse en una actividad”, dice Cerpa.
“El dejar al niño en libertad, respetando su naturaleza activa, constituye un reto que requiere de maestros capaces de acompañarlo en este camino y de guiarlos en el proceso dentro de límites sanos y aceptables para su desarrollo. En este sentido, el maestro Waldorf cuenta con dos herramientas educacionales que pueden ayudarlo a responder este reto: el uso de la imitación y el ejemplo, el ritmo y la repetición. De esta manera, el menor es acompañado en el descubrimiento de sí mismo y de su entorno, creando un balance entre la autoconfianza, la autoafirmación, y las necesidades de los otros”, dice.
Las herramientas que utiliza la pedagogía Waldorf son cantos, rondas, cuentos, actividades de equilibrio porque esta educación toma en cuenta el momento del niño. El niño todo lo investiga y lo aprende a través del movimiento, el niño adquiere en su cerebro lo que hay en su entorno.
“Se realizan actividades que permiten el uso de materiales naturales como lana, arcilla, cera de abeja para modelar, crayones de cera natural para pintar, pinturas de acuarela, juguetes con materiales naturales carentes de formas definidas rígidas, bloques de madera, telas de algodón, seda, muñecas de trapo, papeles de seda, tizas de colores y materiales natural que el entorno pueda ofrecer”, asegura.
“Los niños no se separan por grupos, las actividades no son tan marcadas como en la pedagogía tradicional sino que se trabaja en cuestiones domésticas, cosechar, plantar, cocinar, barrer, para eso se miden las tasas, se mezcla, se trata de cuestiones muy naturales pero que tienen que ver con la física, química, el cambio de las cosas sin que haya demasiada teoría de por medio. En el proceso adquieren y aprenden muchas habilidades involucradas en la “ciencia doméstica”: cortar, medir, verter, pesar, comunicar, organizarse para compartir quehaceres, entre otras actividades”, asegura.
BENEFICIOS WALDORF
Con este método el niño va a ser guiado con parámetros muy claros, por eso la formación es muy importante. “En los seminarios Waldorf los profesores, en especial de primer año, deben ser personas veraces, consecuentes y de una moral impecable, porque todo lo que aprende el niño es a través de ellos. El niño y el adulto están juntos, viviendo cosas nuevas, pero el guía, que ya tiene experiencia, lo ayuda a mirar de una forma particular”, asegura.
“Tuvimos una entrevista con un alemán que estuvo en una escuela Waldorf y comenta que en su vida adulta es optimista, siempre piensa y ve que hay una salida, eso para nosotros fue muy iluminador porque ser optimista resolviendo los problemas cotidianas es maravilloso. Los niños salen con mucha criticidad, ven las cosas de forma muy clara, son muy directos, veraces, optimistas y observadores, tienen paciencia porque también han sido tratados con paciencia”, indica Cerpa.
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