Diariamente, miles de adolescentes se despiertan con miedo de ir a la escuela. La intimidación es un problema que afecta a estudiantes de todas las razas y clases, y es motivo de preocupación para muchos, no solamente para quienes son víctimas de ella.
Pero, debido a que los padres, los maestros y otros adultos no siempre pueden presenciarla, muchas veces no entienden hasta qué extremo puede llegar la intimidación.
¿Qué se puede hacer?
La mejor manera para que los niños más pequeños resuelvan el problema de la intimidación es diciéndoselo a un adulto. En el caso de los adolescentes, la decisión de decírselo a un adulto depende del tipo de intimidación.
Cuando la intimidación amenaza tener como consecuencia el peligro físico o que la víctima sufra lesiones, es imperativo informar a un adulto. Muchos estudiantes de segunda enseñanza han fallecido por no denunciar el acecho, las amenazas y los ataques; este silencio permitió que el intimidador se volviera cada vez más violento.
En algunos casos, las víctimas de actos reiterados de intimidación no pueden controlar sus deseos de venganza y la situación se vuelve peligrosa para todos.
Los adultos en puestos de autoridad (padres, maestros o entrenadores de deportes) frecuentemente buscan la manera de resolver los problemas graves de intimidación sin que el intimidador sepa cómo se enteraron de la situación.
Si estás siendo intimidado de manera que la situación pueda volverse violenta físicamente, trata de evitar estar solo (y si tienes un amigo en esta situación, pasa el mayor tiempo posible acompañándolo). Intenta estar siempre rodeado de gente uniéndote a un grupo que camine de regreso a sus casas al terminar las clases o manteniéndote cerca de amigos o compañeros de clase durante los momentos en que la intimidación suele ocurrir.
A continuación encontrarás algunas cosas que puedes hacer para combatir la intimidación psicológica o verbal. También son buenos consejos para compartir con un amigo y así demostrarle tu apoyo:
•Ignora al intimidador y aléjate. Esto no significa que eres un cobarde; a veces es más difícil que perder la paciencia y enfadarte. Los intimidadores se entusiasman al ver las reacciones de sus víctimas, y al alejarte o ignorar los mensajes cibernéticos insultantes, le estás haciendo saber que no te importa.
•No te enfades. ¿Quién no quiere enfadarse con un intimidador? Pero ésa es la reacción que el intimidador desea ver. Los intimidadores desean tener control sobre tus emociones. Si estás en una situación donde no puedes alejarte serenamente, trata de usar el humor; esto puede tomarlo desprevenido
•No uses la fuerza física. Cualquiera que sea la manera en que decidas hacerle frente al intimidador, no uses fuerza física (como patear, golpear o empujar). Así solamente estás mostrándole tu enfado y no sabes cuál será su reacción. Si recurres a la violencia contra un intimidador, tienes más probabilidades de meterte en problemas o de resultar herido. Puedes defenderte de otras maneras, como tomando el control de la situación al alejarte o al ser firme en lo que haces.
•Pon en práctica formas de demostrar confianza. Practica maneras de responder al intimidador verbalmente o con tu comportamiento. Practica sentirte bien contigo mismo (aunque al principio debas fingir).
•Hazte cargo de tu vida. No puedes controlar lo que hacen los demás, pero puedes serte fiel a ti mismo. Piensa en maneras de sentirte de lo mejor (más fuerte) para que otros dejen de molestarte. El ejercicio es una manera de sentirse fuerte y poderoso (y además, levanta el ánimo). Aprende un arte marcial o toma clases de yoga. Otra manera de incrementar tu confianza es mejorar tus aptitudes en actividades como el ajedrez, el arte, la música, las computadoras o la escritura.
•Habla acerca del problema. Conversar con un consejero escolar, maestro o amigo te dará el apoyo que necesitas. Así también puedes desahogar los temores y frustraciones que se acumulan cuando estás siendo intimidado.
•Encuentra a tus (verdaderos) amigos. Si te han estado intimidando con rumores o chismes maliciosos, puedes usar cualquiera de los consejos anteriores (especialmente ignorar y no reaccionar). Pero debes ir un paso más allá para aliviar tus sentimientos de agravio y aislamiento. Busca uno o dos amigos verdaderos y confíales que el chisme hirió tus sentimientos.
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