Empezar a aprender inglés, francés, aymara o cualquier otro idioma a una temprana edad no sólo es posible sino ventajoso para los niños, ya que tienen una mayor capacidad cerebral para captar, sobre todo en sus dos primeros años de vida.
El aprendizaje del lenguaje se desarrolla entre los cero y los dos primeros años de edad, cuando el sistema psicofisiológico está completamente abierto y el área de Wernicke —que es una parte del cerebro que tiene como papel fundamental la decodificación auditiva de la función lingüística— está dispuesta a captar lo que viene del exterior. Esto se complementa con el trabajo del área de Broca, parte del cerebro involucrada con la producción del habla, el procesamiento del lenguaje y la comprensión; explica el psicopedagogo Johnny Almanza.
“Sin embargo, si bien a esa edad los pequeños son como esponjas que logran aprender con exactitud todo lo que se les enseña, escuchan o ven, lo olvidan con facilidad si no lo practican”, agrega por su parte la psicopedagoga Lizeth Martínez.
“El método Montessori es muy útil en ese sentido y tiene buenos resultados. Quienes lo practican en su centro educativo terminan satisfechos con el resultado”, comenta Martínez.
Según esta metodología, se sugiere llevar uno o dos periodos de la materia de inglés dos o tres veces por semana, a veces más, como se hace en la mayoría de las unidades educativas. La diferencia está en que el resto de las otras materias también se llevan en esa lengua, de esta manera se obliga a los estudiantes a practicar todo el tiempo para fortalecer la memoria.
Ahora bien, hay padres que inscriben a sus hijos en centros especializados fuera del colegio para reforzar este aprendizaje. “A veces los chicos aprenden y sacan buenas notas en el examen del colegio, pero si la práctica termina cuando acaba la clase, el rendimiento no será tan efectivo como sería si se sigue practicando en casa o con el resto de las personas con quienes se relacionan”, compara Martínez.
Aprender un nuevo idioma siempre será bueno: ayuda a cultivar una nueva forma de pensamiento con la cual enfrentar el mundo, es un apoyo importante para la futura carrera del hijo e, incluso, se perfila como una opción profesional lucrativa. Nunca es tarde para aprender, aunque los adultos pueden tener más problemas con la pronunciación.
Por eso, para continuar los estudios o iniciarse en nuevos, los especialistas recomiendan comenzar coincidiendo con los últimos años de colegio, de tal forma que puedan titularse en ambas ramas.
Padres bilingües
Si los padres de familia del niño son bilingües, aprender dos idiomas a la vez será muy fácil para el pequeño y la probabilidad de que se olvide de alguna de las dos lenguas será menor, pues papá y mamá siempre estarán ahí para encargarse de que practique.
Dificultad
El cerebro humano está capacitado para aprender todo. Sin embargo, si se trata de idiomas, ya no es tan sencillo a la edad adulta. A medida que pasan los años las personas tienen más dificultades para captar y concentrarse que cuando se es joven. Esto no significa que sea imposible o sea una regla para todos.
Etapa escolar
Un ciclo también importante es el inicio escolar, entre los cinco y seis años, que es cuando los pequeños aprenden a escribir y a entender la gramática básica. Todo dependerá del tiempo de práctica que éstos tengan para que la enseñanza sea efectiva y productiva.
Fuente: Lizeth Martínez y Johnny Almanza, psicopedagogos.
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