Hace 47 años llegó por primera vez el proyecto educativo Fe y Alegría a Bolivia. En la actualidad es la institución educativa con mayor presencia en el país brindando la oportunidad a niños y jóvenes bolivianos a acceder a una educación pública de buen nivel. Actualmente esta institución no lucrativa y registrada oficialmente ante UNICEF y la UNESCO cuenta en el país con más 200.000 estudiantes.
Fe y Alegría ha ido creciendo en su rubro expandiéndose desde la educación formal con la que se inició, a la educación especial con la integración de niños con discapacidad a las escuelas hasta la formación técnica capacitando a estudiantes para enfrentar las diversas demandas laborales y por último con la educación desescolarizada que consiste en instruir y organizar a comunidades y grupos sociales excluidos.
La educación es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de las sociedades, sobre todo en países en vías de desarrollo. La credibilidad, el reconocimiento y valoración social al trabajo que realiza Fe y Alegría en favor de la construcción de una sociedad con personas formadas académica, moral y humanamente, es un hecho.
EDUCACIÓN ESPECIAL.
Fe y Alegría desde hace más de 30 años está trabajando en educación especial generando oportunidades de inclusión educativa y social de niños y jóvenes con discapacidad desde un enfoque de derechos.
Actualmente Fe y Alegría Cochabamba cuenta con dos Centros de Educación Especial: La Unidad Educativa PREEFA (Programa de Educación Especial Fe y Alegría) y la Unidad Educativa Audiología (IDA).
La primera atiende a niños y jóvenes con discapacidad intelectual y múltiple. “Últimamente y gracias a la presencia de dos especialistas voluntarios misioneros españoles, estamos también trabajando con personas autistas. Se trabaja en los primeros seis años de escolaridad en los que si es posible, por sus características de desarrollo individual, los estudiantes son integrados a la escuela regular”, dice Patricia Vargas directora de Fe y Alegría en Cochabamba.
Por otra parte, con los jóvenes se desarrollan procesos de formación ocupacional, los cuales les permiten desarrollar competencias en alguna área técnica, para luego integrarse laboralmente.
“A nivel Bolivia, tenemos la experiencia de contar con cerca de 100 jóvenes con discapacidad integrados laboralmente en distintas empresa”, dice Vargas.
La Unidad Educativa Audiología, atiende desde el preescolar hasta la secundaria a estudiantes con discapacidades auditivas. Una oportunidad educativa para muchas personas, quienes han salido bachilleres y ahora incluso ya alcanzaron una formación profesional.
“Tenemos en este momento ejerciendo como maestros de aula egresados del colegio que han obtenido su título profesional en Institutos Normales Superiores”, asegura.
Otra experiencia, es la de Integración Escolar, se tiene varias Unidades Educativas Integradoras, que son escuelas regulares que han abierto sus puertas a estudiantes con distintas discapacidades tanto físicas, intelectuales como sensoriales. En ellas, los estudiantes son atendidos en sus necesidades educativas a partir de las adaptaciones curriculares que realizan los maestros”, explica Vargas.
Finalmente, se cuenta con el Centro Altiora, un centro de especialidades profesionales, en el que se realizan diagnósticos tempranos de la sordera, dificultades en el desarrollo del lenguaje, autismo y problemas de aprendizaje.
Todos estos proyectos, que son una realidad hoy en día, son un ejemplo para cualquier institución educativa, ya sea pública o privada en el país, donde aún no se hace del todo v integración a estudiantes con discapacidades.
EDUCACIÓN PARA EL TRABAJO
“En Educación para el trabajo o educación técnica en Cochabamba tenemos dos modalidades interesantes: la primera es la oferta de bachillerato técnico humanístico en las unidades Educativas de Secundaria. En la que los estudiantes además de las materias humanísticas, en horario alterno, pasan materias técnicas en distintas áreas a lo largo de la secundaria. Esta es una propuesta que la estamos trabajando desde la fundación de Fe y Alegría, la escuela productiva”, explica la directora.
La segunda alternativa es una red de 13 Centros de Educación Técnica. En ellos, los participantes, todos mayores de 15 años, se forman en distintos niveles: mano de obra calificada, técnico medio y superior.
“Estamos trabajando, en todos los niveles, haciendo mucho énfasis en el emprendimiento” dice.
Para los egresados de estos Centros, a través del CEA San Ignacio de Loyola, están desarrollando procesos de formación empresarial que terminan con la elaboración de planes de negocio que luego son presentados, gracias a un convenio interinstitucional, al Fondo de la Comunidad para su financiamiento.
“Esto ha permitido a nuestros egresados, comenzar su vida laboral con la creación de su propio emprendimiento productivo” dice Vargas.
FE Y ALEGRÍA EN COCHABAMBA
En el departamento de Cochabamba de los 45 municipios, Fe y Alegría tiene presencia en 18 de ellos: Cercado, Capinota, Aiquile, Colcapirhua, Colomi, Chimoré, Independencia, Kami, Mizque, Punata, Quillacollo, Sacaba, Sacabamba, San Benito, Tiquipaya, Tiraque, Villa Rivero, Villa Tunari.
“Actualmente atendemos a 100 Centros Educativos en once provincias del departamento de Cochabamba. De ellas, 41 se encuentran en el Municipio del Cercado y las restantes 59 se encuentran en las zonas rurales de nuestro departamento. Son parte del Movimiento de Educación Popular Fe y Alegría en Cochabamba casi 40.000 estudiantes, más de 2.000 docentes y administrativos.
Fe y Alegría inicia en Cochabamba en 1966 (el mismo año que empieza en Bolivia).
Ese año la Cooperativa Agrícola Alalay transfiere gratuitamente un predio a favor de Fe y Alegría donde funciona la primera escuela en Cochabamba con el nombre de “El Salvador”. En esta Unidad Educativa, gracias a la colaboración de la Hna. Ana Mollins, se implementan huertos para centros de producción, así mismo, por el empobrecimiento de la zona, se instala una panadería escolar. El Salvador comienza con 336 alumnos.
También en 1966 se inaugura el segundo centro educativo “Obispo Anaya” en el kilómetro cinco y medio de la carretera antigua a Santa Cruz en la capilla de Santa Vera Cruz con 100 alumnos.
En una primera etapa, los maestros con espíritu de servicios y entrega, no recibían remuneración alguna, sino la satisfacción de hacer algo a favor de la educación y de los niños más desprotegidos, es la época en la que se constituye el Equipo de Mejoramiento Docente, el mismo que en base a muchas capacitaciones, se constituye en motivador de las nuevas corrientes metodológicas y didácticas de las Unidades Educativas ya creadas.
En el avance continuo de la obra jesuítica, se van sumando diferentes Congregaciones Religiosas con carisma educativo. Congregaciones que asumen su pertenencia al Movimiento Popular Integral y de Promoción Social de Fe y Alegría, muchas de ellas crean los Centros Educativos de Producción y de Educación Especial.
Así año tras año Fe y Alegría fue creciendo hasta llegas a más de 430 escuelas en todo el país, todo ello gracias al esfuerzo solidario y compartido de docentes, comunidades, Congregaciones Religiosas, estudiantes y padres de familia, que trabajan por levantar escuelas y hacer de ellas centros educativos modelo, donde niños, jóvenes y adultos tienen la oportunidad de crecer y educarse.
“Una oportunidad para ayudar a cumplir la misión que no es otra que la de aportar, desde la educación, a la construcción de un mundo más justo, más humano, basado en los valores del Evangelio”, concluye Vargas.
"Los grandes árboles nacen de pequeñas semillas. Sin mobiliario, ni pupitres, ni bancos nació Fe y Alegría en el ranchito de Abraham Reyes en Venezuela… La semilla tenía fuerza expansiva, contagiosa y fecunda "
P. José María Vélaz / Fundador de Fe y Alegría
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