La escuelita de Santa Ana del Sécure tiene diez alumnos multigrado, de primero a quinto de primaria, un profesor, Enrique Urquiza, que permanece diez meses en la comunidad yuracaré, pupitres y una buena pizarra, material de escritorio en buen estado, pero tienen una dificultad: los textos de enseñanza están escritos en aimara.
Según un boletín de prensa del Ministerio de Comunicación, Urquiza llegó a Santa Ana, ubicada en la cuenca central del río Sécure, a 170 kilómetros al sur este de Trinidad, hace cinco años.
Aceptó el destino en esta remota población del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) cuando otros profesores la rechazaron.
"Y es que para llegar aquí se tiene que viajar un día en bus desde Trinidad a San Lorenzo de Moxos y de San Lorenzo caminar por el monte durante otros tres días".
Urquiza ha vencido durante un lustro las dificultades de la selva, ha "evitado", dice, la "mirada de fuego del tigre y el ataque del caimán", pero se siente derrotado cuando solicita, en sus esporádicos viajes a la capital del Beni, textos de enseñanza en yucaré para sus alumnos.
Y es que en una tarima de madera dentro de la escuelita descansan apilados una buena cantidad de libros para aprender a leer. Una gran parte de ellos en lengua aimara y otros tantos en moxeño trinitario, que llaman la atención por el intenso olor a moho que despiden por estar en un lugar húmedo y con baja luminosidad.
"Yo no puedo enseñar en aimara, no hablo ese idioma. Tampoco les puedo hablar de la llama o la alpaca o de un nevado. Los niños, que nunca han salido de aquí, no entienden esa otra realidad y no pueden creer que existan montañas de hielo, de nieve", comenta Urquiza dentro de la escuelita que fue construida por la propia comunidad con hojas de motacú en el techo, cuatro pilares de chonta que sostienen la estructura y troncos de achachairú como paredes.
"Tampoco hablo moxeño trinitario y no sé, nunca supe, por qué nos entregaron los libros de enseñanza cambiados, eso no puede ser, es una burla".
La mayoría de las escuelitas del Tipnis son multigrado y en algunos casos el número de alumnos es insuficiente para un solo maestro.
Pero el profesor Urquiza tiene un método y ubica a sus estudiantes en grupos para realizar actividades al mismo tiempo, pero sin depender directamente del maestro.
Los alumnos del joven profesor, entre ellas madres de 14, 15 y 16 años, saludaron a los brigadistas de la Ley de Consulta 222, que llegaron el 1 de septiembre a la pequeña comunidad tras cuatro horas de viaje en caballo.
"Jes amolos ti bisi tancu", dijeron, que en su lengua madre, el yuracaré, quiere decir "bienvenidos hermanos".
Urquiza aprovecho el cabildo comunal para escuchar los alcances de la Ley de Consulta y pidió, además de libros escritos en yuracaré, una segunda pizarra.
"Con dos pizarras y los libros es posible cumplir algunas metas de enseñanza".
ABI
es una burla por parte del gobierno hacia esta población, que vergüenza!
ResponderEliminar