En España son 150 colegios, con 4.500 escolares de quinto y sexto de primaria, 250 docentes y 150 voluntarios los involucrados en estas escuelas amigas, en las que muchos niños de colegios de doce países de Iberoamérica han sido rescatados de su trabajo en el campo, las minas o el mercado.
Las tecnologías de la comunicación y la información sirven para romper las barreras geográficas y temporales y poner en contacto a escolares de iberoamérica y de España, según el programa, cuyos objetivos los explicó ayer en Valladolid (centro de España) el director de coordinación territorial de la Fundación Telefónica, Joan Cruz.
¿En qué consiste? El programa va de enero a junio, tiempo en el que los escolares se van conociendo a través de un blog en el que actuando como reporteros, antropólogos, guías turísticos o emprendedores sociales explican su cultura y profundizan en el conocimiento de sus compañeros y su mundo. El objetivo final es elaborar un decálogo de buenas prácticas en un tema de interés mutuo, como los residuos, el reciclaje o el trabajo infantil.
Joan Cruz detalló que los colegios iberoamericanos que participan son aquellos en los que hay escolarizados infantes beneficiarios del programa Proniño de la Fundación Telefónica, con el que más de 260.000 niños y adolescentes han sido retirados del trabajo en los países de Iberoamérica en los que está presente esta firma española.
Los objetivos. Sacar a los niños del mercado de trabajo es uno de los temas del intercambio, por lo que se suscitan preguntas sobre la realidad de más de cinco millones de niños trabajadores en Iberoamérica y veinte millones en el mundo, teniendo en cuenta que hace 40 o 50 años también ocurría en España, refirió Cruz.
Las videoconferencias, que permiten conocer a los compañeros del otro lado, son uno de los momentos más esperados, con la sorpresa por parte de los escolares españoles de que algunos de sus nuevos amigos son mayores que ellos, precisamente porque proceden del mundo del trabajo infantil.
En otros casos, los temas de interés nacen de los problemas propios de cada país, y requieren que los profesores, que actúan como guías y animadores a la reflexión, echen mano de todo su conocimiento para hacer frente a, por ejemplo, la realidad que suponen en Venezuela los concursos de belleza, tras constatar que las escolares de ese país se presentaban como las más bellas de su clase.
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