Con esfuerzo, esas manos acostumbradas a trabajos rudimentarios tuvieron que volverse dóciles al agarrar un lápiz para escribir por primera vez a sus 70 años, cuando se alfabetizó. “Difícil había sido; por el trabajo que tenía no podía escribir”.
Froilán es estudiante del Programa de Postalfabetización “Yo sí puedo seguir”, que el Ministerio de Educación puso en marcha hace dos años para dar acceso a educación primaria a mayores de 15 años.
El programa empezó tras culminar -en 2008- el primero, “Yo sí puedo”, en el que se enseñó a leer y escribir a 824.101 personas y por el que el Gobierno de Evo Morales declaró a Bolivia el tercer país latinoamericano libre de analfabetismo, luego de Cuba y Venezuela.
Dicha declaración la determina la Unesco cuando menos del 4% de la población de un país es analfabeta. Hoy, casi tres años después de ese logro, Bolivia sufre un retroceso y otra vez está fuera de esa lista de países privilegiados.
“Si dentro de un mes se hace un censo, otra vez el analfabetismo estaría subiendo a más del 5%”, revela el director general del Programa Nacional de Postalfabetización, Benito Ayma.
Falta de continuidad
El ascenso de este índice negativo se debe a que hay mucha gente que, pese a haber sido alfabetizada, no dio seguimiento al aprendizaje, no practicó y se olvidó de leer y escribir.
El responsable nacional del área pedagógica del “Yo sí puedo seguir”, Ramiro Tolaba, explica: “Lamentablemente, no hubo un programa paralelo a la alfabetización, o que inmediatamente le haya dado continuidad. Quienes se alfabetizaron en 2006 esperaron tres años para seguir, por lo que olvidaron lo aprendido y se desmotivaron”.
De más de 800 mil alfabetizados de 2006 a 2008, sólo 173.829 alumnos se inscribieron a la postalfabetización y hasta el 31 de julio de este año, 13.481 (8%) abandonaron las clases, por lo que hoy hay 160.348 asistentes. A ellos se suman 2.209 que forman parte de la Alfabetización Residual, dirigida a quienes olvidaron lectoescritura.
Tolaba argumenta que visitan los 337 municipios bolivianos sensibilizando a las personas sobre la importancia del seguimiento a sus estudios, ya que la reincorporación es dura debido al tiempo que implica culminar esa segunda etapa.
El proceso de alfabetización –dice- es corto, entre tres y seis meses para adquirir las habilidades básicas de lectoescritura y matemática; la postalfabetización implica al menos dos años.
El investigador en pedagogía Guillermo Mariaca plantea que esa situación revela que el proceso de alfabetización no cuenta con un efectivo reforzamiento y menos busca la inclusión de esa población en el sistema educativo; lo califica de demagógico.
El idioma, un problema
Mariaca considera que el mayor problema es que la alfabetización fue hecha en español; la gran parte de la población analfabeta habla lengua nativa: “ello revela un uso político del programa. El mundo indígena no es alfabetizado en sus lenguas”.
Benito Ayma aclara que hay municipios en La Paz, Cochabamba, Chuquisaca, Oruro y Potosí en que el currículo del programa ya es enseñado en aymara y quechua, mientras que los textos en guaraní, bésiro y mojeño trinitario se hallan en etapa de impresión. Pero “hay que tomar en cuenta que el analfabetismo siempre va a crecer”.
La autoridad dice que la falta de seguimiento se debe a que los adultos priorizan las tareas laborales y que debido a que la mayoría del alumnado es migrante, o del área rural, no asiste, ya que viaja por comercio o para atender sus sembradíos.
Los entrevistados coinciden en que la falta del hábito de lectura en el país pesó en el abandono de ese aprendizaje inicial.
Lectura comprensiva, la gran debilidad
Franz Jiménez Chuquimia es profesor facilitador en el Programa “Yo sí puedo seguir” y evalúa que la lectura comprensiva es el mayor escollo que sus educandos deben superar.
Él enseña en el punto de postalfabetización, en la sede de la Asociación de Rentistas Jubilados del barrio Ferropetrol, en la zona 12 de Octubre de El Alto.
El facilitador expone que esta falencia en la educación boliviana en general se debe a la falta de metodología adecuada que desarrollan los educadores y falta de capacitación en el tema de incentivo al hábito de la lectura. Ejemplifica: cuando los maestros son dotados de material didáctico, no saben cómo usarlo para generar interés por los libros en sus alumnos.
Felipa Montaño, de 63 años, es su alumna y ella admite: “Me cuesta leer, las letras conozco, pero leer todo junto ya no puedo”. Como ella, los ocho adultos mayores que estudian en ese punto hallan en la comprensión al leer la mayor dificultad.
El investigador Mariaca ve en la falta de lectura un problema estructural, ya que -por un lado- las condiciones económicas en el país no posibilitan el acceso a material: “Mucha gente no puede comprar ni periódico, menos puede pagar un libro”.
Por otro lado está el profesorado encargado de construir el hábito durante la escolaridad, que tampoco lee.
El director general de Postalfabetización admite que el único material de lectura que incluye el Programa de Postalfabetización son los textos de las asignaturas de ciencias naturales, historia, lenguaje y matemática. Y confirma que no existe acción ministerial de motivación a la lectura.
Esa instancia prepara una estrategia a nacional que lanzará mensajes de incentivo a la lectura, por medios masivos de comunicación.
Señala que mantener a los más de 160 mil inscritos en Postalfabetización hasta que aprueben el sexto grado de primaria y reincorporar a quienes fueron alfabetizados y no dieron continuidad son las prioridades del programa. Pero esa reincorporación es camino pedregoso.
Del 15% a menos del 4% de analfabetismo
Educación En 2008, el Gobierno de Evo Morales declaró a Bolivia libre de analfabetismo.
Tercero Entonces, el país se convirtió en el tercero de la región en conseguir este logro. Primero fue Cuba, en 1961, y después Venezuela, en 2005.
Récord En 33 meses, Bolivia pasó de tener de 15% de analfabetismo a menos de 4%.
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