La empresa Sinfronteras SRL, representante exclusivo para Bolivia de Totto y Totto Tú —que trae al país variedad de mochilas y otros productos—, informa que los principales cuidados al momento de limpiar la la mochila son: lavarla a mano (1), con agua fría y detergente neutro (2), no usar cloro o blanqueador (3), no dejarla en remojo (4) restregar y exprimirlo delicadamente (5), no secarla en máquina (6) y evitar su contacto con aceites y grasas (7). Todo ello permitirá que después de un año de uso siga como cuando lo estrenaste.
Estos consejos se aplican no solo a las mochilas con tiras, sino a las con ruedas, a los es, loncheras y hasta a las maletas, dice Rosmery Rodríguez, propietaria de El Palacio de las Mochilas, que importa este tipo de productos.
Además de estas recomendaciones, Rodríguez sugiere no secarla al sol (8), sino bajo la sombra para que no se decolore. “Si se la remoja, sus colores originales se van perdiendo, así como si se la seca bajo el sol. Es mejor emplear un jabón neutro para lavarla y, con una esponja o un cepillo de dientes, sacar algunas manchas. No usar cepillos con cerdas duras”.
Por higiene, “se la debe lavar al menos una vez al mes”. Además de esos cuidados, se aconseja que los estudiantes no la tiren al piso cuando llegan a clases o a la casa, y que no la arrastren”.
Las mismas atenciones están indicadas para las con rueditas. No arrastrarla ni golpearla al subir o bajar escaleras (9), tampoco hacerla rodar en suelos inestables o con piedras (10), y mucho menos sentarse encima (11).
Existe variedad de materiales para la confección de mochilas, como lona, poliéster, cuero, cuero sintético, algodón, entre otros. La capacidad de carga se mide por litros, que según el modelo puede ser desde 6 hasta 45 litros.
Y si se mide por kilos, Rodríguez dice que unas resisten 5, 8 y 10 kilos, y otras incluso 30, por lo que si se exagera en llenarla con mayor peso en su interior, también influye en su deterioro.
El material de una mochila es muy diferente al de las prendas de vestir, ya que lleva cordura, que es un tejido de nailon (poliamida) que es resistente, pero que cuando es maltratado se separa y rompe.
Si la mochila es muy pesada, los niños arquean su espalda debido al sobreesfuerzo y la fatiga muscular, por ello se sugiere que a la hora de comprar una nueva para el retoño de la casa, se tome en cuenta su tamaño y peso.
El traumatólogo infantil Dino Fanola indica que el peso de la mochila no debe exceder el 10 a 15% (máximo) en relación al peso corporal del infante. “Esta carga es tolerable para evitar dolor muscular y lumbar. Un detalle importante es que la correa de la mochila esté bien ajustada al cuerpo, para evitar que cuelgue sobre la zona lumbar, es decir en la espalda baja”.
A mayor peso debe estar más pegada a la espalda para llevarla sin dañar la columna. Por eso existen aquellas que cuentan con cintas delanteras extras, no creas que son adornos, ya que éstas permiten acercarla aún más a la espalda. Para este uso también hay correas de ajuste de carga en pecho y cintura, y otras con almohadillas.
El 15% del peso corporal del niño es la máxima carga que debería llevar en su mochila.
Evita que cargue objetos innecesarios en el macuto, como juguetes.
Es importante seleccionar el material necesario según el horario de clases.
Especialistas recomiendan el uso de las mochilas con ruedas.
Evita que tu hijo transporte la mochila con mucho peso por más de 15 minutos.
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