Ella está en cuarto curso en el colegio 25 de Mayo, en la zona de Munaypata. Junto a sus compañeros de clase aprendió hace un año a cultivar en el huerto escolar verduras como cebollas, lechugas, apio y acelgas. Desde entonces la pequeña parcela de cultivo se convirtió en su asignatura preferida.
"Aquí respiramos mejor que en clases”, confiesa la joven y cuenta que lo que más le gusta plantar son las lechugas y el perejil. También asegura que a raíz de esta experiencia se animó a proponerle a sus tíos que crearan un pequeño huerto en casa. "Y de momento está funcionando muy bien, tenemos perspectivas de ampliarlo”, aclara Burgoa.
"Los estudiantes hacen suyo el proyecto”, explica Rafael Valencia, técnico del programa. Para el alumno Jason Aliaga "el sembradío nos une más porque se trata de un trabajo en grupo”.
Además, la labor y el aprendizaje en relación al huerto forma parte de la currícula escolar.
Por otra parte, uno de los objetivos prioritarios del programa consiste en cambiar los hábitos de alimentación de los escolares, con el fin de incluir en su dieta diaria componentes como la fibra, vitaminas y minerales. Se trata de contribuir a la educación nutricional.
Este año está prevista la implantación de ocho nuevos huertos en distintas unidades educativas, que se suman a los 12 que existen en la actualidad. Por tanto, Valencia considera que la iniciativa tiene buenos resultados.
Añade que con el fin de "conformar una sociedad sana” el cultivo se realiza con métodos y componentes totalmente orgánicos. En esta dirección se utilizan pesticidas elaborados a base de jabón, cebolla con ajo y ají, por ejemplo. También el ají quemado ayuda a controlar las plagas.
Los huertos escolares se encuentran instalados bajo carpas solares (a modo de invernaderos). Se optó por esta estructura, que permite un año redondo en cuanto a producción, debido a las características climáticas.
Los productos que obtienen de las cosechas se venden en las cuatro ferias que los centros educativos organizan al año. En ellas los alumnos explican las características de la cosecha y técnicas de cultivo, entre otros.
Gabriela Aro, jefa de la Unidad de Alimentación Complementaria Escolar (Unace), considera que los huertos son espacios de aprendizaje para integrar contenidos y la producción agrícola.
Investigación científica en las aulas
En el marco del trabajo en los huertos escolares, un grupo de estudiantes del colegio 25 de Mayo llevó a cabo una investigación sobre la producción de lechugas y rabanitos. Los jóvenes experimentaron tres tratamientos diferentes para determinar cuál funcionaba mejor.
Como resultado de este trabajo, los alumnos redactaron un documento que, según el técnico municipal del programa Huertos Orgánicos Escolares y Familiares, expusieron en el aula y que, en su opinión, "no tiene nada que envidiar a las investigaciones de nivel universitario”.
El proyecto se implementó paulatinamente en las unidades educativas desde el 2006, después de detectar a través de diversos estudios el elevado consumo de carbohidratos y la falta de verduras y fibra en la dieta de los jóvenes.
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