550 alumnos de primaria y 150 de secundaria de la unidad educativa Mayor Waldo Ballivián pasan clases en los predios de la iglesia de Villa Armonía, mientras su nueva infraestructura es construida por el programa Bolivia cambia, Evo cumple.
“Antes, todo este lugar era abierto y el frío era extremo; por eso los niños padecieron fuertes resfriados. La Alcaldía puso venestas recién hace dos semanas y a muchos estudiantes sus papás los cambiaron de colegio, pero otros no tenemos los recursos para hacerlo”, expresó Corina Carvajal, madre de uno de los alumnos del colegio.
Desde el 3 de marzo, los alumnos de esta unidad pasan clases en las aulas de catequesis y otros ambientes de la iglesia Señor de la Sentencia, ubicada en la zona de Villa Armonía. El espacio tuvo que ser adaptado por la Alcaldía de La Paz y los padres de familia.
Al respecto, la jefa de la Unidad de Mantenimiento de Infraestructura Social del municipio, Silvia Rejas, indicó que esta escuela es parte del programa Bolivia cambia, Evo cumple, iniciado en 2006 y financiado por el Gobierno para la construcción de nuevas infraestructuras educativas, deportivas y de salud.
Explicó que para determinar qué espacios serán utilizados hasta la entrega de los nuevos colegios se hace un previo análisis en conjunto con los progenitores. “En el caso de esta unidad, los padres prefirieron un predio cercano al del colegio recientemente demolido, nosotros hubiéramos preferido ubicarlos en otro establecimiento habilitado pero ellos pidieron que sea la iglesia”, sostuvo la funcionaria edil.
Pisos de cemento cubiertos con tapices de plástico, paredes forradas con cajas de huevo y cartones, una mesa rectangular usada como escritorio con sillas alrededor, luces tenues y una pizarra magnética es lo que se observa en cada curso habilitado. Los niños deben tener las mochilas sobre las mesas y pasar los recreos en un patio cubierto de piedras y sin ningún ambiente recreativo.
Dificultades. El director del colegio, Héctor Paredes, reconoció que existen dificultades en el equipamiento de las aulas y afirmó que se debe trabajar de manera conjunta para mejorar los ambientes para los alumnos.
“Las condiciones de trabajo son tristes y pese a ello estamos poniendo el hombro a la educación; los papás han hecho un esfuerzo extra para poder darles un poco de comodidad a sus hijos, ellos han puesto el cemento y los cartones porque la Alcaldía solo nos dio la cubierta y madera”, contó la profesora Lidia Castellón.
Para el párroco de la iglesia, Marcelino Chuquimia, el lugar “no responde a las necesidades pedagógicas, pero ayuda a salvar la situación y los padres son quienes invierten en materiales para proteger la salud de los niños”.
Rejas indicó que la Alcaldía puede cubrir los esfuerzos adicionales que ahora hacen los progenitores. “Si se requiere algo en la unidad se tiene que hacer la solicitud respectiva, vamos a planificar una reunión con la Junta Escolar la próxima semana para identificar falencias y subsanarlas”.
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